En los últimos días se han ido conociendo noticias sobre los beneficios declarados de las empresas energéticas en la primera mitad del año. Digo declarados, porque es obscena costumbre ver cómo ocultan conceptos y juegan con ingeniería fiscal para declarar lo que previamente han decidido mostrar.
Repasemos algunas cifras. Iberdrola ha disparado un 36% su beneficio hasta junio con un beneficio neto de 2.075 millones de euros [1]. Excelentes números para el fondo soberano de Qatar. Endesa, por su parte, obtuvo un beneficio neto de 916 millones de euros en el primer semestre, lo que representa un incremento del 10,1% con respecto al mismo periodo de 2021 [2]. Naturgy tampoco tiene nada de que lamentarse ya que obtiene un beneficio neto de 362 millones de dólares en el primer trimestre de 2022 [3] y mantiene contentos a la Caixa y a los fondos CVC y GIP.
En definitiva, los cuatro grandes grupos energéticos que operan en España [4] (Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP) registraron en el último lustro un beneficio neto conjunto de 11.856 millones de euros sólo en España. El año pasado con un beneficio neto global consolidado de 8.504 millones de euros, casi un 28% más que en el año anterior fue el mayor dato de los últimos ejercicios.
En este marco, y gracias a la presencia de IU y el PCE en el Gobierno de Coalición se pone el debate sobre los “beneficios caídos del cielo” en la mesa del Consejo de Ministros y se obliga a retratarse al socio mayoritario. Y sí, se produce el acuerdo. Hay consenso en que era necesario reducir dichos beneficios, por un lado, y mientras, gravarlos con alguna herramienta fiscal para devolver ese dinero al sistema y reducir la factura de los consumidores.
El 28 de julio, UP y el PSOE registraron en el Congreso de los Diputados una Proposición de Ley que permitirá gravar durante dos años a las grandes empresas energéticas y financieras de España. El objetivo del Ejecutivo español es recaudar 3.500 millones de euros cada ejercicio con estas dos nuevas figuras tributarias. A grandes rasgos, la que afecta al sector energético contará con un tipo del 1,2% sobre el importe neto de la cifra de negocios anual de las compañías que facturen más de 1.000 millones de euros anuales, mientras que la que se circunscribe a la banca dispondrá de un tipo del 4,8% que afectará a las comisiones e intereses de las entidades que entre ambos conceptos alcancen los 800 millones.
Las dos nuevas figuras impositivas cuentan con una serie de semejanzas. De entrada, ambas se centran en las operaciones intragrupo de las filiales que operen en España y se configuran como prestaciones patrimoniales de naturaleza no tributaria. Esto es lo que se conoce como un levy más que un impuesto.
A su vez, y para evitar que las empresas repercutan la nueva carga fiscal en el cliente, se configurará una penalización del 150% sobre el importe trasladado al consumidor. De este control se encargarán de forma conjunta la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) y el Banco de España, que tendrán que diseñar el nuevo modelo de supervisión. El nuevo tributo, en paralelo, no será deducible en el impuesto sobre sociedades.
En el caso de las energéticas se incluye a las empresas eléctricas, gasistas y petroleras que actúan como operadores principales.
El corte para la aplicación de la prestación se fija en los 1.000 millones de euros, con referencia al año 2019, el último sin estar distorsionado por los efectos de la crisis sanitaria y económica del Covid-19. Las empresas con una facturación inferior a esta cantidad quedarán liberadas del impuesto.
El pago del gravamen va a ser exigible el 1 de enero de 2023 y el 1 de enero de 2024, tomando como referencia las cifras de negocio de los años previos. El abono se producirá en el mes de septiembre, pero habrá un desembolso a cuenta en cada ejercicio que se materializará en febrero. Este adelanto será de un 50% del tipo del 1,2% (energéticas) y el 4,8% (banca), es decir, la mitad del importe neto gravado.
En definitiva, una medida que, aunque llegue tarde, es tan justa como necesaria. Los que más ganan son siempre los que más deben aportar.
Notas:
(*) Grupo de Energía de IU