No ha pasado ni un mes desde que el Gobierno de la nación aprobase la supresión del Impuesto sobre el Patrimonio (el que pagan los millonarios), cuando el equipo del Sr Zapatero ya está planeando un segundo regalo multimillonario para los privilegiados de este país. Si aquel regalo supuso un mordisco de 1.800 millones de euros a las arcas públicas, la medida que ahora se planea pueden alimentar los estómagos empresariales con otros 1.700 millones. Eso así, a costa de los bolsillos de los ciudadanos.

La patronal del sector eléctrico, UNESA, ha solicitado al gobierno un incremento de las tarifas eléctricas del 20%. Sostiene la patronal eléctrica que los incrementos de sus costes les obliga a cobrar más por la electricidad. El Ministro de Industria propone un incremento medio del 7% a partir de julio. La última palabra la tiene el Consejo de Ministros.

En ambos casos se trata de pretensiones que menoscaban el bienestar (y el bolsillo) del ciudadano de a pie, y suponen un insulto a la inteligencia por los argumentos que plantean.

De acuerdo con los datos divulgados por la Bolsa de Madrid (véase cuadro adjunto), las principales empresas eléctricas obtuvieron en el año 2007 la nada despreciable cifra de beneficios de 6.258 millones de euros, un 14´5% más que en el año 2006. Ni más ni menos que unos beneficios limpios de 138 euros por habitante. Además, el conjunto de empresas que cotizan en Bolsa vieron crecer sus beneficios en un 10`9%.

En síntesis, el sector eléctrico es muy lucrativo y lo es aun más si lo comparamos con el resto de empresas que cotizan en Bolsa.
En consecuencia, carece de sentido plantear un incremento de tarifas fundamentado en la necesidad de mantener equilibradas las cuentas del sector: aunque se congelasen las tarifas, las empresas eléctricas seguirían gozando de una rentabilidad extraordinaria. Cosa distinta es que por su desmedida voracidad financiera y, sobre todo, por su falta de vocación de servicio público, alguna empresa del sector siembre dudas (cuando no amenazas directas) sobre la viabilidad del suministro eléctrico si no se aceptan sus condiciones (mayores tarifas, más nucleares). Personalmente albergo dudas sobre el carácter fortuito de algunos apagones recientes.

Para más INRI, el sector eléctrico ha convertido la lógica preocupación ambiental de los ciudadanos en una excusa medioambiental para lograr aumentos tarifarios. Hay que encarecer la electricidad para incentivar el ahorro, nos dicen. Pero ese argumento, a simple vista lógico y cargado de connotaciones éticas, falla en dos aspectos.

En primer lugar: el consumo energético es muy inelástico, reacciona poco a las variaciones del precio. Los ciudadanos utilizamos la electricidad que necesitamos. Si abaratamos la electricidad los ciudadanos no se volcarán en una orgía de derroche energético. Si la encarecemos, simplemente pagaremos más por la misma cantidad de energía porque es difícil renunciar a ella. En síntesis: una subida de tarifas empobrece a los ciudadanos, resta competitividad a la economía y tiene efectos medioambientales imperceptibles.

En segundo lugar: suponiendo que se considerase oportuno encarecer la electricidad para promover su ahorro. ¿Por qué esa mayor recaudación debería ir a manos de empresas privadas? ¿Para premiar qué? ¿Su buena gestión? En ese caso sería preferible encarecer la energía vía impuestos (para que la mayor recaudación revertiese en más y mejores servicios públicos) y no vía incremento de las tarifas (que sólo sirven para engrosar injustificadamente los beneficios empresariales).

A todo lo anterior habría que sumar el carácter inflacionista de la medida.

Personalmente, soy partidario de no incrementar lo que los ciudadanos pagan por la electricidad. Y si las empresas no son capaces de mejorar el suministro y el servicio prestado a pesar de sus ingentes beneficios, sería preferible que el Estado se hiciese cargo de su gestión. Al fin y al cabo son empresas con un producto muy homogéneo y con enormes economías de escala: el tipo de empresa con mejores posibilidades de ser bien gestionada desde el ámbito público.

A día de hoy, no sabemos cuál será la opción de Gobierno. En cualquier caso, después de esto ¿a alguien le extrañaría que algún miembro del Gobierno encontrase un empleo bien pagado estilo Zaplana o estilo Taguas en una compañía eléctrica?

* Doctor en Economía
bellodredondo@yahoo.com