El sistema electoral húngaro, modificado en beneficio del Fidesz, es un sistema mixto de listas y distritos uninominales. Eso se concreta en que106 miembros del Parlamento son elegidos en circunscripciones uninominales y 93 en listas de partidos.
En 2010, bajo las antiguas normas electorales, la coalición de extrema derecha Fidesz-KDNP (Partido Popular Demócrata Cristiano) asumió el poder con una mayoría de dos tercios. La principal razón de esta abrumadora victoria fue la crisis de legitimidad causada por el gobierno neoliberal anterior, tanto económica como ideológicamente. Fidesz estableció rápidamente un régimen proteccionista y autoritario, en lugar del Estado de Derecho, sin ninguna oposición. Este sistema, al que denominaron «sistema de cooperación nacional», ha servido plenamente a las necesidades del capital multinacional, mientras apoya y refuerza a la gran burguesía nacional, convirtiendo a Hungría en un paraíso fiscal. Su ideología formal corresponde a la del régimen fascista-clerical del periodo de entreguerras, y ha conseguido una amplia base social. En los últimos 12 años, el gobierno ha controlado todas las partes del poder administrativo y económico, incluido el sistema de medios de comunicación. Y ha reconfigurado el sistema electoral en su beneficio.
La oposición civil democrática se ha incrustado en este sistema, sin actividad significativa ni dentro ni fuera del Parlamento. En todos los municipios, salvo en unos pocos cientos de los 3.200, la oposición parlamentaria está ausente o sólo formalmente presente. Ha perdido credibilidad hasta el punto de que las anteriores elecciones, las de 2018, no solo las ganó Fidesz, sino que la oposición más fuerte a Fidesz -ideológicamente de hecho su aliado-, el partido de extrema derecha Jobbik, se convirtió en la mayor facción de la oposición.
Esa oposición civil democrática, alegando que Jobbik se ha democratizado, hizo un pacto conjunto con ese partido que va mucho más allá de la alianza electoral y que contenía un programa común. Para legalizarlo celebraron unas elecciones primarias en las que esencialmente sólo podían participar personas de los seis partidos de la coalición. En la segunda vuelta, cuando se podía elegir un candidato a primer ministro, este pacto se deshizo tanto que el candidato del partido que se autodenominaba socialista se retiró en favor de un candidato vinculado a Jobbik. La alianza, llamada entonces Oposición Unida o Unidos por Hungría -compuesta por ocho partidos diferentes, desde los Verdes y los socialdemócratas hasta Jobbik-, se convirtió en una clara formación de centro/derecha, con un programa económico idéntico al de Fidesz en cuestiones importantes y una ideología que era una versión primitiva del anticomunismo euroatlántico y que equipara comunismo y nazismo.
La Oposición Unida ha abandonado esencialmente la representación de los más desfavorecidos, los extremadamente pobres y los gitanos, y desde el estallido de la guerra ruso-ucraniana se ha mostrado acríticamente rusofóbica. Desde hace meses, en lugar de marcar la agenda y convencer a la gente, se enzarzaba por el reparto de los posibles futuros escaños parlamentarios. El Fidesz, por el contrario, proyectó una sensación de fuerza y seguridad que le ha servido para revalidarlo en el poder. También ayudo el reparto de dinero a gran escala entre los pensionistas, las familias y los jóvenes.
El sistema actual es económicamente insostenible por lo que se prevén severas medidas de austeridad contra las que hay que organizar la resistencia, mientras Fidesz tratará de mantener su poder avanzando hacia una dictadura del tipo Erdogan.
Las luchas de los trabajadores, de los pensionistas, de los estudiantes, de las mujeres, de las minorías, de los enfermos y de todos los oprimidos, no se librarán en el Parlamento, sino en las calles, en las fábricas, en los sindicatos, en las huelgas, en los despachos y en los tribunales. La tarea es unir y fortalecer a la izquierda que es crítica con el sistema.
Paralelamente a las elecciones, se celebró un referéndum sobre la «protección de la infancia», un eufemismo para la prohibición de cualquier representación de personas LGBT en materiales destinados a los niños. El referéndum no alcanzó el 50% de los votos válidos necesarios.
(*) Presidente del Partido del Trabajo de Hungría 2006 y miembro del Secretariado del Partido de la Izquierda Europea
Artículo original de transform! Europe: https://bit.ly/3uYTUEB
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