Cómo es sabido, una de las teorías del discurso del neoliberalismo, y también de la socialdemocracia, es la denominada del “derrame”, presentada con la siguiente analogía: La riqueza generada va llenando una copa, que pertenece a los ricos, a los empresarios; cuando esa riqueza se desborda de la copa, va cayendo por los laterales, y así, va llegando a el resto de la población. De tal manera que, cuanto mayor riqueza se produzca, indefectiblemente terminará llegando a los sectores más humildes en virtud de esa teoría del liquido derramado por el desborde de la copa. De este modo, que los ricos estén aumentando sus beneficios, solo es la señal de que pronto los pobres verán mejorado su nivel de vida.

Basta observar las desigualdades en muchos países empobrecidos para concluir la falsedad de esta teoría, sin embargo, no hace falta irse tan lejos. Las Islas Canarias nos ofrecen unos datos curiosos.

Allí reciben cada año 15 millones de turistas, lideran la facturación del turismo en España con entre 15.000 y 17.000 millones de euros, y se sitúan como la octava economía del país.

Mientras tanto, la encuesta de condiciones de vida publicada por el INE muestra que el 36,2% de la población está en riesgo de pobreza o exclusión social. Esa cifra supera en 10 puntos el promedio nacional y es la segunda peor autonomía española.

La renta neta media por persona registrada en Canarias fue en 2021 de solo 10.716 euros frente a los más de 13.000 de la media nacional y muy alejada de los 16.500 euros del País Vasco, un territorio similar en población, pero con grandes diferencias.

La gran dedicación de las islas al sector servicios y la baja cualificación de sus empleos explica bastante la situación.

Durante 2022, el salario medio en las islas fue de 1.573 euros/mes, el segundo menor del país (en el País Vasco fue de 2.103). La renta neta de los hogares en Canarias es de unos 27.500 euros frente a los casi 40.000 euros de los tops de Madrid y Navarra.

Y luego están los que no encuentran trabajo. La tasa de desempleo en las islas a finales de 2021 era de un 19% mientras que la de España en su conjunto es del 13,3%. Entre los parados, el 58% no percibe ninguna prestación y el 43% es de larga duración. El nivel formativo también es elocuente. El 51% de los parados solo tiene educación primaria y el 37% ha recibido educación secundaria.

El panorama es que el 58% de los canarios no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos; el 38% no puede ir de vacaciones; el 16% tiene retrasos en el pago de los gastos relacionados con la vivienda (hipoteca, alquiler, suministros); y el 12% no se puede permitir una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días.

El ejemplo canario es elocuente. Una comunidad donde llueve el dinero del turismo gracias a unas privilegiada climatología y el trabajo duro de miles de canarios, donde grandes cadenas hosteleras tienen fabulosas ganancias y que, en cambio, sus ciudadanos siguen en la precariedad y la pobreza. O sea, que el líquido que se derrama de la copa no llega a la gente.

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