Comunistas contra Franco
Carlos Fernández Rodríguez, Mauricio Valiente Ots, Santiago Vega SombríaEditorial Catarata, 2021

Abren la puerta,
el cáliz,
la generosa pulpa refrescante
del fruto. No preguntan pero te dan su techo,
limpian
del polvo la almohada,
mecen
la paz de tu descanso y en la mesa
brilla más la caricia del mantel.
Cuando te miran,
alguna espiga ríe, sus palabras
llevan brisa o arena que envuelve,
según su propio ritmo, y el tamaño
de sus abrazos colma
la más ebria
medida
de un corazón hambriento.
Tienen
todos el mismo nombre: camarada.

Carlos Álvarez Cruz
Dedicatoria a manera de epílogo
Dios te salve, María…y algunas oraciones laicas

Hemos elegido para encabezar la conclusión de este libro el poema de Carlos Álvarez dedicado a la militancia. Es un autor que, como hemos visto a lo largo de esta exposición, representa el arrojo y la grandeza moral de quienes se arriesgaron a dar un paso adelante en los momentos más difíciles y sin pedir nada a cambio. La entrevista se realizó en su propia casa, en el centro de Madrid, el lugar donde nos relató cómo fue detenido en una de las sucesivas ocasiones en que sufrió la represión del régimen franquista y donde hoy su dueño hace todo lo posible para que se marche y de esta forma sacar más jugo a su propiedad en el libre mercado inmobiliario. El sentido de su poema es inequívoco, la solidaridad de los que se empeñan en una lucha colectiva prefigura el objetivo de una sociedad fraternal, de iguales. No hay futuro sin compromiso. Quién sabe si sus camaradas jóvenes, que es muy probable que desconozcan su historia y su obra, se movilicen para detener un desahucio más. El hilo rojo a veces se sumerge en el mar de los acontecimientos cotidianos, se embrolla en nudos que parece imposible desenredar, pero ahí está.

Muchas de las experiencias vividas por la militancia en la lucha contra la dictadura han sido recogidas en los últimos años por una gran cantidad de libros de historias de vida y de memorias de los protagonistas. Unos reivindican su militancia unida a una coyuntura vital de jóvenes revolucionarios e idealistas, otros por tener familiares que habían sido represaliados como una especie de empeño personal para luchar contra sus verdugos y a veces por ver las injusticias cometidas y tener la idea de enfrentarse contra el fascismo. El denominador común en todos ellos fue que militar y combatir dentro del PCE les caracterizó y conmocionó para el resto de sus vidas y en muchos casos la satisfacción de haber sido militantes comunistas, convencidos de sus ideales, se prolongaba hasta la actualidad. Hemos destacado como esta lucha, que ocupa más de un tercio de la historia del comunismo en España, forma parte de su imaginario colectivo. Más allá de lo que supuso, sigue vigente su potencial movilizador. Muchos de los retos pendientes del presente tienen que ver con rémoras culturales, políticas y económicas del franquismo.

Aquellas vidas fueron muy sacrificadas en muchos sentidos: años de cárcel y falta de libertad, familias desestructuradas sin haber disfrutado de ellas, la muerte de seres queridos, desengaños personales por la actitud de ciertos dirigentes y, en algunos casos, con el sentimiento de abandono por parte del partido. Sin embargo, el sentirse comunista y pertenecer a una organización histórica y simbólica como fue el PCE les facilitó una percepción y un sentido vital por la experiencia desarrollada. Todo esto aparece en los recuerdos y en la memoria de las personas que la protagonizaron [1]. Como expresó el histórico militante Marcos Ana, Fernando Macarro, con las reflexiones finales de su delicioso Decidme cómo es un árbol:

“Hoy cargado de años y de heridas, unas tristes y otras luminosas, con mi espalda reclinada en el atardecer del otoño ‘podría decir’ frente a las obligaciones que aún siguen exigiéndome: dejadme ahora el resto que me queda para vivir o desvivirme, dueño de mi tiempo, egoísta por primera vez, encerrado en mi pellejo sin la más leve porosidad. Dejadme andar por dentro de mí mismo, recuperar los paisajes perdidos o los sueños que nunca se hicieron realidad… Pero no tengo derecho ni a pensarlo. La vida y la lucha por un mundo más justo continúan. Y solamente el que se excluye se siente verdaderamente solo. He vivido la vida que he preferido vivir, la vida dura pero noble de un revolucionario. Y a pesar de los naufragios sufridos y las decepciones que la lucha y la vida a veces nos deparan, si mil veces naciera mil veces volvería a ser lo que soy y a pensar como pienso”. [2]

Las pretensiones de muchos militantes antifranquistas quedaron en el olvido y en la amnesia colectiva por la coyuntura histórica vivida. Ante la memoria silenciada por la dictadura de la lucha protagonizada por aquellos miles de mujeres y hombres, los autores de este libro consideramos que hay que reivindicar su identidad, su memoria histórica y la historia de sus vidas, sacarlas del anonimato. Unos militantes represaliados y reprimidos, social, política, cultural e ideológicamente, que han ido saliendo del ostracismo para contarnos su conciencia política y la idea de que no querían vivir en un país donde hubiera una dictadura tan represiva como fue la franquista y con postulados fascistas. Contar sus vivencias individuales, o formando parte de un colectivo político como fue el PCE, ayuda a construir una sociedad mejor y plasmar las reivindicaciones que llevan años instando a los políticos actuales.

La lectura de sus testimonios nos sirve para comprender las trayectorias de aquellos militantes y conocer sus motivaciones para trabajar en la clandestinidad contra Franco y la Falange. Fue el paso de una generación a otra de familiares y descendientes con sus largos silencios, de personas que no conocieron a sus padres ni a sus abuelos dentro del mutismo familiar, ayudado por el denominado “franquismo sociológico”. En muchas ocasiones llenos de traumas y dificultades personales por no saber qué pasó con el ser querido, incomprensiones de por qué pasó todo, qué ocurrió con tal víctima o con aquel represaliado, la búsqueda de interrogantes que se han ido aclarando y resolviendo con el paso de los años. Por ello es necesario el conocimiento de las trayectorias vitales de estos y muchos más comunistas, luchadores de unos principios de libertad y democracia, y la reivindicación de sus memorias, de sus historias de vida y la identidad de sus vivencias.

La exposición de conjunto que narra la historia de la militancia en el PCE nos reafirma en nuestra convicción de que no puede entenderse la fuerza de este compromiso sin entender sus raíces, sus momentos más dramáticos, con su luces y sus sombras. Tampoco su realidad actual. Comunistas contra Franco si y contra quienes intentar blanquear la dictadura en nuestros días. El presidente de Vox, Santiago Abascal, cuando proclamó que el gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos era el peor de los últimos ochenta años no cometió un simple lapsus. La escalada verbal de la extrema derecha desde este anticomunismo visceral tan en boga en la caverna historiográfica, mediática y política parece no tener límite. Considerar que los gobiernos de Franco pueden compararse con cualquiera de los actuales pretende deslegitimar toda la lucha democrática que hemos descrito en este libro. Conocer y defender el legado de su lucha es la mejor forma de luchar por una democracia plena con justicia social.

Notas:
1 Erice Sebares, Francisco: “El orgullo de ser comunista. Imagen, autopercepción, memoria e identidad colectiva de los comunistas españoles”, en Manuel Bueno y Sergio Gálvez (eds), Nosotros los comunistas, FIM-Atrapasueños, Sevilla, 2009, pp.139-185.
2 Marcos Ana: Decidme cómo es un árbol, Umbriel-Tabla Rasa, 2007, p. 376.