El pasado 13 de diciembre miles de personas marchamos por las calles del centro de Salvador de Bahía en un desfile multicolor que dio inicio al Foro Social Mundial (FSM) 2018, pero en el que la reivindicación más coreada no fue el mítico lema “Otro mundo es posible”, sino el muy brasileño “Fora Temer”. Y fue así porque a pesar de ser un foro mundial, la verdad es que fue abrumadoramente brasileño. Y eso tuvo un motivo.
El camino hasta este FSM no fue fácil. Hace dos años se celebró el FSM en Montreal (Canadá) y desde entonces se abrió un acalorado y profundo debate sobre la naturaleza del FSM e incluso sobre su propia existencia. Cuando surgió la idea del FSM a principios de milenio, respondió a una necesidad y cumplió una función, especialmente en América Latina, que no fue ajena al triunfo de gobiernos progresistas en la región. Pero durante estos años surgieron muchas voces que hablaban de la necesidad de ir más allá y denunciaban que el Foro Social Mundial se había ido convirtiendo en una reunión de ONGs sin función propia y por lo tanto, con dudas de cómo continuar. El debate no se zanjó en Montreal, pero quedó abierto.
El año pasado, sectores del PT de Brasil, junto con numerosos movimientos de ese país y la opinión de muchas de las organizaciones del Consejo Internacional del FSM, decidimos seguir adelante y organizar este año un Foro en Salvador de Bahía, por ser la capital de un estado que gobierna el PT y por tener la ayuda de la Universidad pública de la ciudad. En un claro intento de recuperar impulso político tras el impeachment de Dilma Rousseff y la amenaza de encarcelación de Lula, se dieron cita en el FSM muchos de los movimientos más combativos de Brasil, del PT, del PCdoB y de la CUT, el sindicato mayoritario.
El FSM fue, por lo tanto, más pequeño que otros (aun así, participaron unas 80.000 personas) y muy brasileño, por lo que, a pesar de la presencia internacional en alguna de las 1500 actividades organizadas, lo cierto es que los tres temas sobre los que giraron todos los debates fueron la amenaza contra Lula, el asesinato de Marielle Franco y el grito unánime de “Fora Temer”.
A pesar de ello y por la ciudad elegida, tanto el feminismo como el antirracismo fueron los dos grandes temas trasversales a los debates del Foro (Salvador es la ciudad con más población negra de Brasil y cuna de la cultura afrobrasileña), quizá por eso cuando el día 14 asesinaron a tiros a Marielle Franco, concejala de Río de Janeiro, activista de las favelas, mujer y negra, la noticia cayó como una bomba en una ciudad que sufre el racismo de forma sistemática e hizo que el FSM se convirtiera en un grito contra los feminicidios y contra el racismo.
El día 15 Lula habló en el estadio de la ciudad. Fuimos a escucharle y a descubrir que el estadio no se llenó ni una cuarta parte. El ataque de los medios a Lula, en especial por el Grupo Globo, no hacen mella en las posibilidades electorales, pero si en su capacidad de convocatoria. Aun así, fue un gran mitin en el que, tras Lula -que defendió su inocencia y llamó al pueblo a no ceder ante la derecha golpista-, la persona más aplaudida y coreada por el público fue Manuela D´Avila, la candidata del Partido Comunista de Brasil para la primera vuelta (si Lula se presenta, el PCdoB apoyaría su candidatura en segunda vuelta). Gran oradora y muy radical en sus propuestas, Manuela estuvo presente en todo el Foro denunciando las injusticias de Brasil.
Europa estuvo fuera del Foro, salvo por los seminarios que hicimos Trasnform, el Partido de la Izquierda Europea y las compañeras de Attac y por eso, cuando llegó el día de la evaluación en el Consejo Internacional del que tanto Attac como Transform forman parte, fuimos la nota más negativa de un Comité que valoró de forma extraordinariamente positiva el Foro de Salvador.
El debate ahora es cómo politizar más este espacio, algo en lo que coincidimos la mayoría tras un arduo debate, y cómo reforzamos alianzas de resistencia en un momento de ofensiva muy dura del capital. El FSM valdría la pena solo como punto de encuentro de activistas, pero se quiere ir más allá y tejer agendas comunes para el futuro.
Y salimos con agenda. La primera, apoyar el Foro Mundial de las Migraciones que tendrá lugar en México en octubre, ayudar y colaborar en la contracumbre al G-20 en Buenos Aires en diciembre y organizar el próximo FSM en 2019, para lo que hay cuatro países candidatos: Portugal, México, Suiza o Brasil.
Creo que este Foro ha demostrado que organizar eventos de este tipo es algo imprescindible. Necesitamos todos los espacios posibles para construir alianzas y resistencias en un momento en el que la agresividad del capitalismo deja a millones de personas sin esperanza. El FSM no es el único ni el mejor, pero sí un espacio de intercambio fundamental para que sigamos entendiendo que otro mundo es posible.
Secretaria de Programas de IU