Estás anclado en el pasado. El ejército ya no es como antes – asegura mi interlocutor al calor de la discusión generada por la noticia de la urgente necesidad de incrementar el presupuesto de defensa.
-¿Y cuál es la diferencia? – le respondo. Evidentemente él está a favor del futuro gasto y yo, en contra.
-Mira… Reconozco que hubo un tiempo en que… –
Le interrumpo antes que siga con ese tono condescendiente que ha adoptado
-¿Cuándo dices un tiempo, te refieres al tiempo de la Dictadura? –
– Si, a eso me refiero –
-Vale – Si vamos a discutir al menos dejemos claros los términos que vamos a utilizar – ¿Entonces?
-Pues que entonces el ejército se dedicaba a reprimir al pueblo, pero ahora ya no. Ahora es una institución democrática –
Me cuesta contener la carcajada y el exabrupto. Nos une una gran amistad y no quisiera perderla por si acaso se sintiera ofendido.
-Hombre, precisamente el ejército, por su propia esencia, es la institución menos democrática de todas. Pero vamos, ¿a qué se dedica ahora según tu? –
-A defender los derechos humanos y la libertad –
Ahora si que sí. Ahora sí que no me contengo.
-¿La libertad? ¿Cuál, la de mercado? –
-Esa, también –
-Pero será la del nuestro, porque resulta que, casualmente, los lugares a dónde van a defender eso que tú dices, son siempre los mismos que saqueamos. No veo yo que haya misiones humanitarias para luchar por los derechos humanos en Palestina, Arabia Saudí, Dubai o Qatar. Te pongas como te pongas, el ejército sólo existe para defender los intereses de las grandes compañías, los beneficios del Capital –
-O sea, que según tú había que dejar que Sadam Hussein o Gadaffi masacraran a su pueblo sin hacer nada…Nosotros defendemos la legalidad internacional –
-No existe legalidad si ésta defiende el expolio. ¿Me quieres contar qué ha cambiado en Iraq o Libia después que les invadiéramos? Te lo voy a decir yo. El petróleo y las materias primas ahora pertenecen a Repsol, la British Petroleum y demás bandas mafiosas. En cuanto a la situación de los países, caótica, y los derechos humanos, por los suelos. Igual que Afganistán. Tras armar a los talibanes y darles entrenamiento militar, ¿cuál es el resultado? ¡Hambre y burka, burka y hambre y el opio aumentando las ganancias de las farmacéuticas! La violencia solo trae más violencia-
– ¿Pero habrá que defenderse si nos atacan? En eso si que estarás de acuerdo…
-Ninguna guerra ha terminado con eso que los locos llaman victoria. Nunca ha sido por las armas, sino por el diálogo que ha acordado el reparto de mercados, porque ese es su objetivo y no otro –
-¿Y si nos invaden qué, nos quedamos cruzados de brazos?
– ¿Si nos invade, quién? ¿Te refieres a Apple, Amazon, McDonald’s, Microsoft, los Fondos Buitre, Bayer, Monsanto, etc, etc?-
-¿Ves como estás anclado en el pasado?
– Te equivocas. Pienso en el futuro. –