A las agresiones imperialistas se debe sumar la insistencia de lo que podríamos denominar “un intento de chantaje político”, que se afanan en plantearnos quienes se han comprometido servilmente y de manera oportunista con el objetivo central del bloqueo imperialista, dirigido a culpar a la Dirección de la Revolución de las penurias que nos crean las genocidas medidas contra nuestro país. Se hacen copartícipes de los propósitos del bloqueo planteados en el memorando del Vicesecretario de Estado Lester Mallory en abril de 1960 de “provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
En las actuales circunstancias se nos presentan unas disyuntivas en la defensa creativa de la Revolución que no debemos eludir, tomando en consideración nuestros propios errores además de las consecuencias del bloqueo. Identificarlos, denunciarlos y plantear medidas para su solución, sin que lo puedan utilizar torcidamente nuestros enemigos.
El bloqueo es la causa general y más decisiva que está afectando a nuestro desarrollo pero también se suman nuestros errores e insuficiencias y ahí es donde tenemos una oportunidad de actuar efectivamente con audacia y creatividad para encontrar soluciones y alternativas. Nuestros enemigos y los críticos cargados de ingenuidades intentan confundirnos con sus perversos propósitos, eludiendo las consecuencias del bloqueo y refiriéndose solo a nuestros errores.
Nuestra acción debe ser integral, buscando las mejores soluciones para el conjunto de los problemas, tanto ante las consecuencias del bloqueo como para la solución de nuestras insuficiencias. Nunca dejarnos engañar y muchos menos “chantajear” al respecto.
(*) Fundador del Partido Comunista de Cuba. Dirigió el periódico Juventud Rebelde y la revista El Caimán Barbudo.
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