Me piden que hable de Galeano. Lo conocí en persona, estuve algunas horas con él, para mí fueron reveladoras de su personalidad y humanidad. Me hablaron mucho de él. Yo por supuesto, lo conocí gracias a sus textos, a su obra rebelde.
Creo que no le gustaban las despedidas. Eso me dijo en aquel paseo junto a la Caleta de Cádiz, ya hace unos años. “Nos seguiremos encontrando”. Recuerdo esas palabras como el colegial que recuerda al maestro dando la lección de anatomía, lo quería recordar todo, al detalle. Y es que aquel encuentro suponía para mí lo que mucho que había significado las lecturas y encuentros literarios con Galeano. No siempre te da gusto conocer a un autor, hay verdaderos peñazos, antipáticos… quizás Galeano sea el que más me ha gustado conocer y recuerdo cómo pillé, con total ilusión de infante, el tren hacia Cádiz para conocerlo en persona. No desmereció el encuentro. Le gustó el nombre de la editorial, dijo que era necesaria para crear hombres y mujeres libres…Se emocionó cuando recibió un ejemplar de José K,torturado de Javier Ortiz, obra teatral póstuma del enorme periodista que había fallecido recientemente. Recordaba mucho a este gran amigo y se lastimaba de los que se marchaban temprano, casi sin avisar. Charo, la viuda de Ortiz, siempre hablaba de los encuentros con Galeano y de cómo el periodista intentaba convencer a Galeano para que se pasara a la editorial Akal. Eduardo recelaba de no seguir con sus editores y no le gustaba mucho hablar del mercadeo editorial. Al final, en el camino, más tarde, terminaría Akal comprando Siglo XXI.
Aquel encuentro gaditano fue aderezado con muchas risas. Un gaditano ejemplar, Juan José Téllez, o ejemplar de gaditano, según se mire, fue el que nos hizo encontrarnos. Le regalé una colección de dibujos de Vázquez de Sola (otro gaditano) y algún que otro libro de este gran artista. Me dijo, como suele pasar con los genios olvidados, “creí que estaba muerto”. Se enfadó con el mundo, por un momento, parecían salirle por las orejas rayos y centellas “cómo que Vázquez de Sola no publica todos los días en Público, esto es inconcebible”. Así era y así es, el momento de la unidad donde los filtros y los prejuicios no nos hacen avanzar en bloque frente a la derecha y las políticas de derecha.
Y también ví llorar al hombre, al escritor. Julio Vélez. Poeta andaluz, que descubriera Galeano en un encuentro de escritores en Canarias. Su recuerdo le reconfortaba con una buena parte de su vida, con la creación de Memorias del Fuego, donde quedaba con Julito para visitar el archivo de Indias. Fueron hermanos todos ese tiempo, también en esa reunión de amistad andaba el librero Alejandro Romero. Él sin dudar se sumó al homenaje a Julio Vélez que supuso la edición de La palabra labra la palabra.
El encuentro de Julio Vélez con Galeano estará siempre en la memoria de nuestra literatura contemporánea. Galeano cuenta en el prólogo de esta edición antológica de Julio Vélez que él se enamoró del poeta andaluz en aquel certamen poético canario, gracias a un poema que declamó en medio de tanta parrafada de tanto poeta huero… escuchó de Vélez “Sólo odio a la muerte/ cuando la pienso en vosotros”.
Mis encuentros posteriores fueron fugaces, aprovechando su estancia en algún lugar peninsular donde coincidíamos. Pero donde sin lugar a dudas coincidíamos era en las causas que había que defender. Eduardo Galeano fue el segundo, después de Julio Anguita, en sumarse al manifiesto por un museo para el pintor Ocaña, el que defendiera al colectivo LGTB con su vitalidad artística. También se indignó con el encarcelamiento del joven kurdo Hokman Joma, aquel que tirara un zapato a Erdogan que pasó dos años en la cárcel de Sevilla. Muchas luchas donde reflejar el humanismo radical de Eduardo, porque eso sí era, una persona íntegra, radical contra el capitalismo. No tuvo Cervantes, ni Nobel…no le ha hecho falta. ¿Qué mayor reconocimiento cuando Hugo Chávez regala “Las venas abiertas de américa latina” al presidente Obama? Por Europa ahora somos más de regalar dvds como Juegos de Tronos, aunque no hubiera estado mal cualquier novela de Isaac Rosa para que el nuevo rey de España supiera cómo viven los jóvenes asfixiados en la precariedad.
Recuerdo su agotamiento en los últimos años. En la feria del libro de Sevilla del 2013 se mantuvo estoicamente de pie firmando ejemplares a centenares de lectores, que hoy lloran su muerte y abren su página por la firma-dibujo tan característica de Galeano. De las últimas veces que mantuve contacto fue para pedirle permiso para poner una cita suya en mi libro Guillena CF, su historia. Pues su libro El fútbol, a sol y sombra es una joya caleidoscópica de la historia de este deporte, al que Galeano amaba con locura por su genética popular. Más de un diputado amigo nuestro le consiguió entradas en alguna ocasión para el Barça o para el mismísimo Betis. Galeano quiso ser jugador de fútbol de niño, y quién no, pero se convirtió en uno de los mejores escritores que en su obra seguirá disparando palabras con gran acierto contra las injusticias del mundo. “La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo”.
Galeano se despedía, pensando siempre en el encuentro que viene. Como el poeta Victor Casaus, que rememora a otros poetas, cuando dice para “seguir siguiendo”. La marcha física de Galeano será para seguir siguiendo su estela, su camino rebelde de la palabra escrita y las voces emanadas de los pueblos del Mundo. Como él se despedía siempre en sus cartas, “vuelan abrazos” para ti, eterno Galeano.