Tras un largo periplo por terrenos pantanosos, oscuros bosques y yermas tierras, nuestra locomotora se acerca a una estación que se erige imponente, y llena de síntomas de haber librado duras batallas. En ella, se suben 3 mujeres, cada una por una puerta distinta del mismo vagón, cada una con su mochila cargada de trabajo, experiencias, deseos y, sobre todo, dignidad y feminismo.

Nuestro vagón cuenta hoy con el bagaje de tres mujeres que, desde distintos frentes, combaten de manera concienzuda el modelo de sociedad heteropatriarcal en el que vivimos y ofrecen una visión feminista de una sociedad en el que la igualdad de género sea un hecho y no meramente un sueño. Por un lado, contamos con la presencia de Rosa Cid, historiadora especialista en el ámbito de mujer y género, así como y investigadora de la Universidad de Oviedo y del Grupo de Investigación Deméter. También se contó con la participación de Alejandra Matallanas, representante del Movimiento Democrático de Mujeres de Asturias y Esther Crespo, coordinadora del área de mujer de IU Xixón.

¿Retroceso o avance en los derechos de la mujer?

El presentador, Iñigo Urresti, dejando claros los avances logrados en los últimos años por parte de las mujeres gracias a los movimientos feministas, quiso incidir en el camino que aún queda por andar para lograr la igualdad plena de hombres y mujeres, más si cabe en un momento en el que pocas mujeres ostentas puestos de responsabilidad, líderes mundiales se declaran abiertamente misóginos, etc. “¿Estamos en un momento de retroceso o de avance en lo que a los derechos de la mujer se refiere?” preguntó a las pasajeras de nuestro viaje de hoy.

“No cabe duda que están intentado dar marcha atrás en los derechos que hemos ido logrando las mujeres”, respondió Rosa Cid de manera contundente, reconociendo que, a pesar de ellos, las mujeres no darían su brazo a torcer ya que son conscientes de sus logros y no renegarán de sus conquistas. Justificó esa afirmación aludiendo a los ya más de dos siglos de lucha por los derechos de las mujeres, logrando su ciudadanía, reconocida en muchos países por las normas legales y jurídicas, aunque no en todos. Reconoció que esos derechos legales implican gozar de los “mismos privilegios” que los hombres, como el acceso a la educación, al voto, el desempeño de un cargo público, etc. “Esos derechos están sobre el papel en muchos países. Otra cosa es que la realidad no refleja lo que en el plano jurídico parece tan bonito”, criticó ante evidencias como la brecha salarial entre hombres y mujeres, el posicionamiento en cargos de dirección, etc. “Hemos de asumir que, durante siglos, la mujer ha interiorizado estereotipos y roles que son difíciles de modificar, y que le otorgan un papel definido en el ámbito doméstico, mientras que el público ha sido apropiado por los hombres”, afirmó que la mujer ha sido a lo largo de la historia una concepción de cuerpo gestante de bebes y de su cuidado, siempre en el ámbito doméstico. Hilo este análisis con un hecho, a su parecer, es totalmente contraproducente y que está dándose de manera creciente en países desarrollados, donde comienza a tener la concepción de que las madres trabajadoras que no están de manera continua con sus hijos e hijas, son mal vistas. Otro ejemplo que expuso fue el de la lactancia y el de la supuesta necesidad de que las madres estén siempre pendientes de que el bebe exija que lo amamanten. “Hay mujeres que, desde el feminismo, están reclamando una maternidad más intensa y una lactancia de dedicación a los bebes. Es preocupante. Ya lo dijo Simone de Beauvoir, ”la maternidad vivida como una obligación impuesta, supone un retroceso”, dijo. Frente a ello, contrapuso la reacción de las mujeres españolas ante el intento de imposición y control de sus cuerpos a través de la nueva ley del aborto que logro frenarse. Para finalizar su primera intervención, quiso insistir en que “las mujeres somos seres autónomos, no simplemente cuerpos para el placer o la maternidad. Cambiar eso ha necesitado mucho esfuerzo y mucha reflexión teórica y estamos preparadas para no dar marcha atrás”.

