Durante la mañana del domingo, el espacio Agitación de la Fiesta del PCE acogió el debate sobre el futuro del movimiento feminista, durante el cual se hizo un repaso de los pasos dados para organizar la Huelga Feminista, algunas de las luchas que han participado en ese espacio y los retos del futuro. Para ello se contó con Justa Montero, de la comisión 8M; Rafaela Pimentel, trabajadora doméstica; Carlota Álvarez, militante de la UJCE y presentado por Nerea Estévez, responsable de feminismo del Comité Central de la UJCE.

Para Justa Montero, la Huelga Feminista fue la mayor movilización feminista de España. Pero no fue un hecho puntual, sino que marcó un antes y un después en el movimiento feminista. Tanto el proceso organizativo previo para crear la comisión 8M como espacio feminista unitario, como el de acumulación de fuerzas, han permitido que los diversos sectores que lo conforman se pudieran sentir reflejados en la comisión 8M. Para Justa, la Huelga Feminista fue el resultado del hartazgo de las condiciones de vida de las mujeres en una sociedad que no las escucha ni pone medidas. El sistema capitalista no permite tener un proyecto de vida a las mujeres por la precarización a las que las somete. Tras la victoria de la Huelga, el movimiento feminista se va a encontrar con enemigos muy poderosos pero se ha demostrado que las mujeres también tienen poder y deben demostrar que están ahí sin que nadie pueda mirar a otro lado.

Por su lado, Rafaela Pimentel trasladó la visión de unos de los sectores que forman parte de la comisión 8M: las trabajadoras del hogar y cuidados, uno de los sectores laborales más invisibilizados y que en muchas ocasiones ni siquiera se encuentra remunerado. Para ella el 8M no ha sido un éxito porque ellas pudieran hacer huelga, ya que por las características de su trabajo era difícil que pudieran secundar la huelga, sino porque les permitió tener un espacio donde hablar de cuidados y de las precarias condiciones laborales a las que se encuentran sometidas. También sirvió para que otras trabajadoras de hogar y cuidados pudieran conocer sus reivindicaciones y que existían mujeres organizadas a las que sumarse.

La última intervención fue de Carlota Álvarez, que puso de manifiesto que la Huelga 8M había puesto sobre la mesa que el movimiento feminista tenía fuerza suficiente para marcar agenda política. Claves de esa fortaleza es la pluralidad de sectores que lo conforman, que es unitario y la descentralización que ha generado hasta 86 nuevas asambleas en barrios o pueblos. Sin duda el trabajo realizado en estos meses es un ejemplo de construcción de unidad popular. Pero el movimiento sigue y se plantean algunos retos de cara al próximo 8M como pueden ser: transversalizar el feminismo a otros espacios cotidianos hostiles para las mujeres; entender que no se puede crear programa político solas y que hay que llegar a muchos más sectores generando movilización social; y profundizar en dotar de pensamiento anticapitalista que marque la ruptura con el régimen del 78.