La Izquierda Europea ha expresado una profunda preocupación por la escalada de tensión militar entre Estados Unidos y Rusia, plasmada en Ucrania.

Como Partido de la Izquierda Europea (PIE), hemos rechazado de plano cualquier amenaza militar o agresión contra un estado soberano al mismo tiempo que reiteramos nuestro compromiso incondicional con la paz y el desarme y contra la OTAN, porque entendemos que es la única forma de superar la mentalidad de Guerra Fría que EE.UU. y sus aliados de la UE están potenciando.

El intento de la OTAN de llegar hasta la misma frontera rusa; el apoyo de EE.UU. y sus aliados occidentales a gobiernos fascistas, sin tomar en consideración las prioridades de seguridad de Rusia e intentando imponer su ideario económico y militar -incluido el apoyo al Maidan en Ucrania y a los gobiernos anti rusos y fascistas posteriores- con un bagaje de discriminación de las minorías rusófilas; así como el incremento de la venta de armas para extender su influencia hacia el Este, sin duda, ha sido una fuerte provocación hacia Rusia.

Condenamos así mismo el envío de tropas de la UE en el marco de la OTAN y consideramos que el diálogo y la negociación es el único camino a seguir para alcanzar la paz. Los países europeos y la UE en particular no debemos participar en ninguna crisis militar ni siquiera entregando armas. Este conflicto, como decía, sólo puede resolverse mediante el diálogo, la distensión y un compromiso real por la paz. No existe una solución militar, sólo una solución política basada en los principios de la seguridad común.

Los bombardeos y la escalada hacia la guerra nuclear deben detenerse de inmediato. Lo que se necesita es un alto el fuego completo, la retirada de todas las tropas y el regreso a la mesa de negociaciones.

La izquierda europea también nos oponemos al aumento del gasto militar y defendemos que Europa desarrolle una geopolítica independiente de EE.UU., trabajando por la seguridad colectiva con Rusia, tratando de convertirnos en una potencia diplomática basada en la cooperación humanitaria, cultural y económica.

Dejad que la cultura trabaje por la paz y la convivencia

En lo que se refiere a la cuestión cultural, el Partido de la Izquierda Europea, a través de su Grupo de Cultura, ha denunciando la decisión de algunos gobiernos de los Estados miembros de la UE y de fuera de ésta, de utilizar la exclusión de obras de arte y culturales, así como de artistas y trabajadores del sector cultural, con la excusa de que es un elemento de castigo y presión sobre Rusia por su invasión de Ucrania.

Muchos países europeos ya han anunciado la cancelación de actividades con artistas y grupos artísticos rusos. También han expulsado a estudiantes rusos y rusas de universidades europeas y de programas educativos y científicos.

Estas restricciones es obvio que no sirven para evitar que Vladimir Putin y su gobierno golpeen al pueblo ucraniano. Por el contrario, recuerdan las páginas más oscuras del totalitarismo en la historia reciente, sobre todo de la época nazi, cuando importantes obras del patrimonio cultural mundial fueron destruidas en masa a causa de la identidad de sus creadores y creadoras.

Recordamos a los gobiernos lo terrible que es repetir esa práctica fascistoide porque el arte y la educación realzan los más altos ideales humanos, unen a las sociedades en lugar de dividirlas, ayudan al entendimiento mutuo y promueven la autoexpresión de los sueños, alegrías y sufrimientos de las personas. Están al servicio de la paz, la libertad, la convivencia armónica y el respeto mutuo, contra toda forma de opresión, intolerancia, guerra y destrucción.

No es casualidad que desde el primer momento de la intervención rusa en Ucrania, muchos y muchas artistas rusos hayan declarado públicamente su oposición y apoyo al pueblo ucraniano y la defensa de la paz.

Consideramos, como izquierda europea, que el castigo a las personas que trabajan en la cultura y la educación no puede pasar desapercibido; hay que ponerlo en la mesa como uno de los temas centrales y exigir el fin inmediato de las políticas de exclusión cultural y educativa dirigidas a artistas y estudiantes rusos. Lo que tenemos que hacer es justo lo contrario: apoyar y promover su trabajo como una herramienta importante para el diálogo y el proceso de paz.

Este es un buen motivo para salir a las calles en solidaridad con los movimientos por la paz y con todos aquellos que protestan contra la guerra. No hay alternativa al diálogo y la cooperación, especialmente ahora.

Vicepresidenta del Partido de la Izquierda Europea