A principios de enero se publicaron los datos de empleo del 2022, con los que ya se puede hacer balance del impacto de la reforma laboral y todas las medidas sociales del gobierno en las condiciones de vida de la clase trabajadora. Y las cifras son históricas: el paro se ha reducido en 268.000 personas y se han creado 471.000 empleos.

Se han incrementado en 4,9 millones los contratos indefinidos hasta los 7 millones (2,3 millones más que en 2021), mientras la temporalidad caía en 9 millones de contratos hasta los 11,2 millones de contratos. Además, la juventud trabajadora ha sido la que principalmente ha mejorado su situación laboral, con tres de cada cuatro menores de 30 años con contrato indefinido (un 76%), cuando antes de la reforma no llegaban a uno de cada dos y situando el paro juvenil (menores de 25 años), por primera vez a finales del año pasado, por debajo de los 200.000.

Los fijos discontinuos potencian la contratación indefinida de personas trabajadoras en actividades intermitentes como el campo y el turismo.

Es de resaltar que estos impresionantes datos se dan pese a la guerra en Ucrania, las sanciones contra Rusia y sus consecuencias, pese a la mayor inflación en 40 años, pese a los efectos de la primera pandemia en un siglo. En este adverso contexto, España cerró el 2022 con un récord de empleo, con un total de 20,29 millones de trabajadores de alta en la Seguridad Social, la mayor cifra estadística de la historia. Y no es casualidad, tiene que ver con las políticas sociales y económicas implementadas por el gobierno progresista.

La demagogia de la derecha y la patronal para cuestionar los datos de empleo

Los buenos datos de empleo y contratación indefinida del 2022 avalan las políticas del gobierno progresista, frente al ruido, el catastrofismo y el «cuanto peor, mejor» que impulsa la patronal, la derecha reaccionaria y ultra a través de los medios. En estos momentos sería bueno preguntarse, ¿os acordáis de los viernes negros de Rajoy en la anterior crisis? ¿de cómo sus brutales cifras de paro y precariedad laboral azotaban a la clase obrera? ¿os imagináis cómo nos hubiera ido con el PP en el gobierno en estos años de crisis sucesivas (pandemia, inflación, falta de suministros, guerra y tensiones geopolíticas, etc.)?

Los mantras de la derecha reaccionaria, la patronal y sus medios se basan en acusar al Gobierno progresista de mentir y manipular los datos. El propio Feijóo, muy preocupado por cómo los éxitos del gobierno dejan en evidencia su furibunda campaña electoral basada en la oposición frontal y la demagogia. Acusó al gobierno de «trilerismo» o de «maquillar» los datos de empleo con el aumento de los contratos fijos discontinuos.

Es una falacia y una contradicción. Falacia porque los datos y la estadística se contabilizan igual desde hace 40 años. ¿Valen para los anteriores gobiernos del bipartidismo y no para el actual? Y contradicción porque los datos son facilitados por las comunidades autónomas (también en las que gobierna el PP). Es curioso que allá donde gobierna la derecha los mismos datos estadísticos son buenos, mientras que están «maquillados» cuando se trata  del Gobierno Central. Es curioso que hasta el propio Feijóo se ponía la medalla usando estos mismos datos de empleo cuando gobernaba en Galicia.

Estabilidad a trabajadores temporales

La derecha basa su campaña de deslegitimación de los datos en afirmar que se está utilizando la figura de los fijos discontinuos para ocultar el paro y las contrataciones temporales. La modalidad del fijo discontinuo ha sido modificada en la reforma laboral para potenciar la contratación indefinida de personas trabajadoras que realizan actividades intermitentes porque no tienen trabajo durante todo el año. Normalmente están ligados a sectores de trabajo estacional, como el campo, el turismo, etc. Una modalidad que ha servido al Gobierno para dar estabilidad a trabajadores temporales.