A continuación tomaría la palabra Esther Crespo, incidiendo en los logros legales conseguidos, así como en los derechos objetivos, si reconoció que “no se ha conseguido llegar a una concienciación social real. Sigue habiendo un comportamiento tradicional y machista, como por ejemplo en España”. Argumentó que ese frente abierto ayudaba a incrementar los ataques hacia los derechos conseguidos de las mujeres. “Ahí las feministas tenemos que hacernos autocrítica. No se puede exigir, por un lado, que el Estado tome medidas para la corresponsabilidad del cuidado por parte de los varones y, a la vez, mitificar cada vez más la relación madre-hijo” apostilló.

Desde el MDM Asturias, Alejandra Matallanas quiso afianzar el análisis de las ponentes reconociendo los retrocesos que se pretenden conseguir para con los derechos de la mujer, si bien, quiso ser positiva porque “la lucha feminista, la lucha de las mujeres está más coordinada y, sobre todo, se visibiliza más”. Argumentó que el término feminismo ha pasado por una época oscura en la que incluso las mujeres renegaban del mismo para llegar, en la actualidad, a un momento de mayor reconocimiento, de mayor conciencia sobre el mismo, que debe aprovecharse para seguir haciendo pedagogía sobre temas tan importantes como los micromachismos o las violencias. “Cuando las mujeres nos unimos con indignación en las calles, podemos fortalecer la lucha y avanzar”, recalcó.

Antifeministas y el discurso del feminazismo

Introduciendo una nueva variable, Urresti hablo sobre el aparente auge del discurso antifeminista y el uso de términos tan manidos en redes sociales como “feminazismo”.

Desde un análisis histórico, Cid quiso hablar de la singularidad del movimiento o movimientos feministas a lo largo de la historia. “Los avances del feminismo, no se han dado en etapas de conflicto o crisis, sino de calma” afirmó, poniendo como ejemplo la práctica inexistencia de este movimiento en los periodos de las dos grandes guerras del s. XX y su auge en momentos como los años 60. “Lo que me preocupa de esta situación de crisis es que, pensando en problemas más generales, las mujeres abandonen los suyos, como ya ha pasado en otros periodos de la historia”, afirmación que enlazaría con la realidad introducida por Crespo previamente y es que, a veces, el marco legal va por delante de los propios cambios que acontecen a las mujeres y de ahí surgen problemas como la brecha salarial. En relación al auge del discurso antifeminismo, esta achacó discursos como el de Donald Trump, más que a contenidos propiamente políticos (en relación a las políticas propias que podría llevar a cabo Hilary Clinton), obedecerían a constructos simbólicos que podrían evidenciar avances de las mujeres en los círculos de poder.

Matallanas y Crespo se posicionaron a favor de la exposición de Rosa Cid si bien, Crespo quiso incidir en que, el auge de estos comportamientos, no respondían únicamente al hecho de que las mujeres representasen una amenaza. “Quizás, también, la menor visibilización de las mujeres en periodos de crisis y guerras es por su militancia o activismo en movimientos por la paz o porque suplían a los hombres en sus labores tradicionales en las fábricas, actividades, todas ellas, de gran importancia”, resolvió. A colación de este argumento, la representante del área de mujer de IU Xixón, quiso dejar claro que el ascenso de la derecha populista en EEUU y Europa, estaba afilando sus garras en busca de un enemigo para lanzar su ofensiva, sea contra las mujeres a través de postulados misóginos u otros de corte racista contra colectivos de inmigrantes.

Venimos de lejos pero quedan muchas conquistas por hacer

Retomando el tema de la brecha salarial y, a colación de los datos ofrecidos por la Ministra de trabajo, Fátima Báñez, que afirmó que la brecha se había reducido un 3% gracias a la buena evolución de la economía española, Íñigo Urresti interpeló a las contertulias sobre los retos más inmediatos del feminismo.

