Lo ocurrido en Grecia los últimos meses, las políticas de austeridad que están golpeando duramente a la clase trabajadora, o el drama humanitario que viven los refugiados y refugiadas en las fronteras, son algunos de los elementos que nos tienen que llevar a reflexionar sobre el actual modelo de la Unión Europea. La izquierda en Europa necesita pensar, debatir y definirse. Analizar la realidad y proponer alternativas es una tarea, una obligación, de las y los comunistas.

Esta reflexión y debate ya está en marcha en distintos espacios, tiene distintos protagonistas, pero siempre el mismo objetivo: ante una Unión Europea que no da respuesta a las necesidades de las clases populares, desde la izquierda debemos construir la alternativa, debemos tener una propuesta política que sea capaz de conectar con los anhelos de los pueblos.

Uno de estos espacios de debate se reunió en enero en París impulsado por el copresidente del Parti de Gauche Jean-Luc Mélenchon, la expresidenta del Parlamento Griego Zoe Konstantopoulou, el dirigente de la izquierda alemana Oskar Lafontaine, y el exviceministro de Economía italiano Stefano Fassina.

Y febrero será un mes muy intenso, con un encuentro en Berlín organizado por el exministro griego de Finanzas Yannis Varoufakis, y la conferencia ‘Plan B para Europa’ de Madrid, que coorganizamos eurodiputados del Grupo Parlamentario de la Izquierda Unitaria Europea y organizaciones como ATTAC o la Plataforma por la Auditoría de la Deuda.

También el próximo Congreso del Partido de la Izquierda Europea, que tendrá lugar en el mes de diciembre, será un buen espacio para abordar estas cuestiones. Un debate que debemos afrontar igualmente el PCE en nuestro Congreso, e Izquierda Unida en el proceso asambleario actualmente abierto.

Son jornadas independientes las unas de las otras, pero nuestra presencia, la presencia y participación en el debate de los y las comunistas, es imprescindible para poder aportar nuestra experiencia y posición política al momento actual. No podemos dejar de participar en los diferentes espacios críticos que quieren construir una alternativa a la actual Unión Europea y, sin duda, nuestro papel también debe ser el de trabajar para aglutinar, el de favorecer la unidad, el de acercar movimientos y organizaciones para que la clase trabajadora europea cuente con instrumentos cada vez más potentes para incidir en el conflicto social.

En un momento como el actual también es importante que los y las comunistas seamos certeros en el análisis, porque solo así podremos articular las propuestas necesarias.

En primer lugar, es cierto que las políticas de austeridad que han impuesto instituciones antidemocráticas como el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional -y que los gobiernos de los distintos Estados miembros han aplicado- han afectado de manera desigual a los diferentes países de Europa.

Los países del sur o la periferia hemos sufrido de una manera mucho más dramática sus consecuencias en forma de pobreza, de aumento de la desigualdad y del paro, siendo especialmente grave la situación de paro juvenil en países como España, Grecia, Italia y Portugal.

Pero no es menos cierto que la principal manifestación de las desigualdades generadas por la política austericida no es la territorial, sino la desigualdad de clase. Estas políticas de recortes laborales, de recortes de las pensiones y de privatizaciones de los servicios públicos han supuesto una trasferencia de las rentas del trabajo al capital y han afectado a la clase trabajadora de todos los países de Europa, incluidas la clase trabajadora alemana, francesa, e incluso de los países nórdicos.

Por tanto, y esto es un concepto muy importante, lo que estamos presenciando no es sólo la repercusión desigual de la crisis en los distintos países, sino, sobre todo, la repercusión desigual de la crisis en las distintas clases sociales.

Un segundo elemento que es necesario abordar es la cuestión de la moneda, del euro, que está siendo en demasiadas ocasiones el eje central de los debates. Centrar la discusión en la moneda es abordarla de una manera demasiado reducida. Las y los comunistas debemos ir más allá, pues no es la moneda en sí misma lo que lleva al aumento de la desigualdad, sino los intereses de clase a los que responde.

La construcción de la Unión Europea, desde el principio, fue hecha por los poderes financieros con el objetivo claro de beneficiar a las clases dominantes y todas las instituciones y estructuras responden a este objetivo: los tratados, la moneda, el BCE, las fronteras, el Parlamento Europeo y, sobre todo, las políticas económicas. Por eso, desde la izquierda debemos impugnar todos los elementos que constituyen el actual diseño de la Unión Europea y no centrarnos en uno de ellos, como la moneda, porque pierde el sentido aislado de los demás.

Un tercer elemento que debemos poner los y las comunistas en primer plano durante este proceso de reflexión es nuestra clara apuesta por el internacionalismo. Fuimos el movimiento obrero las y los primeros que establecimos lazos de unión de la clase trabajadora por encima de las fronteras, pero en la actualidad está mucho más unido el capital que los trabajadores y trabajadoras. Los poderosos, el poder financiero, están organizados a escala mundial, mientras que la clase trabajadora no hemos sido capaces de llevar a cabo luchas contra una políticas que ahogan al pueblo de manera unitaria ni siquiera a nivel europeo. Es el momento de recuperar una lucha conjunta de los trabajadores y trabajadoras de Europa contra esa alianza de las clases dominantes que sigue explotándonos.

Estas son algunas de las cuestiones que debemos abordar, pero no son las únicas. Es vital que desde la izquierda afrontemos el reto de luchar contra el avance de la extrema derecha en casi todos los países de Europa; que sigamos denunciando la nula democracia de las instituciones europeas; además de luchar contra la amenaza que suponen para nuestros derechos y para el planeta los tratados de libre comercio como el TTIP (Tratado UE-EEUU), el CETA (Tratado UE-Canadá) o el TISA (Tratado de Comercio de Servicios).

El debate está en marcha. Participemos, aportemos nuestra propuesta política y nuestra experiencia de movilización.

Eurodiputada de IU. Portavoz de Izquierda Plural en el Parlamento Europeo