Este artículo intenta mostrar, a través de un caso real, cómo los medios de comunicación van creando ideas-estereotipo en nuestras conciencias que no tienen por qué ajustarse a la realidad.
En diciembre de 2013 se celebró el funeral de Nelson Mandela. Los medios se hicieron eco de las palabras con que, utilizando la figura del recién fallecido, Obama intentó afear a Raúl Castro la inobservancia de los derechos humanos en Cuba: “Hay líderes que alaban a Mandela pero no toleran la disidencia”. Los principales medios así lo contaron, y para el imaginario del público oyente, lector o televidente quedó patente la falta de vergüenza de Raúl Castro por estar enturbiando con su presencia el funeral de alguien como Mandela.
Todo el mundo sabe que Mandela fue un dirigente que defendió la igualdad de los negros y que pasó 27 años en las cárceles sudafricanas por su lucha, incluida la armada, contra el apartheid. Lo que tal vez no sabe todo el mundo es que el régimen racista del apartheid tuvo a Estados Unidos como su principal valedor durante décadas. Uno de los argumentos que adujo Estados Unidos al salirse de la Unesco en 1984 fue su rechazo al apoyo que esta organización daba al Congreso Nacional Africano, a quien Estados Unidos calificaba como organización terrorista. La colaboración fue tan intensa que la Sudáfrica racista dispuso de armamento nuclear, lo mismo que Israel, con el apoyo de Estados Unidos.
Cuba estuvo al frente de la liberación de Namibia y Angola
La noche del 11 de noviembre de 1975, Antonio Agostinho Neto proclama la independencia de Angola. Neto era el líder del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), la principal fuerza que había luchado contra la ocupación portuguesa. Semanas antes de la fecha reseñada, fuerzas de Zaire y Sudáfrica habían entrado en Angola con el fin de impedir la proclamación de Neto como presidente. Las tropas de Mobutu apoyaban al minoritario Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA), dirigido por el colaborador de la CIA Holden Roberto, y las sudafricanas a la Unión Nacional para la Independencia de Angola (UNITA), liderada por Jonas Savimbi.
Ante esta amenaza, el MPLA solicita ayuda urgente a Cuba. La isla caribeña pone en marcha la Operación Carlota y envía de forma urgente 650 soldados de las Tropas Especiales y un regimiento de artillería. El ataque por el norte fue neutralizado y las fuerzas zaireñas se vieron obligadas a retroceder hasta su país en apenas dos meses. Sin embargo, la guerra contra Sudáfrica no había hecho más que comenzar. El 2 de noviembre de 1975 cayeron los primeros cubanos en Angola. Desde ese día y hasta la retirada de Sudáfrica en diciembre de 1988 desembarcaron en Angola 300.000 cubanos. Tres mil dejaron su vida allí. Sin el apoyo militar cubano Angola habría sido un protectorado de Suráfrica, como durante años lo fue Namibia.
Los sucesivos reveses militares que los angoleños infligen a las hasta ese momento invencibles tropas sudafricanas, arrinconan a éstas en la franja de la frontera sur. El temor a que el ejército angoleño atacase las instalaciones hidroeléctricas fronterizas llevó a que en 1976 el Gobierno sudafricano anunciase en el Parlamento su total retirada argumentando que había recibido garantías del Gobierno de Angola de no atacar las presas de Cunene.
Pero los enfrentamientos continuaron en Namibia, donde las fuerzas del SWAPO (Organización Popular del Sur Oeste de África), apoyadas por Angola y Cuba, luchaban por la independencia de Namibia contra la dominación sudafricana. En represalia, el 4 de mayo de 1978 fuerzas aerotransportadas de Sudáfrica atacaron el campamento de refugiados namibios de Cassinga, a 250 kilómetros de la frontera. Cientos de niños fueron masacrados. Los supervivientes fueron llevados a Cuba inaugurando la Isla de la Juventud, donde empezó a funcionar una escuela de educación para la SWAPO.
Los militares sudafricanos, bajo el paraguas de la UNITA de Jonas Savimbi y con el respaldo de Estados Unidos, se adentran nuevamente en territorio angoleño. En octubre de 1987 las fuerzas angoleñas y cubanas consiguen frenarlos en Cuito Cuanavale. Los combates se prolongan hasta el 23 de marzo de 1988, momento en que las tropas sudafricanas se baten en retirada. La participación de los MIG soviéticos pilotados por cubanos fue fundamental para neutralizar la superioridad armamentística sudafricana.
Con las fuerzas sudafricanas empantanadas en Cuito Cuanavale, unidades angoleño-cubanas y de las SWAPO inician una ofensiva hacia la frontera de Namibia causando fuertes bajas a las fuerzas sudafricanas. Sudáfrica llega a amenazar a los Gobiernos de la Unión Soviética y de Angola con la posibilidad de utilizar armamento nuclear si continúa la ofensiva. A pesar de ello, las fuerzas angoleñas destruyen una unidad de élite acorazada a apenas 50 kilómetros de la frontera.
En el momento en que las tropas sudafricanas empiezan a verse superadas, en junio de 1987 se inician en Luanda, la capital angoleña, reuniones informales entre representantes de Estados Unidos y Angola en las que participan representantes cubanos. La posición angoleña exige la puesta en práctica de la Resolución 435/78 de la ONU que reconoce la independencia de Namibia. Las reuniones se alargan y los combates se recrudecen en la frontera. El 27 de junio, las fuerzas sudafricanas que defienden la central hidroeléctrica de Calueque son atacadas y obligadas a huir tras sufrir cuantiosas pérdidas. Las conversaciones concluyen en diciembre de 1988 con la aceptación por parte de Estados Unidos y Sudáfrica de la Resolución 435/78 de la ONU.
Mandela y los hijos de Cuba
He referido lo anterior con el propósito de que el lector pueda tener una idea de la mochila con la que Raúl Castro y Barack Obama se presentaron ante el féretro de Mandela. La de Castro se puede sintetizar con las palabras que, en 2018, pronunció Mulato Teshome, presidente de Etiopía, en el cementerio de Colón en el que reposan los restos de los internacionalistas cubanos: “Los hijos de Cuba merecen eterno reconocimiento por haber combatido al imperialismo y al apartheid, en un mundo de cinismo geopolítico.”
Pero, por si nos quedan dudas, tenemos la fortuna de disponer de las palabras del propio Nelson Mandela para explicar lo que supuso Cuba para la libertad de los angoleños, namibios y sudafricanos:
“La contribución de los internacionalistas cubanos a la independencia, libertad y justicia de África no tiene paralelo por su naturaleza de principios y desinterés (…) La aplastante derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale constituyó una victoria de toda África (…) dio la posibilidad a Angola de disfrutar de la paz y consolidar su propia soberanía (…) le permitió al pueblo combatiente de Namibia alcanzar finalmente su independencia (…) destruyó el mito de la invencibilidad del agresor blanco (…) sirvió de inspiración al pueblo combatiente de Suráfrica. Sin la derrota infligida en Cuito Cuanavale nuestras organizaciones no habrían sido legalizadas (…) Cuito Cuanavale marca el viraje en la lucha para liberar al continente y a nuestro país del azote del apartheid”.
Mandela no se limitó a las palabras. En el memorial de los hombres y mujeres que se sacrificaron para acabar contra el apartheid y que se inauguró en Pretoria en 2007 figuran los nombres de más de 2.000 cubanos. El memorial fue impulsado por Nelson Mandela.
Que el lector juzgue sobre la oportunidad y sinceridad de las palabras de Obama. Y que el lector juzgue si estuvo bien informado o se le ocultaron datos relevantes al respecto.