Cuando conmemoramos el aniversario de la entrada de las tropas de la Federación Rusa en Ucrania, en un acto contrario al derecho internacional que activaba el conflicto que se libraba en aquella región desde 2014, la perspectiva actual es terriblemente peligrosa porque cada vez es mas evidente que ninguna de las partes que intervienen directa o indirectamente en el conflicto están en condiciones de ganar militarmente la Guerra, pero ninguna está dispuesta a permitir una salida que se pueda interpretar como una derrota

En este año se han agravado todas las crisis económicas, energéticas, y productivas que estaban abiertas en Europa. La cuestion es que ahora el Capitalismo, en su fase imperialista, no solo ha encontrado una forma de teledirigir todas sus responsabilidades hacia Rusia, sino que además desarrolla una de las mayores campañas mediáticas para tratar de recuperar una iniciativa política, económica y militar que en la directiva de seguridad nacional que Biden aprobó nada más llegar a la Casa Blanca reconocían habían perdido, y avanzar hacia una situación de Guerra Fría que les permitiese reagrupar fuerzas y preparar una confrontación entre bloques, en la que espera nuevamente salir victoriosos como ocurrió con la URRS en el Siglo XX.

Sólo cuando el imperialismo logre sus objetivos, de desgaste de Rusia y de desconexión de Occidente con China, mandará al gobierno ucraniano buscar una salida negociada

Una acentuación de la confrontación con Rusia les está permitiendo justificar la desconexión entre Europa y Asia, y anular la posibilidad de que muchos Estados, algunos incluso de la UE, consolidasen unas relaciones económicas y comerciales al margen de los EE.UU., y en segundo lugar situaría a la UE en unas condiciones todavía más dependientes de los EE.UU. de las que ya existían.

Estas maniobras tenemos que reconocer que ha conseguido un importe éxito en Europa donde ha avanzado el apoyo social a la OTAN e incluso en algunos ámbitos de la izquierda se han mostrado dudas sobre el seguir defendiendo sin matices la disolución de la OTAN, pero también hay que señalar que -a pesar de que los medios de comunicación lo oculten- esta ofensiva imperialista no ha conseguido sus objetivos en el resto del Mundo. Gran parte de África, Asia y América Latina se han negado a romper unas relaciones con Rusia o China, por el contrario algunos Estados aliados de los propios EE.UU. se están aprovechando de la situación revendiendo el Petróleo y otras materias primas que Rusia les vende.

El Imperialismo necesita pueblos y territorios a los que dominar explotando sus recursos y riquezas naturales en beneficio propio. Esta situación está llevando al imperialismo a un comportamiento más agresivo y violento en su necesidad de “conquistar” o “recuperar” territorios y pueblos que se niegan a someterse a sus intereses.

No hay solución militar, sólo negociar

En nuestra defensa de la paz tenemos que ser capaces de explicar a los pueblos que confían el final de la Guerra a una victoria militar de cualquiera de los dos bandos combatientes (OTAN/Federación Rusa) que eso, además de ser prácticamente imposible, es una gran trampa que pone en peligro el futuro de la vida en el planeta. Por eso, la solución pasa por defender la vía de la negociación como han planteado diversos gobiernos, el más reciente el de la Republica Popular de China.

Hace falta una negociación, basada en la seguridad colectiva global, la desmilitarización y el desarme nuclear.

No olvidemos que la prolongación indefinida del conflicto, además del citado riesgo de conflicto nuclear, está provocando todo tipo de problemas de tipo humanitario, económico y social que están pagando las capas más desprotegidas de la sociedad, fundamentalmente menores y mujeres que son víctimas de violencias de todo tipo. Solamente el pensamiento militarista y las grandes multinacionales de la fabricación de armas están saliendo beneficiadas de la prolongación del conflicto.

La gran cuestión que hay que tratar de incluir en la agenda política es que nos expliquen por qué se niegan a discutir seriamente el Plan de Paz que ha presentado China denunciando, como se ha vuelto a ver, la supeditación del Gobierno de Ucrania a los intereses de los EE.UU. y sus aliados de la OTAN, porque cuando el presidente Zelenski declaró que el plan chino tenía elementos interesantes, en la medida que incluye el derecho de todos los Estados en conflicto a su integridad territorial, y Rusia también se mostró interesada en discutir sobre este Plan en la medida que plantea el derecho a que se garantice la Seguridad Nacional de Rusia, puesta en peligro por la expansión de la OTAN hasta sus fronteras, los portavoces de EE.UU., la UE, y la propia OTAN salieron en tromba para descalificar la iniciativa, momento en el que Zelenski giró, volviendo a un lenguaje belicista que solo ve la solución militar al conflicto. Demostraron que solamente cuando el imperialismo considere conseguidos sus objetivos, de desgaste de Rusia y de desconexión de Occidente con China, mandará al gobierno ucraniano buscar una salida negociada de la Guerra.

El momento de los Países No Alineados y de la ONU

La cuestión es que, quienes defendemos la salida negociada de la Guerra, tenemos que ser conscientes de que es muy difícil que ésta se produzca por iniciativa unilateral de algunas de las partes implicadas directa o indirectamente en el conflicto. Por eso cada vez es más importante que al imperialismo no le salgan las fuerzas, porque al margen de éxitos mediáticos en las votaciones de las Naciones Unidas, la realidad es que en este momentos muy pocos países fuera de Europa están siguiendo las consignas de ruptura total de las relaciones comerciales y económicas con Rusia.

Una victoria militar es prácticamente imposible. La solución vendrá por la negociación; varios gobiernos, como el chino, ya la han planteado

En este momento la esperanza tiene que venir de una activación del Movimiento de Países No Alineados para que sean capaces de incluir en la Agenda Internacional un debate en torno a la Paz, dejando al margen las sanciones económicas y espirales belicistas. Hace falta una iniciativa que permita la recuperacion del sentido original de la Carta Fundacional de las Naciones Unidas, para que asuman la necesidad de dar un giro a la actual situación y pasen a ser parte activa en la solución, impulsando la celebración de una conferencia internacional, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, que plantee el inicio inmediato de las negociaciones, sin esperar ni siquiera a conseguir un alto el fuego, tal y como ocurrió por ejemplo en la Guerra de Vietnam.

La negociación que tiene que tener como referencia el desarrollo de un nuevo orden internacional, basado en los principios de la seguridad colectiva en el mundo, que deje obsoletas las alianzas militares como la OTAN. Una negociación que abra la puerta a la reanudación de las negociaciones multilaterales e internacionales de desarme, especialmente en el ámbito nuclear, incluida la reactivación del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), la prohibición de armas nucleares de alcance intermedio en el continente europeo, y la firma por la UE del Tratado de Interdicción de Armas Nucleares de la ONU.

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