El pasado 11 de abril se celebró la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Ecuador y los resultados dieron la victoria al candidato de la derecha y líder del partido CREO (Creando Oportunidades) Guillermo Lasso, quien obtuvo el 52,56% de los votos, frente al candidato de la izquierda, Andrés Arauz y líder de Unión por la Esperanza (UNES) que recogió el 47,5% de los votos. La participación fue alta, del 82,6%.

Las elecciones, más allá de incidencias poco relevantes, transcurrieron con normalidad democrática, tal y como pudieron acreditar varios compañeros de IU que integraban una Misión de Observación electoral del Partido de la Izquierda Europea (PIE), que presidía la compañera Maite Mola, vicepresidenta del PIE. En esa misión participaban también Marta Martín, responsable de América Latina en el PCE y Francisco Pérez, responsable de Derechos Humanos y Cooperación de IU. Se encontraban también en Ecuador entre los observadores internacionales los compañeros Manuel Pineda e Idoia Villanueva, eurodiputados de Unidas Podemos.

En octubre de 2019 se habían producido fuertes protestas populares contra las políticas de ajuste neoliberal que el expresidente Lenin Moreno había decido aprobar traicionando su programa electoral. Eran movilizaciones estudiantiles, sindicales y de la izquierda política, pero en su fase final se produjo una auténtica rebelión indígena, seguida de fuerte represión, que obligó incluso al presidente Lenin a trasladar el gobierno a Guayaquil. Moreno logró en una negociación tramposa con el movimiento indígena que estos cesaran en sus movilizaciones. Desde entonces, la frustración en la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y Pachakutic era grande y era evidente que podían presentar una candidatura propia en las presidenciales.

EEUU y los oligarcas encuentran a un indígena a su medida

Por eso los EEUU, que siempre tienen candidatos en América Latina, se adelantaron y de acuerdo con sectores de la oligarquía del Ecuador, decidieron impulsar por la derecha a un candidato indígena oportunista, antes de que pudiese presentarse la candidatura de algún indígena de izquierdas y que pudiera pactar a posteriori con el candidato de izquierdas Andrés Arauz. Ese candidato fue Yaku Pérez, quien había destacado por su defensa del medio ambiente, los ataques a Evo Morales y a Venezuela y que mantenía una posición liberal en lo económico y social, y nada anticapitalista.

En la primera vuelta, con una participación del 81%, ganó la izquierda, con Andrés Arauz y unos resultados del 32,72%; en segundo lugar quedó el banquero Guillermo Lasso con el 19,74%, y en tercer lugar, la tercera vía de Yaku Pérez con el 19,39%. La escasa diferencia entre Lasso y Yaku conllevó desavenencias y conflictos entre ellos, aunque antes se habían mostrado partidarios de llegar a un acuerdo que impidiera una victoria de la izquierda. Por este motivo, Yaku Pérez pidió en la segunda vuelta el voto nulo, que cosechó 1.760.000 apoyos, y permitió en la práctica que la derecha venciera. Guillermo Lasso, quien ya se había presentado dos veces contra Correa y Moreno, fracasando, venció a la tercera a pesar de ser un candidato antipopular: banquero, reaccionario y del Opus Dei.

Horizonte de privatizaciones y recortes

La victoria de Lasso ha sido reconocida por Arauz, pero en la derrota del candidato de la izquierda hay causas externas y propias. Pueden existir errores de campaña, que no nos atañen, pero vemos dos causas muy claras detrás de esta derrota de casi cinco puntos. De un lado, la mala relación histórica entre el movimiento indígena y el correísmo nunca se convirtió en positiva durante el mandato autoritario de Lenin Moreno, ni siquiera para luchar juntos contra las medidas neoliberales. De otra parte, las condiciones de desigualdad en las que se celebraban las elecciones eran muy grandes, tras cuatro años de persecución de Lenin contra los principales dirigentes de la Revolución Ciudadana, presentaban a un movimiento UNES de Arauz, que aunque lo dio todo, llegaba debilitado por una lawfare muy dañiña contra la izquierda y los principales dirigentes del correísmo.

IU ha expresado su preocupación porque de nuevo con la derecha en el poder vuelvan a implementarse en Ecuador privatizaciones y políticas neoliberales de ajuste y austeridad ya fracasadas y muy perjudiciales para el pueblo ecuatoriano, dado que el nuevo presidente conservador Guillermo Lasso, pertenece a la élite económica y fue presidente del Banco de Guayaquil durante casi veinte años, banco del que sigue siendo uno de los más importantes accionistas. IU advierte de que su victoria electoral ha sido muy ajustada y tendrá que gobernar con los límites democráticos de una Asamblea Nacional donde el partido UNES de Andrés Arauz mantiene el grupo parlamentario mayoritario.

También hemos advertido de que Guillermo Lasso, puede continuar con la persecución política y judicial -lawfare – que impulsó el presidente anterior, Lenin Moreno, y que provocó que dirigentes de la oposición de izquierdas como Pablo Romero o Jorge Glas (quien fuera vicepresidente de Ecuador) se encuentren injustamente en prisión; que otros muchos como la prefecta de Pichincha, Paola Pabón o el secretario ejecutivo de Revolución Ciudadana, Virgilio Hernández, se encuentren actualmente procesados por montajes judiciales, y que otros dirigentes como Ricardo Patiño, excanciller de Ecuador o Gabriela Rivadeneira, expresidenta de la Asamblea Nacional, se encuentren en un obligado exilio en México.

Desde IU hemos realizado un llamamiento a la unidad de la izquierda política, de las fuerzas progresistas y del movimiento indígena. Es imprescindible abrir una nueva etapa donde el diálogo y el acuerdo prime entre todos los sectores opuestos a las políticas neoliberales pactadas con el FMI, y que Lasso aplicará sin duda contra los intereses del pueblo ecuatoriano. Solo un proceso de diálogo, acuerdo y unidad en la lucha en la calle y en el parlamento, pueden frenar esas medidas reaccionarias en el corto plazo, recuperar la plena democracia en Ecuador y permitirán que los más de cuatro millones de votos logrados por UNES puedan convertirse en un proyecto más fuerte y amplio que posibilite nuevas victorias electorales en el futuro.

(*) Fran Pérez es miembro de la Comisión Internacional de IU

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