Hijo de campesinos, el asesinato de su padre por la Guardia Nacional, cuando apenas tenía ocho años, marcó para siempre su vida. Su anhelo de justicia le llevó a tomar partido en la lucha contra la dictadura de la familia Somoza. En 1966 fue uno de los fundadores de la Unión Nacional Opositora, una confluencia de liberales, conservadores, socialcristianos, socialistas y comunistas contra el gobierno somocista. Integrado posteriormente en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), fue uno de sus más destacados mandos militares durante los años de dura lucha guerrillera que concluirían en 1979 con la caída de Anastasio Somoza Debayle.
Héroe de mil batallas por la liberación de Nicaragua, Pastora se convirtió en un icono de la lucha guerrillera, poniendo rostro a la revolución que terminó con una dictadura de 45 años. Inmortalizado como Comandante Cero, dirigió con éxito la acción del 22 de agosto de 1978, cuando un reducido comando sandinista tomó el Palacio Nacional, obligando a la dictadura a liberar a cincuenta presos políticos. Durante la lucha insurreccional dirigió las operaciones en el Frente Sur «Benjamín Zeledón», plantando cara a las tropas de élite de la Guardia Nacional somocista.
Su militancia política no ha estado exenta de polémica. Contrario a la dirección por la que transitaba la Revolución en los primeros años tras la victoria, se enfrentó al FSLN y en 1982 fundó en Costa Rica la Alianza Revolucionaria Democrática, una organización político-militar que fue vinculada a la contra nicaragüense que operaba bajo la dirección de la CIA en el acoso al gobierno sandinista.
En 2006 se postuló como candidato presidencial de Alternativa por el Cambio pero obtuvo un reducido apoyo electoral (0’27 %). Aunque vacilante en su militancia, Pastora fue fiel a sus ideales patrióticos de defensa de la soberanía nacional de Nicaragua. Su divorcio con el sandinismo no fue definitivo y, con la vuelta al poder de Daniel Ortega, se consumó la esperada reconciliación de ambos líderes guerrilleros. El histórico Comandante Cero retornó al Frente Sandinista, al cual ha consagrado los últimos años de su vida, siendo destacada su defensa del FSLN durante el fallido golpe de Estado derechista de 2018.
Su muerte ha sido celebrada por la antidemocrática oposición como si de una victoria política se tratara. ¡Qué ilusos! La muerte de un hombre como él, curtido en la lucha guerrillera, donde uno nunca sabe si el siguiente será su último día, a los 83 años, después de disfrutar de una salud de hierro hasta el último momento, es su última gran victoria. Edén nació para luchar y luchando estuvo hasta su último aliento. Se va con el respeto de un pueblo revolucionario para el que fue un referente y el odio de una derecha golpista y vendepatria que nunca le perdonó que fuera el Comandante Cero.