El cuerpo del estudiante de gastronomía Rosalino Flores Valverde no resistió más. Su vida se apagó este martes 21 de marzo después de dos meses en cuidados intensivos con 36 perdigones de la Policía en el interior de su cuerpo, que afectaron los intestinos, el riñón y el pulmón. Se convirtió en el civil número 49 asesinado por la represión durante las protestas sociales.

Los protocolos de la Policía recomiendan que los perdigones de goma no sean disparados a una distancia menor a los 35 metros de distancia. Un solo cartucho puede tener hasta 25 perdigones de goma en su interior. Por ello, un solo disparo puede herir a distintas personas y provocar orificios en el cuerpo, si no se respeta la distancia reglamentaria.

El joven permanecía en el hospital Arzobispo Loayza, donde sólo habían logrado extraer 9 de los proyectiles alojados en su cuerpo.

Este es el momento de su agresión por un agente de policía que le disparó a cortísima distancia el 11 de enero: