Recién cumplidos 20 años de su fallecimiento, hoy parece oportuno recordar esta pequeña joya musical, que supuso el tercer álbum de estudio de Joe Strummer & The Mescaleros, banda de la que se rodeó el otrora componente de los míticos Clash.
Así, tras Rock Art and the X-Ray Style (1999) y Global a Go-Go (2001), en Streetcore, que tuvo que terminar de producirse ya tras la desaparición de su líder, se condensan todas las inquietudes musicales y personales de su trayectoria vital, para la que esta obra supuso un más que digno epitafio.
Tras un grandioso comienzo con Coma girl, que llegó a ser versionada por el mismo Bruce Springsteen, merecen destacarse el reggae-dub de Get down Moses, el country de Long shadow, o el melancólico experimento psicodélico de Ramshackle parade.
La segunda parte no pierde el pulso y comienza conel maravilloso homenaje a Bob Marley con Redemption song y finaliza asimismo con la versión del Before I grow too old de Fats Domino.
Rock, funk o folk son otros de los estilos que atraviesan este disco, en ocasiones con fusiones imposibles. En definitiva, composiciones que en conjunto constituyen un rico y ecléctico mosaico musical donde el interés por el mestizaje, la fusión y las diferentes músicas del mundo toma forma; como podemos leer en la contraportada: “Esta es una destilación a través de la bobina en espiral de la mente condensando Streetcore”. Una oportuna definición que cobrará todo su sentido tras una primera escucha.
Si todas las épocas han tenido sus referentes artísticos y éticos, hoy podemos afirmar que John Mellor fue uno de los más importantes de aquella que le tocó vivir, y cuya influencia llega hasta nuestros días; y que además demostró cómo, en ocasiones, una simple guitarra y unos sencillos estribillos de poesía social, consiguen hacernos reflexionar sobre las grandes cuestiones de manera más directa y efectiva que el más sesudo de los analistas políticos.
Cantante, compositor, guitarrista y activista enamorado de la cultura española y de García Lorca, de Granada y del Cabo de Gata, donde periódicamente se escondía de una fama que nunca le gustó demasiado, y que sobre todo ponía el corazón en todo lo que hacía. Ese corazón que le falló de manera repentina con solo 50 años de edad mientras terminaba de trabajar en este disco. Su última aparición pública fue apenas un mes antes de su muerte, donde, luchando hasta el final, actuó en beneficio de los bomberos de Londres junto a su antiguo compañero Mick Jones.
En definitiva, una obra más que recomendable de un artista irrepetible, de esos que se echan de menos en tiempos convulsos como los que vivimos. Y como ya no podremos escuchar sus opiniones siempre lúcidas sobre las cuestiones más espinosas, solo nos queda imaginarnos: “¿Y qué pensaría de esto Joe Strummer?”.