Ayer escuché a una persona sabia, para los curiosos les diré que se llama Carlos Arenas. En un momento de su intervención proclamó: “hay que ir a por el capital”. Conclusión interesante en cualquier caso por lo que implica de acción y de toma del poder real, desde abajo, de la economía. Una conclusión que es a la vez propuesta, y que se derrama por todas las partes de nuestras vidas. ¿Puede la literatura vivir ajena a los grandes cambios que necesitan nuestras vidas? ¿qué compromiso tiene que tener el creador o creadora con su realidad más inmediata? ¿no podemos cambiar las formas/modos de producción cultural y así de paso ya vamos cambiando el mundo? En la creación, pienso yo, también tendríamos que tener la estrategia de ir a por el capital. La crisis es una oportunidad para retomar los medios de la creación y que el cooperativismo y otras fórmulas sociales de producción fueran extendidos en la ya rota y malherida “industria cultural”. Hace falta romper además de los moldes del mercado también los del estado, que en nuestra realidad ha significado la llamada cultura de la transición, tal como la describe Guillem Martínez. Vivimos un nuevo ciclo donde debemos partir la norma de la CT y parir un movimiento por la autogestión y autonomía de la creación y expresión culturales.
El Congreso de Escritores y Escritoras, Intelectuales y Artistas por el Compromiso que tendrá lugar los días 13 y 14 de octubre en el Ateneo de Madrid, reunirá a más de un centenar de personas provenientes de diferentes lugares del estado español y del mundo. Espero que juntarnos sirva para analizar y debatir muchas cosas, pero espero ante todo (y creo que encontraré a mi gente en este espacio) que la cuestión de subvertir el capitalismo se atraviese en todos los debates. No se trata de castigar al escritor o escritora que publica en la editorial cuyo dueño cena con el Borbón; o de censurar al artista que vive de la subvención… No creo que caigamos en el estúpido juego de “yo soy más rojo que tú”, ni que nos traguemos otra sesión (divertida pero no muy constructiva) del “salsa roja” de la cultureta.
Creo que se trata de llegar a acuerdos mínimos, que pasen por un máximo compromiso por aniquilar el principal problema de la humanidad: el capitalismo. Y esto claro está no se hace por decreto ni porque nos juntemos unos cuantos ilustrados… De ahí de la importancia de establecer pasos, alianzas concretas, pasos comunes. Ya que no tenemos varitas mágicas, a menos que tengamos algún artista que sea mago en el congreso, tenemos que alzar nuestros poemas, canciones, discursos, …para generar el frente cívico cultural hacia la transformación.
Hace ya unos años se juntaron por igual escritores/as e intelectuales, en tiempos de la República, en el llamado II Congreso internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. Tras 75 años desde su celebración en julio de 1937, nos hemos visto con la misma necesidad emergente de juntarnos otra vez los trabajadores y las trabajadoras de la cultura, los artistas…para crear alianzas que nos unan y que pueden ayudar al cambio. El secretario general de aquel congreso fue Rafael Alberti.
Aquel congreso de Valencia fue la concreción de un ideal compartido y el inicio de un compañerismo intelectual contra el fascismo. El próximo de Madrid tampoco será puerto final. Un viaje está a punto de emprenderse. El congreso será la primera de las paradas de una odisea con Alberti en nuestra memoria, la quilla necesaria que abra los mares de nuestros sueños. Un encuentro que nos servirá para ir configurando el mapa por donde vamos a transitar en busca de comunidad, colectivo, fuerza pública. La Albertíada será posible, si primero nos encontramos y después si encontramos los espacios por los que debemos tomar partido: yo propongo uno muy primario.donde esté la gente. Nos tendríamos que multiplicar, diluir en la ciudadanía; usar los versos de Alberti como arma cargada de futuros, los poemas de Celaya para cabalgar y enterrar al capitalismo en el mar, los epítetos de Miguel Hernández para sembrar hombres y mujeres nuevos. Es momento de tomar partido, realizar la odisea que nos lleve hasta un lugar en el que podamos sentir que para algo sirvió la lucha, un mundo donde podamos respirar con la libertad de un mundo igualitario y justo. Yo lo quiero ver, lo quiero ver junto a vosotros y vosotras.
Conclusión: Alberti nos ayudará en la lucha contra el capitalismo. Y si no ¡qué carajo estamos haciendo!