Mientras en el globo se suceden los cambios como avalanchas de primavera, en el “jardín europeo” seguimos discutiendo si capar a los perros o esterilizarlos, por lo menos en el bancal español. Sin mirar a nuestro daño, corremos el riesgo de quedarnos fuera, de lado o incluso en el lado oscuro del mundo futuro.
—Europa tiene que abandonar la idea de que los problemas de Europa son los problemas del mundo. Los problemas del mundo no son los problemas de Europa —decía en junio de 2022 S. Jaishanrar, ministro de asuntos exteriores de India.
Hace un par de meses en Namibia, el embajador alemán le dijo al presidente Hage Gaeingob algo así como:
—Parece que se ve mucho chino en Namibia.
A lo que el presidente contestó algo parecido a:
— Pues no sé cuantos chinos hay, pero ninguno ha venido a decirme si sois muchos o pocos los alemanes que vivís en mi país.
Se puede considerar la respuesta de Hage Gaeingob tosca, sobre todo si no se tienen en cuenta la responsabilidad alemana en el genocidio de Namibia a principios del siglo pasado.
—Nos saqueaban… — se quejaba acerca de las empresas española en febrero de 2002 AMLO, presidente de México. Los expresidentes inmediatos Enrique Peña y Felipe Calderón viven en España, este último ha sido consejero de Iberdrola.
Se ha puesto en marcha un nuevo proceso de descolonización. El primero tuvo lugar después de la II Guerra Mundial. Gracias a la debilidad de las metrópolis y al apoyo de la URSS y China, muchos países obtuvieron una independencia de jure. Hoy aspiran a una independencia de facto.
Las causas de este proceso se repiten: la debilidad económica de las metrópolis y la apuesta de China, Rusia y otras potencias emergentes por un orden mundial alternativo al imperialismo.
La ventaja de las metrópolis radica en un sistema financiero que les permite endeudarse en su propia divisa y en caso de necesidad, abonar los vencimientos imprimiendo moneda. Para la periferia o colonias, la deuda en divisas se convierte en un cepo cuando la moneda nacional se devalúa. La consecuencia directa son la aplicación de planes de ajuste, especialidad del FMI, y la consecuencia permanente es un desequilibrio entre las inversiones del primer mundo y del resto del planeta. En España se tira el dinero en obras inútiles y en África escasean las infraestructuras básicas.
Para hacer frente a este desafío, quiero decir, adaptarse a la pérdida de control sobre otros países, la Unión Europea optó por adquirir una fábrica barata llamada Ucrania y reproducir el modelo de EE.UU en China, donde los diseños estadounidenses salen al mercado a coste casi cero gracias al sistema de patentes.
El tratado de Asociación entre la Unión Europea y Ucrania supone el marco jurídico de ese plan europeo, que hoy tiene menos futuro que la transición ecológica.
Los anglosajones, por su parte, han decidido enfrentar el reto desindustrializando Europa, separadola de sus fuentes de energía barata y de un mercado premium. Sí, los planes de EE.UU y la UE para Ucrania nunca han coincidido. Recordemos aquel “… and, you know, fuck the EU” de la Secretaria de Estado gringa a su embajador Geoffrey Pyatt cuando repartían cargos para los golpistas ucranianos en 2014.
Los Gringos se quitan de en medio al principal complejo tecnológico industrial capaz de hacerles sombra y pasan a controlar su espacio: un mercado con un atractivo potencial de privatizaciones en sanidad, educación y otros servicios públicos. Si queremos gas, al precio que diga nuestro principal suministrador, EE.UU, habrá que ir vendiéndoles hasta las paredes de nuestra casa.
Nunca les ha gustado a los imperios que les hagan sombra, se lo toman como una amenaza. El plan del gringo Morgenthau ya en 1944 pretendía reducir Alemania a un país agrícola para que no volviera a representar un peligro. Pero Stalin dijo:
—Hitler se va, Alemania se queda.
En 1982, la CIA hizo estallar el gaseoducto Urengoy-Cheliabinsk en Siberia mediante un virus troyano en el software que controlaba las plantas de bombeo. Que le vamos a hacer, Nikita Krushchev puso la Unión Soviética a exportar recursos naturales, descuidando el desarrollo tecnológico interno, así que el KGB se dedicaba a adquirir bajo mano tecnología sometida a sanciones, y se la colaron.
En 2022, el North Stream, que también llevaba gas para Alemania.
Rusia también se prepara para esta descolonización y se nota en sus calles: en noviembre del año pasado se inauguró un monumento a Fidel Castro en Moscú. El gesto simbólico de este año ha sido cambiar el aséptico nombre de la Universidad Rusa de Amistad con los Pueblos por el de Universidad Patricio Lumumba, el nombre que llevaba durante la URSS, para que se vea qué amistad y con qué pueblos.
Por algo será que cuando comenzó la guerra en Ucrania, unos 30.000 etiopes hicieron cola en la embajada rusa para alistarse en el ejército. El embajador los acogió con un cálido:
—¡Gracias, amigos! Pero nos apañamos solos.
(*) A Eloy Fontán le acaban de publicar la novela “GEN 2036, distopía en Piracés”
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