Hace 12 años, el 24 de marzo de 2011 iniciamos el programa “Suenan timbres”, en Radiopolis, radio comunitaria de Sevilla. La idea de tener un programa de radio era una obsesión, recién llegados de Colombia. Sentíamos la necesidad de contar lo que allí estaba pasando, hablar de esa guerra interminable y de las muertes de cada día. Palabriar el dolor y la nostalgia. El nombre del programa era un homenaje a Luis Vidales, poeta vanguardista y militante que en 1926 escribiera el poemario “Suenan timbres”, que recorría las luchas sindicales, estudiantiles y campesinas de aquella época.

En los primeros programas hablábamos solo de Colombia y de sus tragedias, poniendo música y leyendo uno que otro poema. Posteriormente empezamos a hablar de América latina, un poco más tarde de Palestina y del Sahara. Al pasar el tiempo, conociendo mejor el entorno, se introdujo el tema de la inmigración. Luego, con un poquito de confianza en el cuerpo, empezamos a hablar de la política española y europea. Pero no solo hablábamos de las tragedias, también de las resistencias y las esperanzas. En 2014 Suenan timbres empezó a hacer parte de la programación de una de las redes radiofónicas más importantes de España, la Asociación de Emisoras Municipales y Ciudadanas de Andalucía.

Radiopolis había nacido en el 2006 como un proyecto de radio comunitaria aprobado por los vecinos y vecinas en asambleas en los barrios. Fue el proyecto más votado en el marco de los “Presupuestos Participativos”, que impulsó Izquierda Unida cuando cogobernaba con el PSOE en el Ayuntamiento, quien subvencionaba el funcionamiento de la radio, instalada en una torre de cierta nobleza histórica, la antigua Torre del Cambio de las Agujas del tren.

En el año 2011 el Partido Popular ganó las elecciones municipales y suspende la subvención a Radiopolis e inicia tramites para expulsarla de La Torre, propiedad del ayuntamiento. Vino una gran batalla política, ideológica y cultural con la consigna de “Radiopolis se queda”.

Y Radiopolis se quedó. Empezó una nueva etapa de supervivencia autogestionada, que significó un interesante proceso de organización por parte de los colectivos y personas de la radio. Asambleas, debates, iniciativas, tareas. Vida comunitaria. Habíamos logrado ganar una batalla, teníamos que aprender a sobrevivir en autogestión. Mucho se avanzó. Después estallaría la burbuja, llegó la gran crisis y muchos programas sucumbieron. Radiopolis, como la vieja Torre de la Aguja siguió de pie. Otros programas han caído en medio de la crisis pandémica. Radiopolis sigue. Suenan timbres también.

Hoy no solo hablamos de tragedias, contamos y analizando los aconteceres de unos pueblos que se levantaron en estallidos sociales contra la exclusión y el olvido y están construyendo alternativas transformadoras en medio de duras batallas políticas e ideológicas.

Suenan timbres es un pequeñito esfuerzo para la necesaria batalla de ideas.