La situación de bloqueo en la que se encuentra la Guerra de Ucrania, cuando parece que ninguna las partes en contienda están en condiciones de ganar militarmente el conflicto bélico, pero están dispuestos a perderlo y, además, a utilizar su potente capacidad militar, armamento nuclear incluido. Todo ello nos sitúa ante un escenario belicista que, de no detenerse, puede traer dramáticas consecuencias para el conjunto de la humanidad.

Pero no nos engañemos, esta guerra no es el único conflicto armado que hay actualmente en el mundo, aunque sea la que más consecuencias negativas está acarreando para los países europeos. Etiopía, Yemen, Sahara Occidental, Siria, Mali, Níger, Burkina Faso, Somalia, Congo, Mozambique, Palestina, Irak o Afganistán son otros puntos del planeta en los que se desarrollan conflictos bélicos.

Las guerras son una forma violenta de resolución de conflictos internacionales en las que siempre es el pueblo el que paga las consecuencias. En ellas se acentúa la represión, provocando crisis migratorias y violaciones de derechos humanos en el seno de una comunidad internacional incapaz de frenarlas. Especialmente graves son las consecuencias que tienen estos conflictos para las mujeres jóvenes, que son quienes más directamente sufren las derivaciones de las guerras con violaciones, secuestros para fines de explotación sexual, esclavitud, etc.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, es una prioridad parar la escalada bélica y proteger a la población civil de todos los pueblos implicados, así como organizar la contestación a la guerra a la vez que construimos una agenda social y política que conduzca a otro modelo de seguridad, basado en la resolución de los conflictos desde la negociación y el respeto a la soberanía de los pueblos en el marco de la legalidad internacional. Solo así se garantizará un futuro de paz y progreso para la humanidad.

Por ello, es necesario reactivar el movimiento por la paz, denunciar la agresividad de la OTAN y su intención de expansión permanentemente por el este, exigir que Europa debe optar por soluciones diplomáticas negociadas y por el pleno desarme tanto en el continente como en el planeta.

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