Poder evangélico: Cómo los grupos religiosos están copando la política en AméricaAriel GoldsteinMarea editorial
MUNDO OBRERO: Dices en tu libro que el poder evangélico “puede modelar el futuro de América Latina”. ¿Lo consideras imparable?
ARIEL GOLDSTEIN: El poder evangélico se encuentra asentado sobre dos pilares, el territorial y el mediático. Creo que las fuerzas progresistas deberían elaborar acuerdos con fuerzas de centro y derecha en defensa del Estado laico para limitar esos pilares. Limitando la cantidad de licencias de medios de comunicación que puedan tener las iglesias. También estableciendo disposiciones para mantener la separación entre el Estado y las iglesias, limitando su influencia en la política. Teniendo desde el Estado una sólida actuación en el territorio para evitar la expansión de esos grupos. Lamentablemente, en América Latina, con la debilidad de los Estados, es muy difícil restringir el poder territorial evangélico. Van a seguir creciendo desde lo territorial al aumentar las carencias y el sufrimiento de la gente con la crisis económica y social de la pandemia.
M.O.: ¿También imparables en Estados Unidos?
A.G.: Sostienen una fuerte alianza con el Partido Republicano desde la presidencia de Reagan. Es una alianza especialmente con los blancos evangélicos pero en la última elección presidencial se pudo ver también el peso del voto latino de apoyo a Trump desde las iglesias evangélicas. Como dijo Obama, “hay muchos hispanos evangélicos para los que el hecho de que Trump diga cosas racistas sobre los mexicanos o meta en jaulas a los trabajadores indocumentados detenidos es menos importante que su beligerancia contra el matrimonio homosexual y el aborto”.
M.O.: ¿Cómo puede repercutir sobre el poder evangélico la derrota de Bolsonaro en las recientes elecciones municipales de Brasil?
A.G.: Los evangélicos van a seguir creciendo y jugando fuerte en la política brasileña más allá de Bolsonaro. Tienen vínculos con políticos de derecha e izquierda. Tuvieron una relación pragmática con Lula y se aliaron con Bolsonaro. Pero también podrían estar con Joao Doria (PSDB), un posible candidato de centroderecha para las presidenciales de 2022. La ola derechista permanece en Brasil. En 2018 se inclinó por el extremismo de Bolsonaro pero en las recientes municipales, por el pésimo manejo de la pandemia, regresó hacia la política tradicional de la derecha más moderada. Doria puede capitalizarlo en 2022.