El movimiento francés de chalecos amarillos contra Macron, así como las protestas en Hungría contra la «ley sobre la esclavitud» de Orban muestran que la misma propensión neoliberal une a los gobiernos «europeístas” y a los «soberanistas». La actitud de los gobiernos que Salvini indica como aliados al tímido bluff del gobierno italiano “en contra” de la Comisión Europea, confirma que la estructura subyacente, las políticas económicas de las derechas, no es como aparece en la propaganda que utilizan para legitimarse como «populistas” y “antiestablishment”. La contraposición tragicómica entre las proclamaciones bélicas de Salvini-Di Maio y la Comisión Europea se ha traducido en una inversión de marcha cada vez más clara del gobierno amarillo-verde para tranquilizar a la UE y a los empresarios italianos.

Confirmamos nuestro rechazo a los dictámenes de la Comisión y a los parámetros establecidos en los tratados y en el pacto fiscal, y consideramos extremadamente grave que la oposición parlamentaria (Partido Democrata-PD y Forza Italia) haya logrado hacer algo peor que el gobierno, apoyando las demandas de Junker y Moscovici, hablando el idioma de la patronal con su lengua bifurcada.

Nuestra crítica a la “ley de presupuesto” es opuesta a la que han repetido obsesivamente los medios, Confindustria, PD y centro-derecha. Esta es una ley que, al igual que las de los gobiernos anteriores, también ofrece para el período 2018-2020 un superávit primario y una inversión absolutamente insuficiente. El respeto de las absurdas restricciones del presupuesto impuestas a nivel europeo contrastan con los objetivos de la misma Constitución, manipulados por el gobierno de Monti.

Es así que el panorama de creciente empobrecimiento, alto desempleo, crisis del estado de bienestar y declive del país se ve agravado por la decisión del gobierno de no realizar una política fiscal progresiva (como impondría el dictado constitucional), no combatir la evasión fiscal, y no introducir un impuesto sobre los grandes patrimonios. Al mismo tiempo, no recortar el gasto militar y las grandes obras confirma que el «cambio» anunciado es cada vez más inconsistente. Este gobierno es cualquier cosa menos el gobierno del pueblo, y está dentro del paradigma neo-liberal. La miseria política y moral de los «soberanistas» de color verde-amarillo se destacó con la falta de firma del Global Compact sobre migraciones, con el voto a favor del JEPTA (el acuerdo de libre comercio con Japón), además de las disposiciones sobre trabajo, impuestos (amnistía fiscal y Flat Tax), salarios. Reprimir a los inmigrantes es más fácil que decir no a los intereses capitalistas.

Si están en crisis los partidos de centro-derecha y centro-izquierda que han gobernado en los últimos 25 años, es porque son responsables de las políticas de austeridad que han empobrecido a las clases populares, precarizado el trabajo y la vida en toda Europa, especialmente en los países del sur del continente. El crecimiento de la Liga Norte y de otras fuerzas racistas de derecha muestra que la utilización de los migrantes como chivos expiatorios funciona en términos de creación de consenso, para tratar de acreditarse como defensores de los intereses populares.

La única oposición realmente alternativa a este gobierno es la que se expresó en las movilizaciones contra el racismo y el “decreto de seguridad”, en solidaridad con los migrantes y con quienes se comprometen en su ayuda, en las movilizaciones de las mujeres, de los territorios contra las grandes obras como el AVE. La gran manifestación anti-racista del 10 de noviembre, la extraordinaria marcha de «Ni una menos» y la manifestación NO AVE del 8 de diciembre, indica que una parte del país no acepta la ofensiva de Salvini con la complicidad del Movimiento 5 estrellas. Debemos trabajar para el desarrollo, la autonomía y la ampliación de esta resistencia y la creación de un plan de intervención pública para calificar y reconvertir el aparato productivo y para la creación directa de empleo.

Hay que continuar con el empeño en el terreno social con campañas sobre pensiones, trabajo, salud, derechos, educación, evidenciando que es el poder del capital y las políticas que favorecen a los más ricos (y no la inmigración) que han producido el empobrecimiento en masa, un desempleo cada vez mayor, precariedad laboral.

Si el surgimiento en diferentes formas de una derecha con rasgos cada vez más autoritarios en todo el mundo (Trump, Salvini, Orbán, Le Pen, Duterte o Bolsonaro) es el efecto de la crisis producida por las políticas neoliberales, debemos trabajar por una alternativa clara a esas políticas. Y esto confirma la necesidad de una colocación alternativa al PD y a lo que queda de un centro-izquierda que (incluso después de la renuncia de Renzi) es incapaz de plantear una ruptura creíble con el pasado. Solo la reanudación del conflicto social puede constituir una alternativa al resentimiento dirigido hacia abajo, hacia los más débiles y más pobres.

En vista de las elecciones europeas y la próxima ronda de elecciones locales y regionales, proponemos la construcción en Italia de una alianza de izquierda, popular y alternativa a todos los polos existentes. Sabemos que hay elementos de la cultura política y la historia que nos diferencian, pero también existe un compromiso común.

Durante meses hemos dialogado con otros sectores de la izquierda social y política anticapitalista, anti-neoliberal, ambientalista y cívica, señalando la necesidad de crear un polo popular, abierto y unitario a nivel programático y con un perfil político de ruptura que pueda unir subjetividades políticas y sociales que luchan por la implementación de la Constitución. Necesitamos unir las fuerzas que han resistido y defendido los derechos y bienes comunes y que trabajan para construir una alternativa a este gobierno y a una oposición deslegitimada, tomando en cuenta además posibles elecciones anticipadas.

Por lo tanto, seguimos trabajando por una coalición social y política que nos vea unidos en el terreno electoral con todas las realidades políticas, sociales, culturales y sindicales que sienten la urgencia de construir una alternativa a nivel nacional y europeo. La fuerza de la propuesta dependerá de la capacidad de involucrar a la parte del país que se ha movilizado en los últimos meses, para organizarla en un movimiento popular y no en una mera suma de acrónimos. Una lista unitaria tiene que representar una alternativa a los nacionalistas y xenófobos, así como a los tratados de la UE y a los gobiernos neoliberales. Trabajamos en Europa y en Italia hacia la máxima confluencia política y programática entre las fuerzas políticas y sociales que se refieren al GUE/NGL, como una alternativa al Partido Socialista Europeo y a las derechas que han sido pilares de la gran coalición y la austeridad.

No practicamos el sectarismo y creemos que la unidad (tanto en las luchas como en el momento electoral) es un deber. Pero la unidad se vuelve efectiva solo si se fundamenta en un proyecto político coherente, comprensible y creíble que pueda conectar con millones de personas. Se necesita con urgencia un sano conflicto de clases, para que se pueda construir una coalición política y social de la izquierda antiliberal.

Responsable del Área de Internacional del Partido de la Refundación Comunista (Italia) – Izquierda Europea