La retirada caótica de EEUU y sus aliados en Afganistán y la toma del poder por parte de los talibanes supone, sin lugar a dudas, un hito histórico de consecuencias impredecibles. No solo porque tras veinte años de guerra se ha vuelto a demostrar que un ejército poderoso es incapaz de vencer a un enemigo teóricamente muy inferior. El recuerdo de Vietnam se ha hecho viral en estos días y con toda la razón del mundo porque los paralelismos son evidentes, aunque también hay diferencias notables (1).

Pero, lejos de la ausencia de una autocrítica por parte de los medios de comunicación y gobiernos occidentales, hay que hacer un análisis que abarque mucho más que la mera y simplista mirada occidental.

LA HISTORIA ES MUY TOZUDA

Antes de escribir sobre los acontecimientos afganos de este mes de agosto no está de más recordar la historia de un pueblo que, durante siglos, cuando no milenios, ha sido territorio de paso, pero no de conquista, de infinidad de pueblos y culturas. No en balde los afganos, todas y cada una de sus tribus, tienen fama de indomables.

Desde Alejandro Magno, el macedonio, que conquistó y dominó lo que es el actual Afganistán en el siglo IV a.C., ningún país occidental ha sido capaz de invadir y resistir en ese territorio. Ni Gran Bretaña, que sufrió una derrota en su primer intento y una dominación parcial y limitada tras una victoria en una segunda guerra, ni la Unión Soviética, que intervino para mantener un gobierno medianamente democrático, pudieron someter a unos rebeldes montañeses que no aceptaban las órdenes ni directrices de gobiernos extranjeros.

EEUU debería haber aprendido estas lecciones históricas pero parece que en sus academias militares, tan glorificadas en el cine y la literatura, la historia de Afganistán no tiene cabida. Su derrota, no se puede calificar de otra cosa su nefasta actuación después de veinte años de guerra y más de dos billones de dólares gastados (2), es una lección para no olvidar.

Los pueblos, pese a quien pese, duela lo que duela, no aceptan imposiciones llegadas de fuera de su frontera aunque vengan envueltas en promesas de libertad y prosperidad (3). Lo que con bombas empieza es muy probable que acabe con bombas y caos.

LA VISIÓN OCCIDENTAL DE LA HISTORIA

Desde occidente, Europa al principio, EEUU y sus socios allende del océano después, se ha visto la historia del enfrentamiento/encuentro entre occidente y oriente tergiversada según de donde proviniese la marea invasora.

Así, mientras se han magnificado, y aún se hace, las conquistas de Alejandro Magno en Asia, no se hace lo mismo con los intentos de Persia de tomar Grecia y mongoles y hunos son hordas salvajes en contraposición a los invasores macedonios, romanos o europeos. Este concepto de la historia, en donde occidente se convierte en el centro y la periferia solo es un territorio que dominar y al que imponer culturas y conceptos sociales extraños, ha pervertido la visión contemporánea de la política internacional. La visión eurocéntrica de occidente como sociedad más avanzada, civilizada o próspera que sus contrapartidas de oriente, ha provocado, y lo sigue haciendo, que las derrotas de los países europeos o EEUU no se asuman como tales y se busquen argumentos retorcidos para justificarlas que pasan por el desprecio, la descalificación o la negación del enemigo ideológico, social o cultural.

Este concepto de la “superioridad” occidental es el que dio origen al colonialismo explotador y capitalista del siglo XIX y principios del XX y al imperialismo liberal que se desarrolló después y que tuvo su mayor expresión y dominio a partir de la caída de la URSS (4), tan aplaudida entonces por muchos y que, lejos de traer menos confrontación al mundo, ha provocado más guerras, más desigualdades y más injusticias. A la historia nos remitimos.

LENIN Y LA LIBERACIÓN DE LOS PUEBLOS

Una de las paradojas afganas, si no la mayor, es que los mismos que se opusieron a la invasión de Afganistán ahora critican la huida de los invasores y la dejación del pueblo afgano en manos de los radicales islamistas.

Lejos está esta victoria de los talibanes de una liberación de su pueblo o una mejora de sus condiciones. Lejos, pues, del planteamiento antinacionalista de Lenin que, ante el dilema de defender revoluciones nacionales e independentistas, aseguró que había que apoyarlas, aunque fuesen nacionalistas, siempre que supusieran una liberación del pueblo y un avance hacia el socialismo (5). Si no reunían esas condiciones, simplemente era cambiar unos amos por otros y no merecían apoyo alguno.

Esto es lo que está sucediendo en Afganistán: al gobierno corrupto nacional apoyado y pagado por EEUU lo va a sustituir, si las cosas no cambian abruptamente, otro régimen de características diferentes pero no mucho más halagüeñas. Pero nadie habrá de asombrarse porque se volverá a la situación que existía hace veinte años.

Es decir, después de veinte años de guerra y sufrimiento, de invasión y propaganda estadounidense, de más de dos billones de dólares gastados, se vuelve a la casilla de partida. Todo un “éxito” para la administración estadounidense.

(1) Similitudes y diferencias entre las guerras de Vietnam y Afganistán (cnn.com)

(2) ¿De qué sirvieron 20 años de guerra y dos billones de dólares gastados en Afganistán? (eldiario.es)

(3) La canciller alemana Angela Merkel y el presidente ruso Vladimir Putin se reunieron en Moscú | FMM – F24 Video Clips Spanish | dailyme

(4) La caída de la URSS | Internacional | EL PAÍS (elpais.com)

(5) Lo que de verdad dijo Lenin del Derecho de Autodeterminación – Nabarralde

(*) Francisco José Segovia Ramos es escritor granadino y funcionario.

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