Hubo un tiempo, no muy lejano donde el papel de la mujer en el cine se reducía a ser un ornamento, un complemento para amplificar el atractivo y la masculinidad de los protagonistas hombres.
Afortunadamente, lejos quedan de expresarse públicamente ya opiniones como la del director Francois Truffaut cuando afirmaba que “El cine es el arte de la mujer, o sea, de la actriz. El cometido del director consiste en conseguir que las mujeres hagan cosas hermosas. Es mi opinión: los grandes momentos del cine se dan cuando hay coincidencia entre las dotes de un director y las de una actriz dirigida por él.”
El cine está lleno de mujeres, que ya no son solo actrices; también son directoras, guionistas, compositoras de bandas sonoras, productoras y un largo etcétera y que, por mérito propio, están ocupando ya buena parte de las nominaciones en categorías a premios cinematográficos como mejor dirección, mejor película o mejor guion. Muestra de esto fueron los Goya 2023; si bien es cierto que, a la hora de votar, (tampoco nos engañemos), sigue pesando esa llamada casi “tribal” de apoyo entre hombres. Esto también acabará desapareciendo en la bruma del machirulismo caduco que aún a veces aparece en estos actos; es sólo cuestión de tiempo y, sobre todo, de progreso.
Mientras tanto, estos últimos tiempos cada vez hay más oferta en cartelera y festivales de cine dirigido y escrito por mujeres que trata de mujeres reales; heroínas sin capa, que en esta época o en pretéritas han sufrido por su condición de madres, mujeres, por osar intentar ocupar el lugar que merecemos y que, de un modo u otro, nunca hemos podido de dejar de reivindicar, para no perder los avances conseguidos.
Como afirmó un día Kathryn Bigelow, afamada directora, guionista y productora y (a la sazón) primera directora en ganar un Óscar a la mejor dirección: «Si existe una resistencia específica a que las mujeres hagan cine, elijo ignorar ese obstáculo por dos motivos: no puedo cambiar mi género y me niego a dejar de hacer cine.» Gracias a todas las Bigelows que no se han resignado hemos podido disfrutar de las siguientes películas, auténticas obras de arte:
ELLAS HABLAN (2022)
Actualmente en cartelera, esta película dirigida y escrita por Sarah Polley, compite en los Oscar que se celebrarán en la madrugada del próximo 13 de marzo en las categorías de mejor película y mejor guion adaptado. Se trata de una adaptación de la novela de Miriam Toews del mismo nombre, escritora y actriz canadiense de ascendencia menonita.
El filme trata de un grupo de ocho mujeres pertenecientes a una comunidad menonita, que tras años de ser violadas por hombres de su mismo grupo, descubren que no era el diablo (como les hacían creer) quien les dejaba golpes, marcas y en ocasiones, engendraba incluso a hijos no deseados. Eran sus propios compañeros, que usando anestésicos para ganado abusaban desde niñas de cuatro años hasta de ancianas.
Tras ser sorprendido uno de estos hombres violando a una niña, una de las mujeres avisa a la policía que se lleva a algunos hombres y (en solidaridad) todos los demás se van del poblado dejando a las mujeres solas para que recapaciten y les perdonen. Para ello tienen dos días. Mientras tanto todos los maridos, padres, en lugar experimentar un sano odio a sus compañeros, venden ganado para conseguir el dinero para la fianza de los arrestados.
Ocho de las mujeres que han sido violadas, desde niñas hasta ancianas, deciden reunirse y decidir si marchar o quedarse. Desprovistas como están de su derecho a la educación, ya que sólo los hombres la reciben en su comunidad, tienen la ayuda del profesor de los niños que escribirá las ideas que surjan durante el debate.
