Salud, pandemia y sistema sanitario
Sergio Fernández Ruiz, Carlos Sánchez Fernández, Marciano Sánchez BayleAkal

La Organización Mundial de la Salud venía alertando desde hace veinte años sobre la amenaza de “una pandemia de gran agresividad y con catastróficas consecuencias sanitarias, económicas y sociales”. En 2009 advertía que “la globalización y los cambios en el ecosistema favorecen la aparición de pandemias”. En 2018 insistía en que “es necesario invertir más en la preparación para reaccionar ante grandes pandemias”. Y en 2019, en su informe titulado Un mundo en peligro, decía directamente que “hay que prepararse para lo peor: una pandemia causada por un patógeno respiratorio letal que se propague rápidamente”. No le hicieron caso.

La actual crisis del coronavirus es el producto previsible de un sistema económico y social que, con la globalización neoliberal, el cambio climático y las desigualdades crecientes, ha generado las condiciones para la pandemia.

La pandemia ha puesto en evidencia el deterioro programado de nuestro sistema sanitario

El presupuesto sanitario público es crónicamente insuficiente. La atención primaria ha sido especialmente castigada por los recortes. Hay entre 30.000 y 50.000 profesionales menos en las plantillas del servicio público sanitario. Se eliminaron, desde 2010 a 2018, 12.000 camas hospitalarias. Las listas de espera no han dejado de aumentar. Los copagos dificultan el acceso a los medicamentos de los más enfermos y más pobres. La mayoría de las residencias de mayores están en manos del sector privado que reduce la calidad de la atención y precariza a los trabajadores para aumentar sus beneficios. Muchas residencias de titularidad pública están gestionadas por empresas privadas. La denominada colaboración del servicio público con los negocios privados se ha organizado para favorecer los beneficios privados con fondos públicos.

El gasto farmacéutico ha sido siempre elevado y se ha incrementado de manera incontrolada. Desde 2015, el Ministerio de Sanidad estableció un acuerdo con la patronal del sector farmacéutico que le garantizaba un aumento del gasto farmacéutico en relación con el incremento del PIB a pesar de que disminuía el gasto sanitario público. El control de la política farmacéutica no es suficiente porque se trata de uno de los mayores entramados multinacionales que mantiene una fuerte concentración y funciona como un oligopolio con una gran influencia política y económica.

(*) Del libro Salud, pandemia y sistema sanitario, de Ediciones Akal, cuyos autores son Marciano Sánchez Bayle, portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, Sergio Fernández Ruiz, vicepresidente de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid, y Carlos Sánchez Fernández, periodista especializado en informaciones sobre la sanidad.

Ilustración: Juan Kalvellido

Autores de Salud, pandemia
y sistema sanitario (*)