Me pide el director de nuestro periódico, Mundo Obrero, que elabore un listado con nueve novelas negras de calidad, referencialidad y representatividad de un género maltratado y mancillado por la constante confusión con el género policiaco o de misterio, que no es ni de lejos lo mismo. La empresa es compleja y, como no puede ser de otra forma, completamente subjetiva, pero atravesada por una convicción plena: que novela negra y la novela policíaca o de misterio no son la misma cosa, porque en la primera no importa quién es el asesino sino la vinculación del crimen con el sistema económico que la rige; que el crimen no es un hecho individual motivado por añejos traumas psicológicos sino por una sociedad enferma que nos condena a la miseria y la desesperación. Dicho de otro modo, la auténtica novela negra disecciona el capitalismo, se adentra en sus cloacas y muestra al lector su auténtica naturaleza.
Estas son mis nueve novelas y conste que faltan grandes autores: Sciascia, Camilleri, Padura, Ibáñez, Cain, Thompson, Fonseca y un largo etcétera. Confío en que sabrán disculparme. Espero que las disfruten.
‘La llave de cristal’, de DASHIELL HAMMETT
El padre del Noir moderno. Imprescindible para entender el género y sus cánones. En esta novela, nos habla de la corrupción del sistema político estadounidense a través del enfrentamiento entre dos bandas de gánsteres. Estilo directo y brutal en una visión marxista sobre las cloacas del capitalismo. Si lo prefieren, pueden leer Cosecha roja, otra obra maestra.
‘Cuentas pendientes’, de JUAN MADRID
Militante del PCE e indiscutible figura principal de la novela negra española. Su serie sobre el ex boxeador Toni Romano desnuda las vergüenzas de la llamada transición española. En esta novela, se añade un tema fundamental: el pasado que siempre vuelve.
‘La mirada del adiós’, de ROSS McDONALD
Heredero de Chandler. Su detective, Lew Archer, cimenta de forma definitiva el arquetipo. Menos social que sus predecesores, aporta, no obstante, una visión demoledora sobre el ideal de la familia occidental, al mismo tiempo que denuncia a una sociedad pervertida por el ansia de dinero y de poder.
‘Talco y bronce’, de MONTERO GLEZ
A medio camino entre la novela negra y la novela quinqui, nos asoma a la realidad desesperanzada de los barrios proletarios de una década mitificada por el poder: los ochenta. Magníficamente escrita. Dolorosa. Necesaria.
‘Por amor a Imabelle’, de CHESTER HIMES
El exponente más puro y descarnado del género en cuanto a ambientes y tramas. Sus dos detectives, Coffin «Ataúd» Ed Johnson y Gravedigger «Sepulturero» Jones, atraviesan un Harlem pobre, corrupto y violento lleno de problemas raciales y de desigualdad económica. Brutal y directo. No se lo pierdan.
‘Asesinato en el Comité Central’, de MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN
No podía faltar en una lista para este periódico. Otro camarada que disecciona la Transición y la muestra como la gran mentira que fue. Referente ético e intelectual. Cualquier Carvalho es recomendable, aunque no todos son negros. Su principal aportación a la novela negra fue abrir una puerta para trascender al propio género. Que tiemble el bueno de Enrique Santiago.
‘Chourmo’, de JEAN-CLAUDE IZZO
Otro militante comunista que nos cuenta el ascenso de la extrema derecha y el FN a través de su trilogía de Marsella en la que Chourmo destaca por la pureza de estilo y el pulso narrativo. Maestro. La ciudad, con sus barriadas obreras y de inmigrantes es la auténtica protagonista.
‘Roseanna’, de MAJ SJÖWALL y PER WAHLÖÖ
Militantes del Partido Comunista Sueco, a través de la serie protagonizada por el inspector Martin Beck, mostraron con brillantez y eficacia la cara B de la idílica sociedad socialdemócrata sueca de la década de los setenta. Renovadores del género y muy por encima de los posteriores representantes de la novela policiaca nórdica.
‘El largo adiós’, de RAYMOND CHANDLER
Dejo para el final la que es, a mi juicio, la mejor novela negra escrita hasta hoy. Philip Marlowe, el detective privado por excelencia, nos guía en un viaje que comprende desde las grandes mansiones californianas a los bajos fondos de Los Ángeles. Chandler eleva al género a cotas de Literatura en mayúsculas. Después de esta obra nada volverá a ser lo mismo, ni para el género ni para el lector que tenga el acierto de abrirla y comenzar a leer.