El Partido Comunista Portugués (PCP) reafirma su posición de defender los principios de la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y de condenar toda vía de injerencia, violencia y enfrentamiento, desde el golpe de Estado de 2014, promovido por EE.UU. en Ucrania, que instauró un clima xenófobo y belicista, la reciente intervención militar rusa en Ucrania y el recrudecimiento de la escalada belicista por parte de EEUU, la OTAN y la Unión Europea.

Ante la grave situación en Ucrania y Europa del Este, que afecta de manera preocupante a toda la situación mundial, el PCP reafirma la necesidad de hacer todos los esfuerzos por la paz y contra la escalada bélica y que este tiene que ser el objetivo que debe guiar el papel de Portugal y sus instituciones. Al mismo tiempo, el PCP reafirma que no tiene nada que ver con el gobierno ruso y su presidente. La opción de clase del PCP es opuesta a la de las fuerzas políticas que gobiernan la Rusia capitalista y sus grupos económicos.

En este contexto, la invitación a Volodímir Zelenski para intervenir en el Pleno de la Asamblea de la República, al margen de los criterios institucionales establecidos, constituye un acto de instrumentalización de un órgano soberano, orientado a no contribuir a una vía de diálogo que promueva el cese al fuego. y una solución negociada al conflicto, sino para alentar la escalada de la guerra y la confrontación política, económica y militar en curso que conlleva inmensos riesgos para el mundo.

Así, el PCP no participará en una sesión de la Asamblea de la República destinada a escenificar la instigación de la escalada bélica, contraria a la construcción del camino hacia la paz, con la participación de alguien, como Volodímir Zelenski, que personifica una potencia xenófoba y belicista, rodeada y apoyada por fuerzas fascistas y neonazis, incluso paramilitares, de las que es ejemplo el llamado Batallón Azov, que Zelensky escenificó en la reciente sesión del Parlamento griego.

Una potencia que desde hace ocho años ataca y masacra a la propia población ucraniana en la región de Donbass y persigue y elimina a quienes se le oponen, como sucedió con la masacre del 2 de mayo de 2014, en la Casa de los Sindicatos, en Odessa, en la que unas 42 personas fueron asesinadas, muchas de ellas quemadas vivas, por fuerzas neonazis asociadas al poder ucraniano.

Un poder que, tras el golpe de Estado de 2014, discrimina a sus ciudadanos por su cultura e idioma, ataca el derecho de opinión, promueve la persecución política –un ejemplo reciente de ello es la detención de líderes juveniles comunistas–, ha iniciado un proceso de ilegalizar el Partido Comunista de Ucrania y reprimir a otras fuerzas democráticas y antifascistas, como sucedió ahora con la suspensión de la actividad de 11 fuerzas políticas, incluidos partidos con representación parlamentaria, por tener una posición diferente. Un poder que al mismo tiempo ensalza a los colaboracionistas de las SS nazis en la Segunda Guerra Mundial y encubre sus atrocidades cometidas contra las poblaciones de Ucrania y Polonia.

El PCP reafirma que urgen iniciativas y medidas para allanar el camino de la negociación y la paz, y no para fortalecer el enfrentamiento, incrementar la guerra, entorpecer el cese al fuego y la salida negociada que se requiere.

La política de incitar a la confrontación solo conducirá a un empeoramiento del conflicto, a la pérdida de más vidas humanas, a un mayor sufrimiento, con consecuencias dramáticas para los pueblos de Ucrania y Rusia, para los pueblos de Europa y para la paz mundial.

(Conferencia de prensa de Paula Santos, presidenta del Grupo Parlamentario Comunista en la Asamblea de la República Portuguesa y miembro del Comité Central del PCP)