El caimán es uno de los seres más fascinantes que existen, ha sido adorado por culturas milenarias, tanto en las Civilizaciones Mesoamericanas como en el Antiguo Egipto, y temido en todo el mundo. Animales de sangre fría y de piel dura, de apariencia lenta, silenciosos y letales. Pueden llegar a permanecer dos días debajo del agua sin respirar, esperando el momento indicado para lanzarse contra su presa. Se mimetizan con su entorno, están sin estar.
Estos grandes reptiles subacuáticos son animales que prácticamente no han evolucionado, habitan nuestro planeta desde hace 230 millones de años, se tiene constancia de su existencia desde el Triásico Superior. Les mueve un único instinto, la supervivencia. Buscan alimentarse y reproducirse. Cuando se encuentran en tierra son temibles pero cuando están dentro del agua son mortíferos. Si alguna vez se encontrase con un caimán, huya. Aléjese de él lo más rápida y silenciosamente posible, no llame su atención y mucho menos busque la confrontación directa sin estar totalmente preparado para ello.
Este animal de hocico alargado, patas cortas y larga cola no es un ser invencible, sus puntos débiles se encuentran en la cabeza, ojos y boca, pero a no ser que vaya en grupo no se enfrente a él. Huya, cuando esté a salvo avise a las autoridades pertinentes e indique la zona dónde ha visto al animal. En caso de sobrevivir a uno de sus ataques, recuerde que lo más probable es que sus mordiscos, aunque no hayan sido aparatosos, le hayan infectado gravemente la herida.
En política, igual que en la vida, también existen los caimanes. Son personas grises, mediocres, con pensamientos muy viejos y nada evolucionados, cuyo único principio es sobrevivir, por ello no dudan en sumarse a los movimientos políticos que creen que les solucionarán la vida, independientemente de sus ideas o programas. Pasarán desapercibidos el tiempo que haga falta, aguardando su momento. Nuestra primera recomendación es que huyan de ellos, la segunda es que se organicen y los combatan.
Lenin Moreno es un caimán que supo ver el potencial del movimiento político de la Revolución Ciudadana, supo esperar su momento, movió los hilos que tenía que mover y tocó las teclas que tenía que tocar en el momento oportuno. Su carácter tranquilo y afable no suponía una amenaza para nadie, escurría las disputas y evitaba hacer enemigos, actuó como el gas, ocupando espacio sin ser visto. Justo lo opuesto a Rafael Correa, el líder del movimiento.
Correa actuaba como un revolucionario, detectando los problemas del país, analizándolos y buscando la mejor manera de solucionarlos, trabajando arremangado a cara descubierta y señalando el fraude y la corrupción. Moreno esperaba en segundo plano que el presidente parara los golpes, mientras él recibía el reconocimiento por desarrollar la Misión Solidaria Manuela Espejo, la vertiente social de la obra del gobierno. De este modo, Lenin era la cara amable del gobierno para el viejo orden y Correa su peor enemigo.
Como es conocido, durante los mandatos presidenciales de Rafael Correa se produjo una dura campaña en su contra. Una importante parte de esa campaña de desgaste fue mediática, mediante la difusión constante de medias verdades, burdas manipulaciones y mentiras. Otra parte fue económica, mediante la presión, el boicot y el sabotaje de empresarios, oligarcas, grandes empresas e instituciones tanto nacionales como transnacionales que tradicionalmente habían controlado la economía del país. Y finalmente mediante intentos armados para derrocar su gobierno y acabar con su vida, plasmados en los atroces acontecimientos del 30 de septiembre de 2010.
Misión Solidaria Manuela Espejo
En 2016, a pocos meses de que se produjera el final del tercer mandato presidencial consecutivo de Rafael Correa, distintos miembros de Alianza PAIS empezaron a postularse como posibles candidatos a suceder al hasta entonces líder indiscutible del movimiento. En ese momento varios estudios demoscópicos y encuestas situaban a la oposición como vencedora en los comicios presidenciales de 2017, el candidato que aparecía con mayores opciones de victoria era Lenin Moreno. El escenario era extremadamente complejo y desalentador para la Revolución Ciudadana.
La historia política de Ecuador nos muestra que desde 1979 ningún presidente había durado en el cargo más de cuatro años y que entre 1996 y 2019 ocuparon la presidencia nueve personas distintas, lo que hace una media de dos años y medio por cada mandatario en el cargo. Un caso especial fue el de Rafael Correa, que ostentó la Presidencia de la República del Ecuador entre el 15 de enero de 2007 y el 24 de mayo de 2017, rompiendo una larga etapa de inestabilidad política, ya que, aunque los demás presidentes tuvieran una misma línea de actuación en lo económico, la toma del poder por distintas facciones políticas, empresariales y territoriales dificultaba que se asentara cierta institucionalidad.
Con el impulso de la Revolución Ciudadana y bajo la candidatura de Alianza PAIS en el año 2006, se logró dar un giro significativo a la dinámica política elitista que gobernaba Ecuador desde su independencia. La victoria de un movimiento ciudadano progresista puso punto y final a un sistema político acostumbrado al turnismo, más de lo mismo con distintos rostros, los de siempre, hijos de los de siempre, amigos entre ellos.
El impacto emocional que supuso la victoria en las elecciones presidenciales de Rafael Correa fue tremendamente profundo. Esperanza e ilusión para las clases populares. Miedo y odio para las clases dirigentes. Los nadie entraban en su espacio de poder, no para servirles sino para poner a funcionar el Estado en una dirección que no les sería tan beneficiosa.
