Nuestro querido camarada Ernesto Noguerol nos dejaba en la tarde de ayer después de luchar durante días por su vida, después de que una repentina afección coronaria lo pusiera al borde del abismo a comienzos de la semana. Toda la familia que formamos el Partido Comunista de España en la provincia de Granada nos encontramos absolutamente rotos, absolutamente destrozados, por una injusta y temprana pérdida que llega mucho antes de lo debido.

Ernesto llevaba toda la vida militando, no sólo en el PCE y por extensión en Izquierda Unida, sino también en las Comisiones Obreras. Siempre dispuesto a asumir la tarea que fuera necesaria, sin miedo a las dificultades y al esfuerzo y sacrificio que la misma le pudiera suponer. Para nosotros y nosotras, sus camaradas, era un puntal que siempre estaba ahí para lo que fuera necesario. Su implicación en el trabajo que le correspondía era total, y además siempre realizaba su labor con una sonrisa.

En los últimos años, desde que recuperamos la gestión directa de nuestra caseta en la Feria de Granada, Ernesto se convirtió en una de las almas de la misma, sin cuya implicación y trabajo difícilmente hubiera sido un éxito la recuperación de la misma. Allí formó, junto con Isidoro Coello, Ángel Pertiñez y uno mismo, el cuarteto de diablillos que hacía que la barra funcionase. Los cuatro acompañados de los y las camaradas de la UJCE, además de Ana, Rocío, Elvira o Marshall, junto al resto de camaradas que colaboran, convertimos ese sueño en realidad, pero siempre con la coordinación de Ernesto que era quien cuadraba turnos, llamaba a la gente y conformaba los equipos.

A todas nos enseñó no sólo qué significa militar, sino también algunas lecciones sobre cómo vivir la vida. Siempre nos decía que hay que quererse, que lo primero que tenemos que hacer entre camaradas es tenernos cariño, aunque no se este de acuerdo en cualquier asunto.

Como no podía ser de otra manera amaba con locura a los suyos, a sus hijos, fue siempre un buen ejemplo y ternura para con ellos. No puedo olvidar cómo brillaban sus ojos en el último Corpus, hace apenas unas semanas, compartiendo el turno de cierre con su hija Elvira, que no paraba quieta tras la barra, cuánto amor, felicidad y orgullo sentía.

Todas hemos perdido hoy un trozo de nosotras mismas. Nada volverá a ser igual, pero seguiremos adelante tal y como tú hubieras querido Ernesto. Siempre te recordaremos con esa sonrisa que lo invadía todo, y con esa mirada limpia en la que nos envolvías. Hemos aprendido de ti todo lo que hemos podido mientras has estado con nosotros… Ahora nos queda el difícil camino de seguir sin ti, pero con todo lo bueno que nos has dejado acompañándonos.

Seguimos, estamos justo en pleno XII Congreso del PCA. Pero nuestras cabezas, nuestro pensamiento, sólo puede estar contigo. Me queda tanto por decir, es tan poco lo que te he escrito… Pero en estos momentos no puedo más, no sale más, sólo tristeza y tu no querrías eso? Intentaremos que te puedas sentir orgulloso de y nosotras, pondremos en ello todo nuestro empeño. Adiós camarada, adiós querido amigo, que la tierra te sea leve, Ernesto.

Secretario de Organización y Área Interna del Comité Provincial del PCA de Granada