La carta que el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de coalición, Pedro Sánchez, envió a Mohamed VI –hecha pública unilateralmente por Rabat– avala el plan marroquí de autonomía para el Sahara presentado en 2007 –es decir hace 15 años– como “la base más seria, creíble y realista” para resolver el conflicto del Sahara. España ha modificado así su posición histórica sobre el Sahara y se ha alineado con Marruecos, pero es que además no lo ha hecho de cualquier forma sino calcando, palabra por palabra, la posición de Estados Unidos sobre el Sahara, lo que hace sospechar que no tomó la decisión solo.
La subsecretaria de Estado de Estados Unidos, Wendy Sherman –’número dos’ del Departamento de Estado, que dirige Antony Blinken, del Gobierno de Joe Biden– visitó el pasado 7 de marzo Madrid y al día siguiente Rabat.
El 7 de marzo –en Madrid y en rueda de prensa conjunta con el ministro de Exteriores de España, José Manuel Albares–, Sherman avanzó que tanto Estados Unidos como España “apoyamos los esfuerzos del enviado de la ONU para el Sahara, Staffan de Mistura, y lo hacemos con una mente abierta” porque “ambos queremos un resultado positivo para el pueblo del Sahara”.
Al día siguiente –ya en Rabat y en declaraciones divulgadas por el propio Departamento de Estado de Estados Unidos–, Sherman daba un giro dialéctico y mantenía sólo lo de la “mente abierta”: se desmarcaba de la ONU, e incluso de los esfuerzos de su enviado para el Sahara, y reconocía implícitamente la soberanía marroquí sobre el territorio –en la línea del tuit que Donald Trump escribió en diciembre de 2020, aunque el reconocimiento de Trump fue explítico–, al calificar de “serio, creíble y realista” el plan marroquí de autonomía para el Sahara.
En su carta a Mohamed VI –hecha pública unilateralmente por Rabat–, Sánchez calcó esas tres palabras con las que Sherman calificó, el pasado 8 de marzo en Rabat, el plan marroquí de autonomía para el Sahara –serio, creíble y realista– y fue incluso más allá, al considerarlo “la base más seria, creíble y realista” para resolver el conflicto.
Las declaraciones de Sherman divulgadas por el Departamento de Estado el pasado día 8 elogiaban también el papel de Marruecos “para mantener la paz y la seguridad en la región” y reconocían expresamente el acercamiento de Rabat a Israel; quizás el punto clave de todo este asunto: el reconocimiento del Estado de Israel por parte de Marruecos a través de los Acuerdos de Abraham, acuerdo de paz entre Emiratos Árabes Unidos e Israel ratificado en la Casa Blanca en septiembre 2020, es decir dos meses antes del tuit de Trump.
Una operación precipitada por la guerra en Ucrania
Sánchez envió su carta a Mohamed VI –en la que modifica la histórica posición de España sobre el Sahara, traicionando así al pueblo saharaui– sin informar previamente no sólo a su socio de gobierno –Unidas Podemos– sino ni siquiera a los ministros del PSOE, a excepción de Albares, que ha ejecutado junto a él una operación que, además de por esa presión de Estados Unidos y el propio Israel, ha venido impulsada por el chantaje de Marruecos a través de los flujos migratorios a España por Ceuta y Melilla, y que se ha visto precipitada por la guerra en Ucrania, y es que, con un conflicto abierto en el este, lo último que quería la UE es que se abriera otro en el sur.
Poco después de que el Departamento de Estado divulgara las declaraciones de Sherman calificando de “serio, creíble y realista” el plan marroquí de autonomía para el Sahara, el ministro de Exteriores de Marruecos, Naser Burita, manifestaba públicamente que tras haberse reunido con Sherman podía constatar que Estados Unidos respaldaba la marroquinidad del Sahara. Después vendría la carta de Sánchez a Mohamed VI, calcada de las palabras de la subsecretaria de Estado.
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