Las viejas élites ecuatorianas sintieron la necesidad de recuperar el control de los espacios dirigentes del país. Eso les llevó a tratar de fortalecer sus históricas alianzas externas con sectores conservadores de Estados Unidos y de la oligarquía de América Latina con sede en Miami y a buscar interlocutores en el nuevo ejecutivo presidido por Correa. Este interlocutor fue Lenin Moreno. Desde julio de 2009, Lenin Moreno se responsabilizó desde su cargo de Vicepresidente de desarrollar la Misión Solidaria Manuela Espejo, lo que representaba ser la cara afable de los avances institucionales de la Revolución Ciudadana.
El desarrollo de la Misión Solidaria Manuela Espejo permitió localizar en territorio ecuatoriano unas 300.000 personas con distintos grados de discapacidad, tanto psíquica como física que pasaron a recibir ayuda y soporte inmediato por parte del Estado. También se localizaron más de 15.000 personas con un grado severo de discapacidad que pasaron a recibir un subsidio extra conocido como bono Joaquín Gallegos Lara. Este ambicioso y necesario programa social permitió que el Vicepresidente Moreno se diera a conocer en primera persona por todo el país, disparando su popularidad.
La Misión Solidaria Manuela Espejo tenía la particularidad de ser un programa en el que colaboraba personal médico ecuatoriano y cubano. Lo que en un primer momento fue una campaña de detección y atención de personas con necesidades especiales por todo el país, pasó a una segunda fase en la que se abastecía a estas personas de elementos materiales para mejorar sus condiciones de vida, como alimentos especiales, sillas de ruedas, camas, colchones y pañales entre otros. Esta misión además sirvió para mostrar la amistad entre los pueblos de Cuba, Venezuela y Ecuador.
A partir de 2010 Moreno inició una gira por América del Sur y Centro América para exponer ante los gobiernos la Misión Solidaria Manuela Espejo. En esa etapa proyectó su imagen de hombre de consenso a nivel regional. Mientras el gobierno del que era Vicepresidente sufría duros ataques, él se mantenía en segundo plano alejado del conflicto, envuelto en el manto de la inserción social. Su buen trabajo divulgativo y su capacidad para tejer complicidades territoriales le permitió en 2012 que saliera adelante la Ley Orgánica de Discapacidades. Con una excelente hoja de servicio, Moreno decidió no presentarse a la reelección para ser Vicepresidente.
En diciembre de 2013 Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, nombró como su enviado especial para la Discapacidad y Accesibilidad a Lenin Moreno, un cargo de nueva creación que debía desempeñar en Suiza. Y así lo hizo hasta 2016, momento en que dio un paso adelante y se postuló como sustituto de Rafael Correa. Fue entonces, en ese período en el que vivió en Europa, en el que todos los indicios y la mayoría de las fuentes señalan que Lenin Moreno cambió de bando, los cantos de sirena de la tecnocracia internacional acompañados de gigantescas promesas bañadas en oro y dólares le hicieron mella.
Lenin Moreno y Luis Almagro
El 5 de diciembre de 2014 se celebró en Quito la toma de posesión de la presidencia pro tempore de UNASUR. El cargo pasó de Desi Bouterse, presidente de Surinam, a José Mújica, presidente de Uruguay. Allí Mújica pronunció un interesante discurso del que destaco las siguientes palabras: «No puede ser la política el mundo de los empresarios (…), el que quiera hacer plata que se vaya al mundo de la industria, al mundo del comercio, que entregue su existencia al mundo financiero, y está bien, lo aplaudiremos, pero que no se entrevere con la política». A su derecha se encontraba Luis Almagro, por aquel entonces canciller de Uruguay, y a su izquierda Rafael Correa, presidente de Ecuador.
En esa instantánea se representaban tres rostros fundamentales para entender los movimientos transformadores de América. José Mújica, representando la generación de referencia que resistió y abrió camino, la dignidad y la historia viva de los represaliados por las dictaduras militares. Rafael Correa, representando la plasmación del trabajo de generaciones, la puesta en marcha de políticas transformadoras y rigurosas. Luis Almagro, representando el oportunismo y la traición, el arribismo al poder para sacar partido personal, trabajar para quién mejor paga y no tener más patria que el dinero.
Moreno y Almagro son el mismo personaje, son caimanes, traidores a los procesos que les dieron la oportunidad de representar a millones de sus compatriotas. Almagro llegó de la mano del Frente Amplio a la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos. Una vez allí, desplegó una agenda de acoso y derribo contra el gobierno venezolano presidido por Nicolás Maduro y contra los demás gobiernos progresistas de América Latina y el Caribe. Estos personajes muestran su naturaleza cuando alcanzan poder, se revelan como vende patrias sin principios.
Cuando Lenin Moreno fue proclamado candidato de Alianza PAIS, muchos analistas veían como futuro presidente a Guillermo Lasso, de la derecha de CREO-SUMA. Nadie apostaría por una victoria de Moreno. Ni en la primera vuelta ni mucho menos en la segunda. Pero la Revolución Ciudadana volvió a dar un paso al frente y confió de nuevo en los candidatos de Alianza PAIS. Hoy sabemos lo que nadie, o muy pocos, imaginaban en aquel momento, que ganara quién ganara la oligarquía contaba con todos los candidatos para regresar al poder.
Historiador