El año 2015 se inició con la victoria de Syriza en Grecia y terminó con un gobierno socialista en Portugal apoyado por el Bloco de Esquerda (BE), el Partido Comunista Portugués (PCP) y los Verdes. En el primer caso se pasó de un enfrentamiento total con la Troika y su austeridad a una claudicación en el mes de julio y la posterior gestión posibilista dentro de los márgenes de la austeridad a la espera de tiempos mejores. En Portugal las elecciones de octubre mostraron un país con una mayoría harta de la gestión de la derecha así como de la austeridad impuesta por Bruselas y, por ello el Partido Socialista (PS), Antonio Costa, acertó a negociar con la izquierda un apoyo condicionado a un programa de mínimos que evitara las consecuencias negativas de dicha austeridad.

Precisamente de cara a las elecciones españolas del 26J, ambas experiencias, inéditas en la historia de la UE, plantean una cuestión clave: la posibilidad de modificar en primera instancia el fundamentalismo neoliberal que impera en la UE y, en segundo lugar, la eventualidad de una alternativa si más países de la UE adoptan planteamientos cercanos a los que la Izquierda Europea propone. Esa sería otra de las posibles lecturas de las elecciones en España. De hecho, en los debates de Foro Económico Mundial celebrado en Davos en el mes de enero de 2016 se convirtió la perspectiva de Portugal en tema álgido por las consecuencias de una divergencia sobre las normas establecidas por la globalización neoliberal como se encargó de indicar el Comisario de Asuntos Económicos y Financieros, el socialista francés Moscovici, en una clara advertencia (y amenaza) a España y los países del Sur de Europa.

El acuerdo conseguido en Portugal no consiste en la formación de un gobierno conjunto sino en el apoyo parlamentario ofrecido por las fuerzas de izquierdas. Es la primera vez que se da en 40 años. No era sencillo el acuerdo puesto que como indica la votación para Jefe de Estado de enero de 2016, la victoria del conservador Marcelo Rebelo de Sousa, seguía mostrando un país sociológicamente de derechas. Había no obstante compromisos firmes de la izquierda en relación con varias materias. Así por ejemplo el PS acordó con los Verdes el no privatizar el agua, ni expandir el eucalipto, con los comunistas anular las privatizaciones de los transportes públicos en Oporto y Lisboa, y recuperar los derechos de los jubilados, y con el Bloco la reposición de los salarios de los funcionarios, prohibir los desahucios y crear un Grupo de Trabajo sobre la deuda externa. En conjunto se puede hablar de un no a las privatizaciones, ni en transporte público ni en la banca, así como no tocar la cuestión de la deuda externa hasta tener respuestas válidas, y por el contrario rebajar el IVA del 23% al 13%, eliminar o rebajar la sobretasa aplicada por el gobierno anterior al IRPF, y soslayar las consecuencias de la austeridad. No sorprende que Bruselas no diese el visto bueno al proyecto de presupuestos para 2016. Se propone reducir el déficit en 4 puntos pasando a un 2,6% del PIB, y bajar la deuda pública en 2,7% hasta el 126% del Producto Interior Bruto (PIB).

Hay un marco económico preocupante pues en el ámbito de la banca portuguesa la situación es sumamente delicada dada su debilidad y vulnerabilidad. El peso de la banca española en la misma ha pasado de un 16% en 2014 a un 30% en 2016, influencia que ha estado presente tanto con el trato dado al rescate de Banif por el Banco Santander como con BPI y la OPA de Caixabank. Afirma el Consejero de Estado, Francisco Louça, economista y dirigente del Bloco, que “hay un riesgo de españolización del sistema bancario portugués”, “pues el BCE quiere que el Banco Santander sea el banco de referencia en la península”, y “ese condicionante estratégico nacional no puede ser aceptado”, puesto que entre otras cosas “disminuiría la concesión de crédito a las empresas”.

En los seis meses transcurridos se han aprobado más de mil medidas legislativas sociales. Como señala Pedro Filipe Soares, presidente del grupo parlamentario del Bloco, “hemos hecho lo que nos comprometimos, dar más a las personas y devolver derechos. Sabemos cómo convertir una divergencia en una divergencia constructiva”. O como señala Pedro Nuno Santos, Secretario de Estado para Asuntos Parlamentarios, “hemos roto con la aplicación de la austeridad sin romper con las exigencias de Bruselas”. Igualmente destaca Joao Oliveira, presidente del grupo parlamentario del PCP, la consecución en estos meses de la reposición de 4 días festivos, la eliminación de los recortes salariales, la semana de 35 horas, la subida del salario mínimo, la mejora de las pensiones, etc.. También hay que valorar de forma positiva la aprobación de medidas centradas en los derechos humanos, como la ampliación de la ley del aborto, la inclusión de programas de reproducción asistida, la adopción por parejas homosexuales, la gestación subrogada (vientres de alquiler), el rebajar las tasas para la visita médica, etc.

Se puede hablar por ello de un saldo positivo que aunque esté limitado muestra la vía de modificar el marco de normas imperante en la eurozona a lo que puede contribuir, y de qué forma, la victoria de la izquierda en España.