En el año 95, trabajando en Cuba, en una visita a la Asamblea del Poder Popular en La Habana Este, tras varias semanas en la ciudad, y sorprendido por cómo se mantenían relaciones con el catolicismo de la isla, se me ocurrió plantear al Presidente de la Asamblea (no recuerdo el nombre, pero sí que era prieto e inteligente por igual): ¿cómo un régimen revolucionario puede favorecer la relación con la Iglesia Católica?
Ese cargo público, bien formado, un verdadero revolucionario, me dijo sonriendo: “mira compañero, el Estado no es religioso, pero si el pueblo tiene que creer en algo, te digo lo siguiente. La Santería es puro caciquismo y nos devuelve a la esclavitud. Los católicos, en estas latitudes, aprenden de la Teología de la Liberación, mientras que los evangélicos se forman en EE.UU. y vienen a nuestros países a trabajar por los intereses de EE.UU. Si tenemos que elegir, lo tenemos claro”. En los siguientes años, en el 98 el anticomunista Juan Pablo II visita Cuba. Y los evangélicos siguen alimentando el “Proyecto Varela”, que se lo cargó un dirigente del Nuevas Generaciones del P.P. en una carretera cubana (se llamaba Ángel Carromero). Siempre reivindicaré lo que puede aprender y aprendo del proceso cubano.
Lo cierto es que se me quedó cara de joven católico reconvertido en comecuras ateo (aunque no he salido de ahí). El régimen cubano acertó en su análisis, aunque su relación con la Iglesia plantee otras contradicciones como hemos visto en el proceso de debate de la nueva Constitución.
Ya hacía tiempo que conocía el análisis de Marvin Harris en “La cultura norteamericana contemporánea” (1). En este libro, el antropólogo plantea, entre otras muchas cuestiones, el surgimiento y reforzamiento de los que en los 80,s se conoció como “mayoría moral”, un proceso evangélico que reaccionaba contra los cambios de los años 60.s y 70,s y que llevó a Ronald Reagan a la Presidencia. Una pretendida mayoría que comenzó en este momento, se reforzó con el momento del “Tea Party” y llega hasta Trump.
Hoy, las diferentes iglesias evangélicas son el ejército dispuesto a dar un golpe de Estado, como hemos visto estos días en Brasil. En otros momentos fueron otros religiosos, otros actores, pero ahora es así.
Tantos pastores gritando contra el Satán del comunismo, tantas iglesias mandando a sus huestes a conquistar el poder, es el trabajo de décadas de utilizar y manipular las necesidades de los más necesitados. El problema de su pobreza no es el capitalismo, sino el diablo rojo.
La derecha autoritaria se basa en el irracionalismo y en la información sectaria, la que te dice que sólo es válido lo que yo te transmito, que lo demás es obra del diablo.
El irracionalismo, la reacción contra la modernidad y el método científico, históricamente tiene dos elementos en qué apoyarse. Por un lado, el irracionalismo fascista y nazi, la violencia frente a la razón, la actuación sin pensamiento, a la orden del líder. Por otro lado, el irracionalismo religioso. Debemos pensar que ya hay zonas en EE.UU. donde no se puede enseñar la teoría de la evolución de Darwin, sino el creacionismo cristiano, por poner sólo un ejemplo.
Tenemos que atender a las décadas de adoctrinamiento en Latino América, donde el evangelismo era algo extraño, y cómo ha crecido desplazando a la Teología de la Liberación. En los movimientos mesiánicos bien financiados para fidelizar a la población pobre. En los poderes favoreciendo a estas iglesias, no sólo en Brasil, sino también en Nicaragua.
Cabría preguntarse cómo estamos en España en este sentido. Podemos asomarnos a las encuestas del CIS. Teniendo en cuenta las limitaciones de estos instrumentos, miremos las tendencias. En el Barómetro de diciembre del 22, nos encontramos:
- Responden que son católicos practicantes el 18,7%. Quienes llevamos mucho conociendo este país, nos sorprendemos porque venimos de una realidad de absoluta mayoría de católicos practicantes.
- Católicos no practicantes, un 37,7%. Producto de una cultura católica que no se pierde, pero no se vincula a la oficialidad de la Iglesia.
- Entre agnósticos/as, no creyentes, y ateos/as, suman un 39,3%.
- Otras religiones, entre las que supongo está la evangélica, un 2,8%.
Esta es una serie que se viene repitiendo hace tiempo y que señala un límite para la derecha autoritaria. El verdadero fondo sobre el que descansa la derecha es el franquismo sociológico. Pero éste es nacional-católico. ¿Existe una base religiosa en España para desarrollar una mayoritaria opción autoritaria? Con toda la prudencia del mundo, parece que no.
No podemos, siquiera, afirmar que el 18% de católicos practicantes son nacional-católicos. Siempre hacemos referencias a nuestra histórica militancia junto a la HOAC, las JOC, Cristianos de Base o Cristianos por el Socialismo. Pero en el desahucio de Queipo de Llano hemos visto algo que las sevillanas y sevillanos conocemos bien: muchas hermanas y hermanos de la Macarena pedían la retirada de estos restos para que no ensuciaran a su estimada Hermandad.
Es un límite objetivo para la derecha y su “batalla cultural”. Aunque no debemos dejar de observar el desarrollo de movimientos ultra-católicos. El más peligroso, El Yunque, vinculado a personas de Hazteoir.org. Pero también los del OPUS, los Kikos o los Focolares, que atraviesan el conjunto de la derecha.
(1). Harris, Marvin. “La cultura norteamericana contemporánea. Una visión antropológica”. Alianza Editorial, Madrid, 1990.
(*) Militante del PCE