Eclipse rojo. Una novela que destripa el juego político en España tras el 15M
Felipe AlcarazEditorial Almuzara

Mundo Obrero: Después de publicar una trilogía, el libro de Pasionaria para jóvenes y una poemario de Elegía a Javier Egea, es increíble que hayas sacado más partido a esta realidad que estamos viviendo. ¿Qué objetivos tiene tu escritura? ¿Todavía hay algo más que decir?
Felipe Alcaraz:
Ya lo dice la contraportada, la literatura es un reloj que adelanta, como decía Kafka. Efectivamente estamos en la metáfora de un futuro. Yo no pensaba escribir más, esperaba dejarlo en una trilogía, se convierte en tetralogía porque están pasando muchísimas cosas. De las cosas que pasan hay una muy importante, que se ha concentrado en un día, el 20-D. Se ha trasladado toda la lucha de masas a una mesa de juego electoral, un error gravísimo, no solamente cometido por nosotros. Entonces nos jugamos quién organiza los próximos 30 años y al mismo tiempo el propio futuro de la izquierda marxista en España. Y yo milito en la literatura, así que estamos hablando fundamentalmente de una novela, aunque estoy hablando aquí desde una lógica interna, pero la lógica narrativa es una novela. Pensé que no podía parar en algo que empieza con la muerte de Marcelino, ahí parece que termina toda esperanza, y en mayo del 2011 surge el 15M y a partir de ahí todo se ha movido y estamos en esas circunstancias donde nos jugamos gran parte de nuestro propio ser.

M.O.: La propia novela habla de personajes que son reales y ya lo hemos visto en tu literatura a lo largo de toda tu producción, parece que hay una excitación permanente en tu obra, cantidad de citas y personajes con lecturas internas, ¿Hasta qué punto se funde y confunde Felipe Alcaraz con sus personajes?
F.A.:
Se mezclan los personajes ficticios con los personajes reales. Y en esta novela los personajes ficticios se comen a los reales, están muy por encima. Al final se puede decir que los personajes ficticios son los únicos reales y que los reales no parecen hablar de la realidad, sino que tienen un discurso algebraico. Todo se juega en ese terreno de los personajes ficticios que están en un límite. En un límite que es una conclusión y al mismo tiempo un tiempo de partida. Lo expresa mejor que yo Julio Cortázar “nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y todo tiene que empezar de nuevo”. Esa es la lógica interna de la novela. Hemos sido derrotados, la restauración ha ganado, me adelanto al 20-D. Contando el PP; PSOE y Ciudadanos nos va a dar como el Barcelona al Real Madrid, aunque nosotros somos el Barcelona… (jajajajaj, quita eso).

Un poco lo que decía Gramsci, no el optimismo de la voluntad, sino organizar el pesimismo de la inteligencia. En esa fase en que estamos, no valen las burbujas falsas de optimismo que a veces las vendemos como una victoria. Esta vez no hay victoria, es una derrota no una rendición, se trata de organizar el pesimismo a partir del 21-D. Es más importante el día 20+1 que el mismo 20.