Es una mentira de la derecha reaccionaria afirmar que se ocultan datos, ya que la EPA realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) utiliza la misma fórmula desde 1985. En el caso de este tipo de contrato se contabiliza igual desde su entrada en vigor (1996). Cuando los trabajadores fijos discontinuos tienen sus contratos activos aparecen en las estadísticas de afiliación de la Seguridad Social como “ocupados”. Si no están en activo, los fijos discontinuos no aparecen como trabajadores “ocupados”. Para el SEPE, los fijos discontinuos están suspendidos a la espera del “llamamiento” (para reincorporarse a su empleo), computan como demandantes de empleo ocupados, e incluso, pueden cobrar su prestación por desempleo.

España cerró 2022 con un récord de empleo: 20,29 millones de trabajadores de alta en la Seguridad Social, la mayor cifra estadística de la historia

Es cierto que durante el 2022 se ha disparado la utilización de los contratos fijos discontinuos, sobre todo a raíz de la aprobación de la reforma laboral, pero su peso en la contratación en general sigue siendo ínfimo, ya que sólo un 5,27% de los afiliados a la Seguridad Social tienen esta modalidad contractual.

La importancia de la movilización social, las políticas públicas y de izquierdas

La derecha sabe que está perdiendo el pulso en la calle, con las huelgas y movilizaciones obreras convocadas por los sindicatos, o en defensa de la sanidad y los servicios públicos, etc. También son conscientes que los datos muestran los éxitos del gobierno, rompiendo su mantra de que la izquierda no sabe de economía ni gobernar, por eso tratan de ocultar los datos poniendo otras cuestiones políticas por delante para desviar la atención como una inmensa cortina de humo. Para ello, siguen recurriendo a un poder judicial caducado e instrumentalizado por la derecha. Su objetivo está claro: No quieren que el pueblo vea que se puede gobernar de otra manera. Mientras más exitosas y mejores sean las políticas de izquierdas para la mayoría social, más histéricas serán sus bravatas. Gritan mucho para que no se hable de lo que no les interesa.

Las políticas públicas pueden servir para mejorar las condiciones de vida de las familias trabajadoras. Evidentemente que no acaban con las tremendas injusticias que nos impone el mercado capitalista, pero un gobierno más comprometido con los sectores desfavorecidos de la sociedad y con la clase obrera, fundamentalmente debido a la presencia de las izquierdas y comunistas en su seno, puede facilitar las cosas para salir adelante y no dejar a nadie atrás. Es por eso que los datos avalan la reforma laboral y las medidas impulsadas por el Ministerio de Trabajo encabezado por Yolanda Díaz Pérez, los escudos sociales, incrementos de las pensiones, de otros subsidios y prestaciones, del SMI, los incrementos progresivos en la fiscalidad para que pague más quien más tiene o la excepción ibérica que está atenuando la subida de los precios de la energía, situando a España como una referencia internacional en políticas sociales que debemos valorar y defender.

Hay que avanzar más, frente a la brecha de género y contra la precariedad

Los buenos datos de ocupación muestran que todavía queda mucho camino por recorrer para mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora. Frente al paro y la temporalidad (que se ha reducido del un 30% a un 17%), pero también, a la persistente brecha de género que se ceba en las mujeres trabajadoras y que se manifiesta con los datos del desempleo femenino de 2022, con medio millón más de mujeres en paro que hombres (1,69 millones de mujeres de los 2,8 millones de parados). El descenso del desempleo beneficia a ambos sexos, pero los hombres acceden antes a un empleo (10,5%) que las mujeres (7,3%).

Hay que persistir en las políticas a favor de las mayorías trabajadoras, también frente a la patronal, que se opone a la reforma e incremento de las pensiones, a acordar la subida del SMI más allá del 60% del salario medio y teniendo en cuenta la inflación (como defiende Trabajo y los sindicatos), que sigue bloqueando los convenios para no incrementar los salarios y mejorar las condiciones laborales de la clase trabajadora. Solo con la movilización y las huelgas obreras, la firme determinación de los sindicatos de clase, se está torciendo el brazo a los patronos en muchos sectores y empresas. Sólo con políticas de izquierdas sin complejos, para hacer frente a las derechas reaccionarias y ultras, en este año 2023 en que nos jugamos mucho.

(*) Área de Movimiento Obrero del PCE