Este filme es una bofetada en la cara de cada espectador, que de manera muy inteligente rehúye recrear los momentos de violación para no revictimizar a las mujeres, y lo más impactante es que está basada en hechos reales. En 2009 se supo que, en una comunidad religiosa de Bolivia, más de 100 mujeres de todas las edades habían sido violadas por hombres de su propia comunidad. Tal como en la película, usaban potentes somníferos para abusar de sus víctimas.
Rodada casi en su totalidad en un granero, durante dos días las mujeres intentan ponerse de acuerdo sobre si lo mejor es quedarse y luchar o marcharse y empezar una nueva vida. El resultado es una obra que perfectamente podría ser una adaptación teatral, pero en ningún momento tediosa. El metraje es un drama austero en forma de diálogos desgarradores que son un absoluto canto a la sororidad. Durante el desarrollo de la acción somos testigos de una revolución a pequeña escala, donde el grupo de mujeres (siempre contenidas por el miedo a no acceder al reino de los cielos si no viven en un eterno papel de esclavas de los hombres) llegan a una conclusión que las transforma para siempre; y es que no merece la pena vivir en un infierno para poder vivir en el paraíso una vez muertas. Es su deber buscar algo por lo que vivir también en esta vida.
Especial reconocimiento al trabajo de Claire Foy, Rooney Mara y Jessie Buckley cuya interpretación refuerza el carácter honesto y apasionado de la película. Sin duda su visionado es una experiencia cinematográfica única.
OTRAS DIRECTORAS QUE YA TRANSITARON ESTE CAMINO
En el 2021 el Oscar a la mejor dirección fue para la directora de ascendencia asiática Chloé Zhao por su película Nomadland (2020).
Se trata de una adaptación de la novela: Nomadland: sobreviviendo en la América del siglo XXI, que narraba la vida de Fern, una mujer interpretada magistralmente por Frances McDormand, sin duda una de las grandes actrices de nuestro tiempo. Un drama con forma de road movie, y con una denuncia política que no se subraya en demasía a sí misma, nos muestra la vida de una mujer de mediana edad que ante la crisis económica se ve expulsada de la sociedad y obligada a vivir en una caravana. Un bien trazado retrato de la precariedad estadounidense; esa misma que Hollywood siempre evita, por incómoda y por descarnadamente real. Es la vez visualmente de una belleza deslumbrante y capta la resiliencia del ser humano por encima de las circunstancias.
EMERALD FENNELL TAMBIÉN DIO UNA LECCIÓN DE SORORIDAD QUE ACAPARÓ PREMIOS
En la misma edición de los Oscar, la del 2021 hubo ora mujer nominada a la mejor dirección con una película inolvidable por muchos motivos. Una joven prometedora (2020) fue su ópera prima y, sin duda, una de las mejores películas del año.
Cambiando el tono desde la comedia romántica hacia un brutal alegato feminista contra la violación, te pilla de sorpresa la identificación con la protagonista, que va tejiendo una venganza inteligente hacia quienes propiciaron la muerte de su mejor amiga. Duele y atemoriza darse cuenta de cuán reconocibles son esos comentarios machistas de las “manadas” hacia esas mujeres que “lo van buscando”, esa pasividad y ese encubrimiento entre los hombres ante estas situaciones. El aliado lo es hasta que tocas a sus amigos. El feminismo está bien mientras se quede en algo abstracto. Cuando tocan a los míos, nos tocan a todos. Not all men…
“La pesadilla de todo hombre es ser acusado de ‘esto”, declara uno de los personajes masculinos. “¿Adivinas cuál es la pesadilla de toda mujer?”, contesta la protagonista.
Si algo diferencia al cine hecho por mujeres sobre mujeres es sin duda lo que no se oye, lo que no se escribe. Los silencios incómodos, los gestos sutiles apenas visibles; esos, que seguramente las mujeres captamos unas de otras porque todas hemos estado en lugares comunes que nos habría gustado no tener que visitar. Eso que no se ve en las películas de Wonder Woman o de la Capitana Marvel, sino en las películas que nos hablan de mujeres verdaderamente fuertes.