1. Izquierda Unida debe reencontrarse con el sentido originario del proyecto, y ese no es otro que el de impulsar una alternativa al modelo neoliberal. Una alternativa global: en lo político, lo económico y lo cultural.
Hay que desterrar de una vez por todas la estrategia de mendigar un lugar bajo el Sol dentro del modelo social y económico (el neoliberalismo) y el marco político actual (la monarquía constitucional). La superación de ese modelo y ese marco es lo que nos define como proyecto, lo que constituye nuestro objetivo estratégico. A partir de ahí es desde donde hay que plantearse alianzas, instrumentos y métodos.
No podemos entender la construcción de la alternativa como negociar un par de leyes o tener dos ministerios o consejerías autonómicas. Eso será, en todo caso, participar de la alternancia, apuntalar el bipartidismo por la izquierda. Tampoco se trata de negar cualquier tipo de compromiso con quien haga falta, sino de situar las alianzas dentro de nuestra estrategia, para que ayuden a nuestros objetivos y no a los de otros.

2. Nuestras elaboraciones siempre han hablado de articular un bloque social y político crítico, alternativo y de progreso. El contenido social de ese bloque es amplio y plural, pero focalizado sobre aquellos sectores que sufren las consecuencias del neoliberalismo y de la precariedad: los explotados y excluidos por el modelo.
Dentro de ese amplio espectro social, las clases trabajadoras tienen una posición fundamental. Sin embargo, se hace necesario analizar los cambios operados en la configuración actual de la fuerza del trabajo, las fracturas que el capital ha introducido en su seno. Jóvenes, mujeres e inmigrantes son sectores sociales que sufren de manera especial la violencia del modelo neoliberal.
En este sentido, es necesaria una estrategia que recomponga la unidad de los nuevos sectores de trabajadoras y trabajadores precarizados desde una perspectiva de clase. IU tiene que ser el reflejo de esa nueva unidad.

3. Izquierda Unida siempre quiso superar la forma de hacer política tradicional, de partido, quiso hacer política de otra forma. En definitiva: quiso ser una formación política de nuevo tipo, en su configuración y su actuación, tanto interna como externa.
En las señas de identidad de IU debe estar la innovación en las fórmulas organizativas, como fue en su origen con la propuesta de soberanía de las asambleas y el impulso de las áreas de elaboración colectiva, dos ideas extraordinariamente validas todavía hoy.
Siguiendo esta línea, IU debe aplicar métodos y dinámicas participativas, horizontales, que configuren IU como un espacio de encuentro y de elaboración, en la mejor tradición de los movimientos sociales.

Juan Iglesia, Secretario General de la UJCE