El pasado 22 de julio acabó por escenificarse en La Moncloa, la nueva ruptura del diálogo social y alcanzar un acuerdo para, dar solucion consensuada, a la crisis económica. La reunión, a la que Zapatero invitó a los negociadores de CC OO, UGT, CEOE y CEPYME, sirvió para certificar lo que ya era evidente, tras la nueva propuesta de una mayor rebaja de las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social, que la CEOE puso encima de la mesa en la recta final de la negociación.

Ante la propuesta de la patronal y las declaraciones de Díaz Ferrán, el actual presidente de la CEOE, sobre meter de nuevo en las negociaciones una posible reforma laboral basada en un nuevo contrato que abarate más el despido, el resto de interlocutores dio por zanjada la negociación al salir del ámbito establecido hasta entonces.

Si bien es cierto que la negociación había dejado de lado puntos importantes en lo referente al cambio del modelo productivo y que el gobierno parecía buscar cuanto antes una imagen de solución pactada con sindicatos y patronal, la posición de esta última parece responder a una falta de interés por alcanzar un acuerdo de mínimos.

Frente a esta situación, y ante el enfado evidente del Presidente del Gobierno, de nuevo Celestino Corbacho, Ministro de Trabajo, ha tomado el protagonismo poniendo en marcha nuevas medidas como la insuficiente ayuda de los 420 euros para los parados a los que se les acabase la prestación en agosto.

El Partido, tras la propuesta inasumible de la CEOE, respalda la actuación de CCOO y UGT dando por terminado el proceso de diálogo social y considerando que es el momento de pasar a la acción política y a la movilización social en defensa de una mayor protección para los sectores más vulnerables y desprotegidos, golpeados con más fuerza por la crisis económica.

Los comunistas pensamos que hay que poner en marcha la acción política para exigirle al Gobierno central que debe legislar pensando en los más desfavorecidos y en la clase trabajadora, apoyándose para ello en aquellas fuerzas políticas de izquierdas del arco parlamentario, y una mayor ofensiva movilizadora de los trabajadores en defensa de sus intereses.

En este sentido el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara, responsabilizó a la CEOE de la ruptura del diálogo social, al tiempo que valoró que “no se pueden hacer concesiones a un chantaje”, en referencia a la actitud demostrada por los empresarios. Acusó a los grandes empresarios de “tensar excesivamente la cuerda” y vinculó la estrategia de éstos más con los intereses políticos del PP que con los de las pequeñas y medianas empresas. Cayo Lara instó al Gobierno del PSOE a que se acoja a las propuestas e iniciativas para reactivar el empleo planteadas por IU y apostase por una “política social más de izquierdas”.

La búsqueda de una acuerdo entre sindicatos y patronal comenzó el año pasado con no demasiados resultados. En mayo de este año, ante el agravamiento de la crisis y el estancamiento de la negociación, CC OO planteó la necesidad de un pacto por la economía, el empleo y la cohesión social, al que se sumó UGT, basado en incrementar la cobertura a los desempleados, reactivar la economía y reformar el sistema financiero, y a medio plazo apostar por una base industrial sólida que invierta en I+D+i; en mejorar el sistema educativo, y consolidar y ampliar el sistema público de protección social. IU apoyó el pacto.

La patronal, por su lado, ha intentado basar la posible solución a la crisis en una bajada salarial, una desregulación mayor del mercado laboral y una nueva rebaja fiscal a los empresarios.

Quizás debido a la presión del sector empresarial mas cercano al PP y una cierta candidez de Díaz Ferrán al tomar partido por aquellos que le auparon al dirección de la CEOE, o la evidencia de que los intereses de la patronal no avanzarían en la línea de lo ya conseguido en la reforma laboral de 2006, el caso es que la patronal se desmarcó del acuerdo planteando una reducción de cinco puntos en la cotización empresarial a la Seguridad Social cuando ya habían conseguido un compromiso del 1,5 por ciento para 2010, forzando la ruptura.

En cualquier caso, tanto CCOO como UGT no dan por cerrado el diálogo social pero advirerten a la patronal que no se puede negociar a partir de septiembre sobre sus propuestas. Es muy probable que como mucho se alcance un acuerdo de mínimos, dejando de lado las reformas estructurales necesarias y, a lo sumo, manteniendo los derechos de los trabajadores tal y como están, pero sin avances apreciables.

* Secretario del Mundo del Trabajo del Partido Comunista de Madrid