Mbayé nació en la costa de Senegal hace 46 años. El pueblo que lo vio nacer fue Kayar, un lugar popularmente conocido por su tradición pesquera… hasta que llegaron las empresas europeas. “En mi pueblo los barcos extranjeros nos han dejado sin trabajo”, asegura. En este contexto, Mbayé perdió su trabajo como pescador hace 15 años y tuvo que tomar la decisión de migrar a España. Al llegar encontró muchas dificultades para regularizar su situación y poder trabajar: “¿Cómo me pueden decir que aquí no puedo trabajar y allí se están llevando todo?”. Como Serigne, miles de migrantes se ven atrapados en un limbo legal a su llegada a España por una Ley de Extranjería que obliga a pasar 3 años en la irregularidad, sin acceso efectivo a derechos fundamentales y sin poder trabajar con contrato.

Su experiencia política le ha acompañado desde Senegal. Siempre fue un joven comprometido que se levantaba contra las injusticias: “En el colegio ya participaba en las huelgas y después en el tema de la pesca”, recuerda. Esta última situación, que afectaba a tantos aspectos de su vida, le impulsó definitivamente a buscar un cambio desde el activismo social. Desde entonces, no ha dejado de luchar por los derechos de las personas migrantes trabajando activamente en colectivos como el Sindicato de Manteros y la Asociación de los Sin Papeles de Madrid. “Toda persona tiene derecho a circular libremente, a trabajar y a hacer su vida”, reivindica.

Según el candidato de Unidas Podemos, en Madrid hay racismo por todos lados, pero las instituciones tienen un papel especialmente importante. “Es de donde proviene todo”, apunta. Empezando por la ley de extranjería hasta los CIES, según el activista, se condena desde el inicio a las personas migrantes y se les trata como criminales. Él pasó por uno de estos centros de detención cuando llegó a España, y aunque estuvo cinco días encerrado, para otros migrantes este tiempo es mucho más largo, recuerda. “Son cárceles y no deberían existir porque vulneran los derechos humanos”, afirma con decisión. Antes solía visitar a migrantes que se encuentran allí, pero ha dejado de hacerlo. “Cuando iba, sentía como si no fuésemos iguales. Hay algo que nos diferencia y es una tarjeta de residencia”, explica.

Luchar contra el racismo no es fácil. De hecho, él mismo se ha encontrado con multitud de obstáculos. “Todo lo que hagas te puede meter en un lío”, afirma. Sin embargo, el apoyo y el trabajo entre la comunidad migrante, ha sido y es esencial para labrar un camino esperanzador. Este trabajo de acompañamiento no ha sido sencillo, pero sin él los pequeños cambios no habrían sido posibles, según explica.

EL PAPEL DE LOS MEDIOS

Para Mbayé es importante destacar que los medios de comunicación también promueven el racismo. Critica los bulos y que sea habitual destacar la procedencia de los protagonistas cuando se trata de un delito o una noticia negativa. También rechaza la victimización de las personas refugiadas. “Cuando hablan de los refugiados sirios siempre sacan este lado de ‘pobrecitos’, como si no tuvieran derecho de estar aquí”, denuncia.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos dice: “En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo”. Y a ésta remite Mbayé para contrarrestar el retrato de los refugiados siempre como víctimas y nunca como personas capaces de valerse por sí mismas y mucho menos llegar a las listas de un partido político, como él. No se considera ningún héroe, sino más bien una persona normal que ha logrado sortear la trampa de la ley de extranjería.

Mira con esperanza a medios como Baynana, donde los propios refugiados toman la palabra para hablar de los temas que les afectan. “Es un paso importante y habrá que animar a que más personas hagan algo así”, celebra. La infrarrepresentación de las personas migrantes y refugiadas en los medios y el retrato de los mismos siempre como víctimas, contribuye a reducir a sus protagonistas a estereotipos que se alejan de la realidad y de un marco que represente la diversidad en la que vivimos. Por eso a Serigne el nacimiento de un medio como Baynana, creado por refugiados sirios, le ilusiona. “Es importante que nadie hable por nosotros y nadie cuente nuestras historias”, añade.

El candidato de Unidas Podemos a la Asamblea de Madrid se muestra optimista, a pesar de reconocer el largo camino que queda por delante. “Muchas cosas están cambiando: ahora somos más visibles y estamos más determinados a que haya cambio”, dice. Anima a que en las elecciones hable la gente a la que les está afectando las políticas de la derecha, “a la clase obrera”. Repitiendo el mensaje de su partido, pide “que hable la mayoría” porque ese será el primer paso para ver el cambio con el que sueña Serigne Mbayé: un Madrid libre de discriminación, racismo y pobreza por el que espera trabajar con este salto a la política regional.

* Entrevista publicada originalmente en Baynana