No, no es el título de una nueva película japonesa de monstruos. Se trata de un nuevo episodio de la lucha de los programas libres contra la comercialización de Internet. En otros artículos hablamos de sistemas operativos y procesadores de texto Esta vez hablaremos de navegadores.

Netscape e Internet Explorer de Microsoft habían venido compitiendo por el «mercado» de navegadores de Internet, pero la empresa de Netscape no ha podido aguantar la pugna comercial con las prácticas monopolistas de Microsoft, y finalmente ha tirado la toalla. Pero la ha tirado de una forma peculiar: cediendo el código de Netscape para el desarrollo de la programación libre: su sucesor es el navegador libre Mozilla.

De este modo la batalla comercial entre dos empresas deja su lugar a la batalla entre la programación libre de Mozilla y la programación propietaria del Explorer de Microsoft. En esta batalla el ejército de Mozilla ya no está formado por los asalariados de una empresa, sino por miles de programadores de todo el mundo que colaboran libremente para el desarrollo de su código, en el marco del proyecto GNU de programación libre. Una batalla que, a diferencia de la anterior, sí podemos ganar.

Ésta es por tanto la recomendación: quienes aún estéis usando el Explorer, pasaros al Mozilla. Podéis descargarlo libremente de http://mozilla.org y de muchos otros lugares (en catalán, de http://www.softcatala.org/ ). Encontraréis un navegador con prestaciones similares al Explorer de última generación, pero mucho más respetuoso con el usuario y por ende menos susceptible a los virus.

Entre las prestaciones del Mozilla (a partir por lo menos de la versión 1.5 que yo uso) está el detector de «Spam» o correo basura que da lugar al título de este artículo, y que permite eliminarlo en bloque. Un detector que resulta especialmente eficaz y flexible, que «aprende» adecuándose a los criterios del usuario cuando éste concuerda o discrepa con la calificación de un mensaje como correo basura. Cosa que, con la invasión publicitaria que estamos recibiendo, es especialmente importante. O sea, que ya sabéis.