César M. Arcocnada transformó su obra en vehículo de ideas hasta en su expresión más poética.»El verso -decía- debiera ser todo ideas con la libertad a fondo». Se convirtió y como tal es reconocido en «una de la figuras clave de la promoción republicana de los escritores sociales».
Títulos como «La turbina»(1930), «Los pobres contra los ricos»(1933), «Reparto de tierras»(1934) y «Río Tajo», con la que accede al Premio Nacional de Literatura en 1938, están cargados de referencias justicieras y memoria autentificada por fehacientes pruebas, que aportan tal verismo a la narración que le proyectan entre los precursores del realismo de los 50.
Dramaturgo con «La conquista de Madrid»(1937) y con múltiples traducciones y adaptaciones de los clásicos españoles al ruso que llevó a los escenarios con Alberto Sánchez, genio de la escultura y escenográfo también en el exilio. Poeta con diversas obras ultraístas, «Urbe» o «Vivimos en una noche oscura» y con su trabajo dedicado a Pasionaria, «Dolores»(1945). Noveló, incluso, la vida de José Díaz, durante ese periodo Secretario General del PCE, partido político en el que ingresó en 1931, junto a Rafael Alberti, con quien funda la revista revolucionaria «Octubre», Herrera Petere, Arderius, etc., y en el que colaboró a fondo en diversas funciones, entre otras como redactor y corresponsal de «MUNDO OBRERO».
Creó y dirigió la Edición Ulises, donde coincidió y reunió obras de Rosa Chacel, Ayala, Cesar Vallejo, Gómez de la Serna, Erenhburg y García Lorca con su «Poema del cante jondo», prologado por Neruda, con quienes mantiene estrecha relación.
Silencio fascista
Toda esta gran tarea parece silenciada por el «decretazo fascista» de un golpe militar contra un pueblo, que había elegido mayoritariamente una forma de estado republicana y un gobierno menos acorde con los intereses de una derecha oligárquica y montaraz, que no duda en provocar una guerra civil para usurpar el poder que le negaron democráticamente las urnas en Febrero del 36.
Esta deuda con una excelente persona, que entregó su capacidad en defensa de sus ideas y de la libertad de su pueblo, se ha pretendido saldar en lo posible y solamente en primera instancia con estas Jornadas, que fueron prologadas con una conferencia-coloquio, impartida por Ricardo Hernández, profesor de la Universidad de Valladolid, sobre «Arconada y el mundo rural de su época», en clara referencia al desarrollo de su primera novela «La turbina», que tomando como escenario su pueblo natal, Astudillo, y la transformación de un molino en «fábrica» de producción de energía eléctrica, reseña no solo el atraso del medio rural, sino también los intereses encontrados entre su conservadurismo y el progreso de la ciencia y la técnica.
Obra y vida en una exposición
Posteriormente se inauguró una exposición sobre la biografía y bibliografía de Arconada en la Casa de Cultura que lleva su propio nombre, con fotografías y documentos inéditos cedidos por su hermana menor, Sara, entre los que encontramos los testimonios escritos del asesinato de sus hermanos.
En los días siguientes se realizaron sendos recorridos culturales tanto por el entorno urbano que albergó sus primeros años como por los parajes en que se desarrolla «La turbina», ilustrando ambos con lecturas y comentario de textos alusivos al respecto, así como con un recital de sus poemas.
Se concluyó con un emotivo encuentro con algunos de sus familiares y con el compromiso de futuro de profundizar en las facetas tanto literaria, como en la personal y política, dado el extraordinario caudal de ejemplos que contiene su obra. Por supuesto, el autor de esta reseña tuvo el honor de asistir invitado en representación del Partido Comunista de Castilla y León.