Al fin, el juicio sobre la extradición de
Julian Assange concluyó el 4 de enero. Varios medios celebraron la resolución de la justicia británica que
rechazaba la extradición del periodista a Estados Unidos por su delicado estado de salud mental. Contábamos los detalles de este proceso en un
artículo publicado anteriormente en
Mundo Obrero.
Lamentablemente, ésta es una victoria muy modesta. La justicia británica rechazó todos los argumentos de la defensa de Assange, incluyendo la preocupación por obtener un juicio justo y la defensa de la libertad de expresión del periodista.
El caso está lejos de haber sido cerrado. Los representantes de Estados Unidos manifestaron inmediatamente su intención de apelar para conseguir la extradición de Assange. El periodista sigue siendo acusado de 18 delitos que suman un total de 175 años de cárcel. Además, Assange
deberá continuar en prisión después de que se le negase la libertad condicional por riesgo de fuga.
Varias organizaciones y medios consideran que la inestabilidad política en Estados Unidos y el cambio de presidente podrían llegar a ralentizar, calmar e incluso perdonar la persecución del periodista. Sin embargo, cabe recordar que a mediados de diciembre Joe Biden describió a Assange, en una entrevista con ABC News en Australia, como un “hi-tech terrorist” que ha llegado a dificultar los negocios de la potencia estadounidense con sus “aliados y amigos”.
Como sabemos, esto se da en un contexto en el que tanto buena parte de la opinión pública como de los expertos han defendido la liberación del periodista y la compensación por la dura arbitrariedad de su detención. En diciembre, un
investigador independiente de las Naciones Unidas denunciaba las penosas condiciones de vida a las que Assange se veía sometido.
Seguiremos de cerca el caso de Assange. Como advertíamos en nuestro anterior artículo, se trata, sobretodo, de un aviso a navegantes y de una demostración de fuerza por parte de la primera potencia militar y sus aliados contra quienes se oponen a sus actos criminales de depredación imperialista.