Hay personas que pasan por nuestra vida y que dejan huella, incluso aunque el tiempo que hayas pasado con ellas sea breve; eso nos ha ocurrido con Marina Delgado. Su vitalidad, su alegría, su sonrisa y el compromiso comunista es lo que para muchas de nosotras, le caracterizaba.
Aprendimos de su demostrada militancia comunista, feminista y solidaria, su trabajo con las personas refugiadas, de su compromiso con la revolución bolivariana y con las mujeres que sufren la lacra de la violencia machista; no en vano, ella también era una víctima que muchas veces padeció una soledad incomprensible.
A quienes tuvimos la suerte de conocerla y tratarla nos ha dejado una profunda huella, su bella sonrisa y su empuje lo hemos encontrado en las tareas de comunicación, en la colaboración con Mundo Obrero y últimamente en Mundo Obrero Radio. La última vez que la vimos fue en la fiesta del PCE, siempre dispuesta a echar una mano con sus hermosas fotografías, en las redes sociales y apoyando al resto de compañeras y compañeros, qué gran camarada.
Su marcha es una gran pérdida para el Partido, a pesar de su juventud dio muestras de una madurez política propias de todo un cuadro dirigente, impulsiva ante las injusticias, como no… pero un impulso bello y coherente con nuestros ideales, sin medias tintas, sin callar, una faceta incómoda de muchas comunistas ante otras gentes.
Lo peor, su forma de irse, voluntaria, sin hacer ruido, con elegancia, dejándonos esos recuerdos que en estos días inundan las redes sociales, donde nos mostraba el lado más humano de una mujer todo compromiso, todo corazón. No podemos más que fundirnos en el dolor con su familia desde la lejanía de esta península en la que nos visitaba. Necesitamos más a Marina, más tiempo con ella, las que pudimos pasarlo con ella en viajes y en tareas de comunicación, la vamos a echar mucho de menos como camarada y como persona.
Sirva esto como humilde homenaje a nuestra africana, nuestra maravillosa comunista cuyo ejemplo es muy grande. Que la tierra te sea leve, camarada.