Crespo expuso la necesidad de que todas las mujeres de las distintas organizaciones políticas, colectivos y sindicatos debían luchar por el empleo digno y de calidad, retomando la máxima de “la autonomía económica, dota de autonomía social”, en relación a la capacidad de las mujeres de ser independientes económicamente. A su juicio, estos hechos son consecuencias del sistema capitalista en el que “tanto tienes, tanto vales” y en donde, abundan profesiones feminizadas, con condiciones pésimas para las trabajadoras, que profundizan esa brecha salarial. Como solución, planteo dos vías. Por un lado, animar a las mujeres jóvenes a participar en trabajos y disciplinas tradicionalmente masculinizadas pero, a su vez, dotar de mayor reconocimiento a los trabajos feminizados y animar a los hombres a que participen de ellos ya que eso acabaría generando una mejora más inmediata de sus condiciones laborales. Hizo suyo el informe sobre empleo publicado recientemente por CCOO, en donde se evidencia una brecha salarial del 30% entre hombres y mujeres y que se hace más intensa en contratos temporales y precarios, donde las mujeres suelen cobrar menos por hora o, incluso, en la función pública, donde en concurso-oposición, acaban siendo discriminatorios.

Cambiando de tema, antes de finalizar su intervención, quiso tratar el tema de la violencia machista. “Creo que aunque hay que desenmascarar los micromachismos, llamar a todo violencia, resta credibilidad, a mi modo de ver, la dureza real que tienen las agresiones sexuales, psíquicas, psicológicas y físicas,” afirmó, animando a realizar un debate profundo dentro de los movimientos feministas sobre las violencias y como atajarlas.

Alejandra Matallanas quiso profundizar en que la importancia del trabajo digno, incorporando aspectos como la conciliación, en relación a los permisos maternos y paternos y la tradición de que sean siempre las mujeres quiénes lo soliciten, más en contextos de crisis que acaba conllevando que “la pobreza lleve rostro de mujer y se está tratando que esta vuelva al ámbito privado, incluso en las mujeres más jóvenes”. Con respecto la violencia, quiso apuntar la importancia de la educación como pilar básico, tanto en el ámbito formal, en las instituciones sino, también, quién y cómo educa realmente a los jóvenes. “Creo que desde el Estado y las instituciones se debería trabajar más con los medios de comunicación. En este sistema capitalista funcionan con total libertad y no existen medidas que se lleven a cabo para controlar esa educación que los adolescentes apropian a través de los medios de comunicación, las redes sociales, videos virales que circulan por la red, series de televisión, etc.».

Respecto a la violencia machista, instó a releer la ley que tenemos porque “realmente no funciona”, como ocurre con la protección sin denuncia ya que, “la ley se ha recortado y no hay recursos”, aludiendo a que, muchas mujeres no denuncian porque son conscientes de la desprotección a la que pueden estar sometidas.

Prosiguiendo con las intervenciones previas de sus compañeras, Cid quiso hacer hincapié en la “dignificación del trabajo feminizado cuando este se masculiniza”, un claro ejemplo de las gran cantidad de estereotipos que todos y todas tenemos interiorizados y que hila con que mucho del trabajo que realiza la mujer con bebes o personas mayores es dinero que se ahorra al Estado bajo un modelo feminizado y estereotipado del cuidado familiar y del hogar.

En cuanto a los asesinatos machistas, hizo referencia a que “la ley está ahí, como marco legal, pero ¿hasta qué punto es útil?”, haciendo volver a la palestra el hecho de que se hayan recortado lo recursos para la protección de la integridad de las mujeres que denuncian. “El individuo piensa que la mujer es su posesión, es su propiedad y, en el momento en que la mujer empieza a evidenciar mayor autonomía porque puede tener trabajo y hacer con su vida lo que quiere, hay una reacción” expuso sobre realidad que subyace bajo la violencia machista. Ahondó, también, en que, durante mucho tiempo, la violencia de género se creía existente única y exclusivamente propio de las clases populares, en el obrero. Efectivamente, hoy sabemos que eso es falso y que la violencia puede no ser solo física, sino también psicológica y que se da en las distintas clases sociales, con especial atención a gente que se le supone un alto nivel cultural. Según Cid, la única manera de cambiar esta situación es, a largo plazo, a través de la educación, de educar en igualdad para que todas las personas lo puedan asumir, reconociendo que será una tarea difícil.

Para profundizar en las acciones a seguir, el presentador quiso reorientar el debate a los movimientos y movilizaciones que son necesarios convocar para proseguir la lucha por los avances en la igualdad de género.

