Se nos acumulan las noticias sobre nuestra vida socio política. Unas, como las que emanan del entorno de la Derecha, divulgan las meteduras de pata de sus líderes y la agresividad de pensamiento, palabra y voluntad para llevar cualquier posible debate a una pelea gritona de patio de vecindad mal avenida y poco educada. Tomen nota del líder del PP, experto en sacar conclusiones falsas. Otras noticias siguen recordándonos el universo “Calabuch” o “La escopeta nacional,” con profusión de personajes que avergüenzan no sólo por la baja catadura moral y subversión de cualquier código de buena conducta, sino por el atraso, el subdesarrollo sociopolítico que tales comportamientos ponen en evidencia.

Pero hay más. Estamos observando que el estado burgués ha perdido peso en la difusión de su cultura dominante y en la comunicación con las clases dominadas a favor de las grandes empresas privadas. El negocio cultural le resulta doblemente rentable a la burguesía porque junta beneficio comercial con propaganda de su opción política e ideológica. Esta guerra se desarrolla en variados escenarios donde las corporaciones intentan meter mano y conquistar espacios. Por ejemplo, nos llega reiteradamente la advertencia de que “la asociación Ateneo de Madrid está a punto de ser reconvertida en una entidad de modelo corporativo, un consorcio en la práctica, aunque quienes están impulsando este cambio –y cuentan con muy poderosos medios-, nieguen el término…no se quiere sustituir el Reglamento histórico del Ateneo por lo que permite, por cuanto posibilita. Que es mucho (no en vano lo idearon magníficos intelectos). No, no…; nada de eso: se quiere quitar el Reglamento histórico del Ateneo, precisamente por lo que no permite. Y es: que una gran asociación deje de ser muy democrática, participativa, e independiente. Que pase a ser el «coto exclusivo» de grandes corporaciones”.

Ahí tienen una apasionante descripción de todo el proceso y una propuesta para seguir resistiendo:

En estos últimos días nos avisan del posible desarrollo y disponibilidad de la inteligencia artificial. Es preocupante, por supuesto, en no pocos aspectos de la vida diaria particular y de la sociopolítica, pero también tiene su lado chistoso. Nos hablan de los peligros de esta nueva inteligencia artificial comercializada por grandes emporios y menos de la falta de inteligencia a secas, que el populacho no echa de menos porque la sustituye con la cazurrería y el entretenimiento. Y entre lo que nos falta de una y lo que nos va a salir por las orejas con la otra, el futuro resulta intranquilizador.