M.O.: ¿Qué o quién te lo ha pedido más escribir sobre el momento político antes del 20-D, tu cuerpo o la gente ?
F.A.:
Creo que la gente. Hay una frase paradójica que se da en el libro: hay que estar a la altura de las bases. Es decir, hay que saber representar a la gente y ser gente. El problema de fondo es que ser comunista no es igual a ser marxista. Hay que darse la mano, el comunismo y el marxismo, es uno de los problemas que tenemos. Hay que unir estas dos cosas. Hasta ahora hemos analizado desde el punto de vista del mercado electoral, la política electoral es un mercado más, cómo se vende, cómo se fabrica, cómo los votantes son clientes… el señor de Ciudadanos es la expresión exacta de lo que digo. Y no hay que analizarlo así, sino desde el punto de vista del sujeto histórico, que es una cosa amplia, diversa, imprevisible, autocreada. Con otras palabas: sujeto histórico, sujeto revolucionario, la coyuntura según Lenin, la hegemonía según Gramsci, lo que Marx llamó muchas veces el movimiento real, el fantasma… esa palabra nos dice desde el punto de vista que se tiene que analizar la realidad, no desde el punto de vista de los espacios electorales, de los medios…sino desde el punto de vista del fantasma, de la sublevación social. Hay que cambiar ahí. Eso lo cuento ahí, con una anécdota de Lenin, cuando gana la revolución, están ante un sujeto revolucionario que acelera el proceso y no pueden pararlo. No se puede limitar, parar, reducir… como hicimos con el 15M. Es como aquel que mete una chaqueta en una maleta, y la maleta es demasiado pequeña y no le cabe la chaqueta entonces corta la chaqueta. No nos cabía toda la realidad y la hemos reducido y eso es una cosa autocrítica que hay que hacer. No podemos ir a estas elecciones generales sin hacer autocrítica. En elecciones siempre se ocultan cosas o se dicen mentiras, aquí hay que decir la verdad y asumir nuestros errores. Sólo voy a decir una cosa de esto: Alberto Garzón no es el candidato por razón de nuestros errores, es diferente, es candidato como crítica a nuestros errores. Y si no ahí está el último libro suyo donde hace una crítica a los errores que hemos cometido, no los oculta ni aunque sea campaña electoral.

Frente al tetrapartido-centralidad somos la única fuerza diferenciada que se presenta, pero no podemos ocultar nuestros errores y ha habido tres muy importantes.

M.O.: La novela está terminada en julio, y hablas de cosas como la no unidad de Podemos-IU que desde julio para acá se ha ido al traste. Pero se dicen cosas que están más allá del pragmatismo electoral: trabajar la unidad popular no es presentarse a unas elecciones sino crear los mecanismos para llegar a un acuerdo de construcción popular que incluso llegue a un acuerdo con Podemos después de las elecciones que sin duda pueden cambiar el eje de la política.
F.A.:
El 21-D, dónde nos vamos a ver todos…en la Unidad Popular. Desde ese punto de vista cuál es el papel del PCE. Desde mi punto de vista, es organizar la unidad popular. ¿Cómo? Sin delegar en nadie, sin delegar en IU, organizando la unidad popular ya lo contiene todo y supera todos los esquemas incluida IU. Dirá alguno, es que estás en contra de IU, y no, se ha aprobado en los dos últimos congresos y en todas las reuniones de comité federal que IU no puede seguir como partido político. No pueden coexistir dos partidos como PCE e IU. Vamos hacia ese horizonte nuevo con un nombre precioso, de oro, Unidad Popular. PCE es un partido para la unidad popular sin delegaciones y no significa que la unidad popular sea el partido. Es al contrario, la Unidad Popular nos representa a todos y a todas, no son sólo siglas, sino un concepto que nos desborde. No podemos analizar todo desde la vanguardia del proletariado. Nosotros hemos leído a Lenin a través de Stalin… por eso lo entendemos tan mal. La teoría es gris, el árbol de la vida es verde y jugoso. Hay que dejar de recortar la chaqueta que no cabe en la maleta.

Lo que sí ha cambiado respecto al texto es si hay que juntarse con Podemos, ya veremos, yo creo que hay mimbres suficientes y a partir de aquí hay que organizar la derrota, y hasta una amiga mía habla de un 10%. Vamos a tener buenos resultados, porque no nos van a convertir en cenizas. Y en esta batalla entre la ruptura y la restauración, y todos los amigos que teníamos en la ruptura empezando por Pablo Iglesias que dice que no hay que a ir un proceso constituyente, nos quedamos nosotros solos en la ruptura.

M.O.: Por último, ¿con qué personaje de Eclipse Rojo te quedas?
F.A.:
¡Jo! Lerchundi y Elvira son los dos grandes personajes. No me quedo con ninguno porque se ponen caprichosos y comen y dan por saco. Pero quizás Lechundi es el personaje más entrañable que termina viviendo en la calle, es la personificación de la derrota. Ese es el fondo de la cuestión, son dos personajes que se comen a los personajes reales, no me quedaría con ninguno sino con todo.