Desde el MDM Asturias, se quiso poner como fecha clave el 8 de Marzo, de internacional de la mujer trabajadora, donde se tomarán acciones como el paro mundial de mujeres, donde más de 30 países se han sumado a este paro. “Estos paros están bien definidos en América Latina y toman reivindicaciones similares a las que podemos tener en España, como la brecha salarial, la explotación económica que sufren las mujeres y los feminicidios”, indicó Matallanas en un intento de animar al éxito de esta movilización para evidenciar que cuando las mujeres se unen, son imparables y sitúan realmente los debates en la calle. Por otro lado, se informó de que, en Asturias, además de incidir en esos temas, las protestas tendrán a las mujeres refugiadas como protagonistas, así como a las compañeras que están huelga de hambre en la Puerta del Sol.

Finalizando su intervención, quiso incidir en que desde el movimiento feminista deben buscar un lenguaje más cercano a las mujeres de la calle, “un lenguaje que no sea el del feminismo convencido, sino que sea capaz de convencer a la realidad de los problemas y demandas de las mujeres de aquí”.
Esther Crespo, recalcaría nuevamente la importancia de la movilización del 8 de Marzo, bajo el lema todas somos refugidas, lo que demuestra que “las mujeres siempre hemos sido y seguimos siendo muy solidarias”. Incidió en la pésima labor que se está ejecutando desde Europa para subsanar la situación de las y los refugiados, con especial virulencia contra las mujeres. Apuntó también que, en Gijón, desde el Consejo de Asociaciones de Mujeres se está haciendo una recogida de material higiénico para las refugiadas sirias en colaboración con la Asociación de apoyo al pueblo sirio. Asimismo, se está trabajando en el desarrollo de un manifiesto crítico con las políticas de asilo, de los gobiernos español y Europeo, ya que no se están cumpliendo ni los mínimos acuerdos marcados en lo que a la acogida de refugiados se refiere.

En relación al tema del lenguaje y la pedagogía que debe ejercer el movimiento feminista para llegar a todas y a todos, quiso profundizar en lo expuesto desde el MDM Asturias, teniendo en cuenta que su fin, no es el de una campaña inmediata, sino el de generar conciencia y reconocimiento a medio-largo plazo. “Nuestro reto es encontrar la táctica de movilizar de manera más inmediata a un importante sector de la población”, afirmó.
“Históricamente, el feminismo ha producido mucho rechazo entre hombres, pero también en mujeres cuando, en su esencia, lo que pretende es lograr avances en la posición de las mujeres. Si nosotras estamos mejor, todos estaremos mejor”, sentenció Rosa Cid en un claro llamamiento al trabajo para concienciar, tanto a hombres como a mujeres, de que el feminismo aboga por la igualdad de derechos de todas y todos. Quiso también hacer un especial recordatorio del centenario de la Revolución Soviética ya que, acordar el 8 de Marzo como día de la mujer trabajadora, aunque previamente ya había habido movilizaciones, se celebra en homenaje a una movilización de las mujeres soviéticas el 23 de febrero de 1917 que, en nuestro calendario, es el 8 de marzo, “anticipándose a la gran revolución de 1917 que tiende a olvidarse y merece la pena recordar”.

En relación a la evolución de los 8 de Marzo, Cid quiso hacer una recopilación de sus lemas, lo cual hacer ver las preocupaciones del movimiento feminista a lo largo de la historia, que va desde lo cotidiana o familiar, como el divorcio o el aborto, hasta momentos como el actual, donde cada vez más se internacionalizan las reivindicaciones del movimiento y que, no es más, que un ejemplo más de la solidaridad que impregna el feminismo.

A modo de conclusión, las tres participantes en el debate remarcaron la importancia de hacer pedagogía y llevar el feminismo a todos los rincones y a todos los hombres y mujeres, dejando claro, cómo, porque y de qué manera, recordando siempre las luchas previas como un faro que ayude a vislumbrar el final de un túnel del que aun no hemos salido.

De esta manera, nuestras pasajeras se bajan en su estación de destino, una estación que, sin ser la definitiva, no es sino una parada más en su lucha feminista por la consecución de una sociedad más justa, equitativa, solidaria e igual entre hombres y mujeres.